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Quisieron asesinar al cardenal Norberto Rivera, revelan informes preliminares

La primera teoría era que se trataba de un intento de robo, pero los estudios periciales han ido revelando que existen más indicios de un atentado

Escrito en NACIÓN el

Peritajes y los avances preliminares en la investigación en torno al tiroteo en la residencia del cardenal Norberto Rivera arrojaron ya una hipótesis sólida: el objetivo era presuntamente ultimarlo.

De acuerdo con informes de la Procuraduría capitalina (PGJ-CDMX) y la Secretaría de Seguridad Pública, el móvil fue una agresión directa contra el religioso.

La mecánica de hechos, realizada por la PGJ, reforzada con las videograbaciones de la casa, indica que los tres sospechosos abrieron fuego apenas les abrieron la puerta, bajo el pretexto de que uno de ellos entregaría un paquete personalmente al cardenal Rivera.

El escolta José Javier Hernández Nava, de la Policía Bancaria e Industrial, fue quien abrió la puerta y recibió un disparo en el lado derecho del rostro y otro más por la espalda, indica la indagatoria CI-FAO/AO-3/UI-1C/D/5643/10-2018.

Las grabaciones confirman que no hubo intento de amagar a los dos guardaespaldas que se encontraban en la cochera y los agresores no llevaban consigo maletas para guardar posibles objetos de valor.

La primera teoría era que se trataba de un intento de robo, pero los estudios periciales han ido revelando que existen más indicios de un atentado.

Este miércoles, el Ministerio Público esperaba la declaración del cardenal, ya sea por escrito o personal, con el propósito de averiguar por qué podría haber sido un objetivo.

Dicha postura se robusteció también por el hecho de que el modo de operar de ladrones a casa habitación generalmente evita a toda costa enfrentamientos con víctimas o policías.

Ello debido a que un robo con violencia y tentativa de homicidio amerita prisión preventiva y el hurto sin violencia no.

“Cabe señalar que hace ocho años sucedió un evento similar con un paquete. Línea de investigación y posible móvil: agresión directa”, se lee en un informe de la SSP.

Otra clave de esta hipótesis, según las pesquisas, son las llamadas telefónicas que hicieron los probables responsables, particularmente la del sospechoso que llevaba un sobre con etiquetas de DHL y que no contenía nada sino hojas en blanco y el nombre del cardenal, a quien habrían querido entregar el sobre personalmente.

La llamada está siendo analizada por medio de las antenas de una compañía de telefonía, con el objetivo de obtener los números que participaron en la comunicación y luego rastrearlos.

Al parecer se realizaron al menos dos llamadas en los instantes previos al tiroteo y otra más minutos antes; se cree que también hubo fuga de información del círculo cercano a Rivera, con el fin de que los delincuentes supieran horarios, movimientos y el número de guardaespaldas con los que contaba.

El testigo principal del caso es el primer oficial y escolta del cardenal, Jesús Luciano, quien aporto información importante sobre los rasgos fisonómicos de los atacantes.

Además, reconoció a un hombre de 33 años hospitalizado en Naucalpan, como uno de los sujetos que participen la balacera y homicidio de su compañero.

Su testimonio y los videos ayudaron a peritos a perfilar sus conclusiones preliminares, sobre todo del hecho de que los sospechosos dispararon inmediatamente después de que fue abierta la puerta del inmueble.

AJ