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¿Qué hubiera sido de México con Colosio?

En su nuevo libro, Raymundo Riva Palacio ofrece una crónica del magnicidio; la clase política murió por mediocre y egoísta, acusa

Escrito en NACIÓN el

Luis Donaldo Colosio no hablaba sobre ser candidato presidencial, ni en ser secretario de Estado, ni presidente del PRI. Esa noche, durante la cena en un restaurante de Avenida Insurgentes, el entonces presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados sólo narraba los planes que estaban en marcha para instaurar una “nueva política social”. Aún corría el sexenio de Miguel de la Madrid.

Así recuerda Raymundo Riva Palacio conocer a Colosio, en el año 87. No se trata de qué pasó después, sino de lo que no pasó. El entonces secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, tenía un plan, mismo que compartía con Colosio y no se sabe si –de buena fe y verdaderamente– con alguien más.

El plan transexenal, se llamó. Consistía en avanzar, de una política económica puramente tecnócrata y neoliberal, a una con contenido social. Eran dos bandos dentro del PRI: los reformistas y los estatistas, la herencia de Luis Echeverría. Al final, como es parte de la historia reciente, solo quedaron los segundos.

“Es posible que el discurso de Andrés Manuel López Obrador, con esta frase de ‘primero los pobres’, no hubiera tenido el mismo impacto. No digo que no hubiera sido presidente, solo digo que no hubiera sido lo mismo”, cuenta Riva Palacio a La Silla Rota.

En su más reciente libro Colosio: crónica del fracaso de un proyecto transexenal, editado por Grijalbo, el periodista ofrece una crónica sobre el magnicidio, pero no sobre el hecho en sí, sino sobre sus implicaciones en el México de hace 27 años y el de hoy, sobre el impacto del discurso del entonces candidato a la Presidencia de la República.

El golpe más duro lo recibió el PRI, un partido que pasó de ser hegemónico a no tener más credenciales que lo hecho por gente que vivió en el siglo pasado. “El PRI de hoy ha sido una desgracia […] no sé cómo sería, pero sé que no existiría el grupito de oportunistas –ya la historia lo dirá– que hoy ocupa la franquicia de las siglas PRI”, afirma Riva Palacio.

No se trata de qué pasó después, sino de lo que no pasó: el plan transexenal desapareció junto a Colosio. Salinas sólo buscó mantener a flote la economía en el más difícil año de su sexenio, luego Ernesto Zedillo instauró un régimen tecnocrático que favoreció a los monopolios y profundizó la desigualdad.

“Esta clase política es tan increíblemente mediocre y egoísta que no fue capaz de poder aprovechar la desgracia y la tragedia para construir otro sistema político mejor”, acusa Riva Palacio. Vía telefónica advierte que, tal vez, lo único seguro de predecir, es que Vicente Fox no hubiera llegado al poder.

Al final, ni en 1994 ni después, el proyecto de liberalismo social de Colosio –compartido con Salinas como el plan de país, el plan del futuro– vio la luz. Al final, el neoliberalismo llevó al error de diciembre, al Fobaproba, a la alternancia del PAN, al regreso del PRI, a la crisis de partidos y al triunfo de López Obrador, que trabaja indistintamente con las dos visiones económicas. Pero nada fue consecuencia del magnicidio, solo efecto mariposa.

Los partidos llevan varios años arrastrándose, pero yo no diría que lo que hoy vivimos es el resultado del asesinato de Colosio. No sé cómo sería, solo sé que sería diferente