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Piden recuperar vivienda rural mexicana; es un patrimonio vivo: experto

La importancia de la vivienda rural radica en que es un territorio donde la gente del campo nace y muere, lleva su vida cotidiana, ceremonial y festiva

Escrito en NACIÓN el

La vivienda rural que era el centro de las actividades de la población que vive en el campo, tiene un acelerado deterioro, así como su entorno y es necesario recuperarlos, ya que de eso depende no solo la vida de quienes ahí viven, sino también de quienes habitan en la ciudad, que se benefician de lo que se produce en el medio rural mexicano.

Por esa razón, un grupo de investigadores y expertos en el campo y perternecientes a instituciones educativas como el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presentaron 50 recomendaciones al presidente Andrés Manuel López Obrador, al gobierno federal y al Congreso de la Unión para recuperar la vivienda rural, atenderla, hacer ver su importancia y que no se trata de urbanizarla como una forma de integrarla, sino respetar su entorno natural, las costumbres de quienes ahí viven, incluso prepararlos para desastres naturales o megaproyectos y recordar que son un patrimonio vivo. Así lo dijo a La Silla Rota el investigador de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del IPN, Ricardo Tena.

“La vivienda vernácula que es la indígena, que es la que tiene cierta estructura, materiales tradicionales de comunidades indígenas, es el mayor patrimonio que tiene el mexicano por la diversidad que tiene, es el mayor patrimonio edificado que hay, es histórico al llevar la tradición constructiva y es un patrimonio vivo”, explicó.

“Un ejemplo es la vivienda maya, la vernácula en Guerrero, en Chihuahua. La recuperación de este patrimonio y su regeneración es importante y luego otra tipología de vivienda que es la popular, no vernácula que conserva características originales pero tiene elementos espaciales y compaginabilidad distintas”.

Destacó que la importancia de la vivienda rural radica en que se trata de un territorio donde la gente del campo nace y muere, lleva no solo su vida cotidiana, sino también una vida ceremonial y festiva. “Es ese espacio de convivencia familiar es donde comemos, convivimos, aprendemos valores espirituales, donde se registran núcleos duros de la cultura. Tiene que ver con esos espacios de la vivienda, incluidos los solares familiares, donde se siembran hortalizas, se crían cerdos, pollos, chivos, una vaca y los cuales son poco considerados”.

Lamentó que el deterioro que tiene el campo mexicano se refleja en la vivienda rural. Criticó que haya programas de vivienda para zonas rurales pero bajo una visión urbana.

“Se trata de hacer un programa de vivienda urbana en un medio rural, eso es una agresión al medio rural. Esta iniciativa que estamos tomando tiene que ver con la mala atención de las dependencias del gobierno, tiene que ver con dar una atención integral, con ver a la vivienda como territorio, con la inclusión de la cuestión agraria. Cómo se puede pensar la vida en el campo sin la tierra. Las reformas al 27 constitucional afectaron la propiedad social, entonces pedimos otra reforma, cancelar esa reforma al 27 constitucional y plantear un modelo de desarrollo de manera integral”, abundó.

Consideró que el deterioro y abandono que padece el campo mexicano se refleja en la vivienda rural. Detalló que la iniciativa incluye componentes relacionados con la cuestión de género, educación, trabajos comunitarios y salud, con propuestas de políticas públicas, aspectos jurídicos a través de la integración apoyada con investigación.

Reprochó que cuando se da atención al campo se hace con criterios productivistas, para aumentar la producción de alimentos pero a gran escala, sin articular políticas con las pequeñas y medianas empresas y las comunidades y los ejidos.

Tena alertó de los riesgos de no atender a la vivienda rural. “De ahí sale el maíz, el frijol, los pueblos originarios y el deterioro del campo genera abandono, ¿hacia a dónde se van sus habitantes? Se van a las ciudades o al extranjero, el fenómeno migratorio se debe al descuido del campo. Estamos preocupados por los problemas en las ciudades pero no atendemos las causas. La gente migra de manera forzada y atender la vivienda rural es atender calidad de vida en el campo”.

Otro aspecto que se ha descuidado es la atención a personas del campo cuando ocurren desastres como el del sismo del 7 y 19 de septiembre de 2017 en Oaxaca o Chiapas, donde la reconstrucción se hace con criterios urbanos y no rurales y el resultado es que se les hacen casas pequeñas. “Lo aceptan porque están amolados”.

