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“Nosotros salimos perjudicados desde que empezó la construcción de la L-12”

A Refugio le habían dicho que la construcción de la Línea 12 no le afectaría a su hogar, pero de repente ya no tenía dónde ir

Escrito en NACIÓN el

“Nosotros salimos perjudicados desde el momento en que te quitan tu casa de repente y tú no tienes a dónde ir. De repente llegan y te quitan tu vida, pero no fuimos los únicos, fueron muchas personas”, relató Refugio, quien en 2008 se vio forzada a vender su casa en Tláhuac para que se construyera la estación Olivos de la Línea 12 del Metro.

Refugio relató a La Silla Rota que durante 20 años vivió con su familia sobre avenida Tláhuac, entre Providencia y Los Olivos, a sólo unos pasos de la zona en la que colapsó el Metro el pasado lunes a las 22:22 de la noche, que dejó un saldo de 25 muertos y 87 lesionados, de los cuales 39 siguen hospitalizados y 48 ya fueron dados de alta.

Originalmente les habían dicho que la construcción de la Línea 12 no les afectaría porque no pasaría por donde estaba su hogar, pero tiempo después las autoridades decidieron cambiar la ubicación para no afectar a una automotriz que estaba cerca.

Una tarde de agosto de 2008 llegaron unos ingenieros y le dijeron que iban a expropiar su terreno, igual que el de otros dos predios aledaños. Sin embargo, nunca les enseñaron el decreto por el que se haría la expropiación.

A Refugio no le convenció y decidió hacer la negociación directamente con el área jurídica del Metro. En menos de seis meses ella y su familia ya habían vendido su casa y les dieron una semana para desalojar, en cuanto salieron inició la demolición.

Aunque prefirió no decir cuánto les pagaron a ella y a su hermana por el terreno, indicó que fue un valor dentro de los rangos mínimo y máximo que se estableció en el avalúo. Hasta la fecha, Refugio cree que si obtuvieron eso fue porque negoció directamente con el Metro, porque a otros vecinos de la zona les pagaron menos de lo que correspondía.

“La verdad yo no recuerdo ni sabía cómo estaba el terreno en ese entonces, porque no tenía tampoco mucho tiempo como para estar cotizando y demás, pero creo que a las otras personas a lo largo de todo el tramo que se afectó, porque fuimos muchas familias, creo que sí les pagaron hasta un poco menos que a nosotros. Ahora sí yo tengo la impresión que muchos eran de a cómo te dejaras o los problemas que tuvieras con tu propiedad, que no estuviera regularizada o que debieras predio”, detalló.

“EL ACCIDENTE DA CONSTERNACIÓN, ES MUY CRUEL”

Dejar su hogar en Tláhuac no fue fácil para Refugio y su familia, de hecho, su mamá se resistía mucho a hacerlo, pero entonces tuvieron que poner en la balanza qué opciones tenían ante la inminente construcción del Metro.

“Sí llegamos a decir no, no vendo, pero tú sabes que cuando el gobierno llega, no es que quieras, entonces más vale llegar a un buen acuerdo y no a un mal pleito. Vimos los pros y los contras y dijimos bueno, más vale ahorita que nos quieren pagar y no al rato que nos quieran sacar a la fuerza, porque sí lo llegamos a pensar, y si no vendemos y al rato nos sacan a la fuerza qué vamos a hacer, no vamos a tener ni siquiera para comprar donde vivir”, relató.

Refugio contó que desde hace 12 años ya se hablaba de problemas con la construcción de la Línea Dorada del Metro, ya que se decía que el subsuelo les estaba costando mucho trabajo, que en San Lorenzo Tezonco había cuevas y en otras partes estaba fangoso. 

Explicó que el Metro sí ayudó a los habitantes de Tláhuac a transportarse de un lado a otro, porque muchos de ellos hacían trayectos de varias horas en medio del tráfico, caos que cree que se repetirá en este momento porque con la construcción se redujo el número de carriles en avenida Tláhuac.

Aunque llevan muchos años viviendo en otra zona de la Ciudad de México, el accidente del lunes movió fibras internas en Refugio: “Sí te da consternación por la gente, porque tú regresas tranquilamente de tu trabajo, esa gente no tiene opción más que a ese tipo de transporte y sí es muy cruel que vengas de trabajar y que no llegues ni siquiera a ver a tu familia, aparte las condiciones tan horribles en las que mueres”.

MJP