Main logo

“Nunca los van a encontrar”: las declaraciones de “El Gil” sobre el caso Ayotzinapa

Para la PGR, Gildardo López Astudillo fue el principal capo del caso Ayotzinapa, sin embargo, cambio sus declaraciones, acusó tortura y nunca estuvo presente

Escrito en NACIÓN el

Ojos hundidos, ceño fruncido, entradas pronunciadas, piel blanca, enorme mentón y ligero sobrepeso, detrás de este perfil está Gildardo López Astudillo, “El Gil”, considerado jefe de sicarios de “Guerreros Unidos” y pieza clave en la “verdad histórica” sobre la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Raúl Isidro Burgos.

Tras cuatro años en prisión, señalado como autor material del supuesto asesinato, incineración y desaparición de los 43 normalistas, fue liberado debido a que se desestimaron la mayoría de las pruebas en su contra.

Para la versión oficial del caso Ayotzinapa, cimentada por la extinta Procuraduría General de la República (PGR) de Jesús Murillo Karam, “El Gil” es el centro de las investigaciones.

El 17 de septiembre de 2015, en su declaración rendida a la PGR, López Astudillo aseguró que aquellos jóvenes que viajaban en camiones por las calles de Iguala, Guerrero, eran miembros de “Los Rojos”, célula delictiva rival de “Guerreros Unidos”.

“Halcones” de “Guerreros Unidos” le habían informado a “El Gil” que los jóvenes eran “contras” que venían armados y que estaban peleando por la plaza, nunca le dijo que eran estudiantes de Ayotzinapa, según el expediente del caso de la PGR.

“El Gil”, sosteniendo que eran de “Los Rojos”, temió que los estudiantes hicieras “desmadres” en la ciudad y que “calentaran la plaza”, por lo que se comunicó con Sidronio Casarrubias Salgado, jefe máximo de “Guerreros Unidos”, quien le ordenó que se encargara de ellos.

Por ello, López Astudillo dio la orden –como jefe de sicarios– de parar a los estudiantes de forma violenta.

“Gildardo López Astudillo, alias “El Gil” se comunicó para decir que estaban entrando “Los Rojos” a Iguala, refiriéndose a los normalistas de Ayotzinapa, dando la orden de desaparecerlos, en ese instante cambiaron la frecuencia del radio”, se lee en el expediente del caso de la PGR.

 

En sus declaraciones, López Astudillo señaló a los subdirectores de las policías municipales de Cocula e Iguala como los encargados de orquestar el ataque y llevarse a los estudiantes a bordo de patrullas para luego entregarlos a Felipe Rodríguez Salgado, alias “El Cepillo”.

“El Cepillo” –por órdenes de “El Gil”– fue quien orquestó, junto con otros miembros de “Guerreros Unidos”, el asesinato y desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.

En sus declaraciones ante la PGR, Rodríguez Salgado y Patricio Reyes Landa, “El Pato”, relatan que interrogaron uno a uno a los normalistas, quienes eran asesinados tras responder las preguntas. Sin saber con precisión, ambos recordaron entre 30 y 35 víctimas.

Ambos aseguraron que uno de los normalistas, Bernardo Flores Alcaraz, apodado como “El Cochiloco”, era un infiltrado de “Los Rojos”.

Los miembros de “Guerreros Unidos” –de acuerdo con la verdad histórica– hicieron una cama de piedras en el basurero de Cocula, la llenaron de neumáticos y le prendieron fuego a los normalistas de Ayotzinapa.  

“El Cepillo” dejó el basurero, encargando el incendio a sus subordinados. Regresó la tarde del 27 de septiembre llevándoles comida y alcohol a quienes se habían quedado a resguardar la quema, les dijo que se fueran, se bañaran, quemaran sus ropas y entonces regresaran a levantar los restos.

Rodríguez Salgado, y demás miembros de “Guerreros Unidos”, empezaron a recoger las cenizas con unas palas, recolectándolas dentro de unas bolsas grandes de material de plástico, las llevaron hasta el río San Juan y ahí las tiraron.

“El Gil” –según la versión de la PGR– siempre estuvo al tanto de lo sucedido el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, en su declaración señaló sobre el ataque a un camión que confundieron con el de los estudiantes, donde viajaba el equipo de futbol, Los Avispones de Chilpancingo y fallecieron ocho personas.

También supo que uno de sus “hombres”, junto al compadre de este, acorralaron y asesinaron a Julio Cesar Mondragón, el normalista que apareció desollado en las calles de Iguala. Incluso detalla que fueron estos quienes lo desollaron y no la fauna local como autoridades aseguraron.

“El Cepillo” le hizo saber a “El Gil” que el “trabajo” estaba hecho, López Astudillo a su vez informó a Sidronio Casarrubias Salgado lo que había sucedió a través de un mensaje telefónico.

“Los hicimos polvo y los echamos al agua, nunca los van a encontrar”.

Así, miembros de “Guerreros Unidos”, según siempre la versión oficial de la PGR, así como policías municipales de Iguala y Cocula, atacaron a los normalistas de Ayotzinapa, plagiaron a los sobrevivientes, los torturaron, los asesinaron, incineraron sus cuerpos y los tiraron al río.  

 

Sin embargo, esta versión ha sido señalada de inconsistencia por parte de organizaciones nacionales e internacionales como la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Las primeras declaraciones de “El Gil” rechaza haber participado en la desaparición de los estudiantes, la PGR usa únicamente la ampliación de declaraciones, no las originales, según el segundo informe Ayotzinapa del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) del CIDH.

“Quiero precisar que como ya dije, yo no di la orden de nada, ni mucho menos estuve presente en ningún lugar, ni prive de la libertad a ningún estudiante, ni mucho menos ataque ni ordene atacar a nadie”, refirió “El Gil” en su primera declaración.

Por su fuera poco, la segunda declaración se hizo sin presencia de su abogado, ni de representante del GIEI, quienes sí estuvieron en su declaración inicial.

La CIDH señala, además, que López Astudillo no es testigo presencial de lo ocurrido la noche del 26 y 27 de septiembre en Iguala, es testigo referencial, es decir, refiere los hechos porque otras personas que participaron se los habrían narrado, nunca estuvo presente.

Las propias declaraciones de “El Gil” mencionan que el grupo asesinado de estudiantes habían sido divididos en dos, unos llevados al basurero de Cocula y otros a un lugar desconocido, siendo asesinados y lanzados sus restos al río San Juan, un número menor de los 43 normalistas.

En caso de ser cierta las palabras de “El Gil”, no todos los estudiantes fueron asesinados en el basurero de Cocula.

Entrevistado por el GIEI, Gildardo López Astudillo aseguró que fue víctima de tortura por parte de elementos de la PGR. Al respecto, tras su detención se desconoce el contenido del informe de posibles lesiones contra “El Gil”, mientras que en el segundo informe se detallaron ocho lesiones.  

Esto sugiere que López Astudillo pudo haber sido torturado para cambiar sus declaraciones sobre lo sucedido.

Gildardo López Astudillo es el último de las más de 40 personas liberadas por el caso Ayotzinapa, uno que cada vez está más lejos de esclarecerse.