“Esta iniciativa es un documento que realizamos 30 investigadores de 30 instituciones, entre ellas el Politécnico, la UAM, el Ciesas de Oaxaca y de México, la Universidad de Guanajuato, de Morelos, la Veracruzana, investigadores de universidades públicas y buscamos convocar a un encuentro para aumentar las recomendaciones”, concluyó.

LA IMPORTANCIA RURAL

El documento La vivienda rural en el nuevo proyecto nacional: política prioritaria, detalla la importancia del campo, que es el territorio más extenso, complejo y diverso de México (90 por ciento de la superficie nacional), flanqueado por el mar y con él. Allí se ubica la mayor parte del patrimonio natural y cultural, es el hábitat del maíz y de los pueblos originarios (7.4 millones de hablantes de lengua indígena), parte significativa de otros 30 millones de mexicanos (22 por ciento de la población nacional), que habitan más de 8 millones de viviendas, distribuidas en 197 mil localidades (97.7 por ciento  del total nacional) ubicadas en más de 2 mil municipios rurales del país (81.36 por ciento del total).

RECOMENDACIONES

Algunas de las recomendaciones que los expertos enviaron a distintas dependencias, son las siguientes:

  • Asumir oficialmente que México es un país predominantemente rural, reconociendo la magnitud y características del territorio nacional, poseedor de una gran riqueza en su diversidad cultural y natural, pero que históricamente presenta grandes desequilibrios e inequidades sociales, culturales, agrarias, económicas y políticas, que demandan la atención urgente a la población más pobre y vulnerable del país, cuya condición social se expresa principalmente en la vivienda y en los asentamientos humanos rurales.
  • Revertir los efectos de despoblamiento del campo generados por la desatención gubernamental, las nuevas modalidades de ocupación, la intensa producción extractiva, la urbanización expansiva y la especulación inmobiliaria, exclusión, discriminación, pobreza extrema, inaccesibilidad a bienes naturales y violencia sistémica, para relacionarlos con eventos o iniciativas (públicas, privadas y sociales) que generan impactos relevantes en la dinámica retención/expulsión, desde la residencia y la calidad de vida: vivienda, alimentación, salud, cultura, educación, trabajo, ocupación y nivel de ingresos.
  • Reconocer oficialmente que la vivienda vernácula constituye el mayor y más diverso patrimonio edificado de los mexicanos: patrimonio vivo, connotado culturalmente, símbolo metonímico del campo y parte indisociable del paisaje cultural en cada una de sus regiones. Por lo que es urgente reivindicarlo, protegerlo y conservarlo, considerando su fragilidad y vulnerabilidad, dado que ha sufrido pérdidas irreparables por distintas causas (demolición deliberada, desastres, abandono) y un fuerte deterioro de sus componentes (suelo, edificaciones, instalaciones) y sistemas constructivos, a lo que se suma la descalificación de tecnócratas, políticos, constructores e inversionistas, que discriminan o ignoran su valor patrimonial, técnico, ambiental, social, cultural y económico.
  • Resolver los problemas provocados por desplazamiento forzado de población rural, generado por nuevas expansiones e intervenciones urbanas (a gran escala), cambio climático, desastres (asociados a procesos de la naturaleza: sismos, inundaciones, erupciones volcánicas; y por explosiones e incendios) o por megaproyectos hidro y termoeléctricos, mineros, infraestructura carretera, etcétera). Generar una mayor regulación urbana para recuperar o ampliar las superficies agrícolas (de buena calidad) para los pueblos afectados (desplazados) con apoyos técnicos y económicos a la producción silvoagropecuaria, artesanal y pesquera en su caso. Debiendo reconocer que la vivienda rural no tiene la misma posición “estructurante” que en las ciudades; por ejemplo, ante desastres la reconstrucción urbana tiene en la vivienda un ámbito privilegiado de intervención, pero en el campo la reconstrucción debe vincularse con la economía agraria.
  • Fomentar la comodidad ambiental ante la transformación de la vivienda rural de sistemas tradicionales con materiales como lámina de cartón, metálicas, block de cemento-arena, etc. Se requiere el estudio bioclimático de la vivienda rural de acuerdo a condiciones climáticas de cada región y localidades de características diferentes en la República Mexicana. Evitar la apropiación acrítica de materiales y estilos arquitectónicos, y en su lugar valorar la arquitectura vernácula, para generar criterios de innovación adecuada a los contextos culturales, sociales y climáticos.

Es urgente frenar de manera los procesos de desforestación, contaminación minera y desertificación, sanear ríos, manantiales y cuerpos de agua, así como rescate y veda de explotación de especies en peligro de extinción.

AJ