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Alistan presentación del libro "No hemos entendido nada"

El periodista Diego Salazar reflexiona sobre las “fake news”, las redes sociales y sus algoritmos en entrevista con La Silla Rota

Escrito en NACIÓN el

“No hemos entendido nada” es el título del libro que presentará el próximo 3 de septiembre el periodista Diego Salazar, en el que observa que los medios de comunicación están llamados a entender la gran responsabilidad que implica el amplificar los mensajes xenofóbicos y racistas.

En este texto, cuyo evento de presentación será a las 19:30 horas en Centro Horizontal, busca responder cuestionamientos como “¿Qué ocurre cuando dejamos el futuro de la prensa a merced de un algoritmo?”.

En el acto intervendrán el autor, Sandra Romandía, directora de La Silla Rota, y Eliezer Budasoff, director de The New York Times.


ENTREVISTA CON DIEGO SALAZAR


Los medios están llamados a entender la gran responsabilidad que implica el amplificar los mensajes xenofóbicos, racistas, al no reflexionar que el odio exacerba al mundo, que del otro lado están migrantes que lo han dejado todo en busca de un mejor futuro y que sufren las consecuencias según la forma en que se difunden estos mensajes.

Esa es la reflexión del periodista Diego Salazar, autor del libro “No hemos entendido nada. Qué ocurre cuando dejamos el futuro de la prensa a merced de un algoritmo”, en entrevista con La Silla Rota.

Desde su punto de vista, los medios de comunicación, los periodistas, perdieron de vista el cambio de paradigma en el modelo de negocio con la llegada del internet y las redes sociales, al permitir que lo nuevos jugadores se adueñaran de la cancha aniquilando el esquema tradicional de la publicidad.

También está convencido, de que al contrario de lo que muchos opinan, el periodismo actual es de mayor calidad, bien investigado, con más altos estándares, mejor editado y contrastado, e incluso mejor diseñado y presentado a los lectores.

Acepta sin embargo que se incurrió en errores como el dejar que Facebook se adueñara de los contenidos, y en cierta ligereza al generar notas a la misma velocidad que Twitter, cuando se sabe que no se le puede alcanzar sino relajando controles y olvidando principios como el de comprobar la veracidad de lo que se informa.

¿Por qué el título de “No hemos entendido nada”?

Una de las cosas que no hemos entendido es el cambio de paradigma en el modelo de negocios, que a mi entender la clave y el epicentro de la crisis en la que se encuentra la industria, y hay distintas razones por las que no lo hemos entendido, una de ellas es que durante mucho tiempo los periodistas y los dueños de los medios vivíamos de espaldas a la parte del negocio del periodismo. Entonces cuando existe una disrupción como la acontecida a principios de siglo desde la mano de Google y Facebook en el mercado de anuncios digitales estamos prácticamente desnudos ante ese golpe.

Pero si lo que querían los medios era la transición rápida de la publicidad del papel a la digital, ¿no?

La promesa era llegar a una audiencia prácticamente infinita, y que gracias a esa audiencia se iba a poder trasladar el negocio publicitario que se tenía a una escala incluso mayor en el digital, algo que evidentemente no ocurrió, porque entraron a tallar algunos jugadores que eran más eficientes en este tipo de operación publicitaria, pero también porque no entendimos los cambios que implicaba el consumo de noticias en digital. 

A fines de los 90 las páginas web de la mayoría de los diarios eran una especie de repositorio de lo que publicaba el impreso, y eso ha sobrevivido hasta muy recientemente"

¿Y qué pasa con esa idea de que en lo digital los largos textos no funcionan, que tienen que ser cortos, que los titulares deben ser de cierta manera para atraer?

Hay algunos de estos preconceptos que se han ido instalando a lo largo de los años que de hecho se han demostrado que no son tan veraces, como eso de que la gente no lee algo que no sea muy corto, sino hay publicaciones como The New Yorker que estarían condenadas al fracaso. Cambiaron los hábitos del consumo, pero también una cuestión fundamental, antes apelábamos a una audiencia estandarizada de cierta manera. Todos los medios competían por una misma audiencia a nivel local. Había una especie de lector promedio. Una de las consecuencias de la revolución digital es que la audiencia promedio desaparece porque se atomizan, y se ven empoderadas al tener herramientas que les permiten, ya no solo consumir aquello que les ofrecen, sino buscar activamente aquel contenido que les interesa, ya sea por intereses temáticos, diferencia de edad. 


Una de las cosas en que fallamos los medios de comunicación es no entender ese cambio y pensar que seguíamos apelando a una gran audiencia, y que teníamos herramientas para conocer a nuestra audiencia y que la relación entre audiencia y medios había pasado de ser estrictamente vertical, porque la audiencia no le podía chistar a los periódicos, a una horizontal en la que hay una relación mucho más fluida entre la audiencia y el medio"

¿Cómo es la labor para identificar a la audiencia?

No es en absoluto fácil, porque además es un ámbito que está en continuo cambio, todos los días. Por un lado estamos a merced de los algoritmos, por ejemplo los algoritmos de YouTube o Facebook que no sabemos bien cómo funcionan porque las empresas no revelan su fórmula secreta. Pero también porque el comportamiento de los usuarios va cambiando. A los medios tradicionales les ha costado mucho adaptarse, ustedes son un medio nativo digital y por ende han podido armar la nave para los embates del digital, y eso les confiere una ligereza, una capacidad de reacción, que no tiene un gran medio porque son grandes buques que para virar el timón necesitas 25 personas. Lastimosamente estas estructuras van mal con el mundo digital, y los ingresos actuales de los medios tradicionales no son suficientes para mantener esa estructura.

¿Cómo ves el seguimiento de las tendencias en redes?

En Twitter hay una velocidad que los medios de comunicación no podemos imitar, es una tontería, y además esto ha conllevado a que en aras de intentar esa velocidad y de alcanzar al pajarito de Twitter, hemos relajado los controles y los procesos de los principios básicos del periodismo como la verificación. Hay medios que tienen la necesidad de generar contenido con una velocidad de vértigo, tienen que copiar informaciones que no han verificado, únicamente porque están en Twitter y son tendencia.

En libro dices que sí se está haciendo actualmente buen periodismo, de calidad.

Yo creo que nunca se ha hecho mejor periodismo que el que se hace hoy, y esto es cierto casi para cualquier mercado, es cierto para México, es cierto para Estados Unidos, es cierto para una buena parte de Europa y buena parte de América Latina. Lo que ocurre es que ese periodismo de calidad empaquetado como contenido tiene que competir por la atención de la gente con un río de infinito de información bien banal o información basada en desinformación. Más que un problema de calidad es un problema de espacio en los anaqueles, tienes que competir por la atención de la gente cuando la abundancia informativa es tal, y eso hace que algunos medios recurran a prácticas poco nobles.

¿Qué opinas de esta serie de mensajes xenófobos, racistas, de segregación?

Es un problema global, particularmente en Sudamérica está relacionado con la crisis en Venezuela. En Perú ha habido un flujo importante de migración venezolana, y creo que los medios de comunicación tenemos una responsabilidad muy importante, porque sin lugar a dudas las crisis global de refugiados y migración es uno de los grandes temas de estos tiempos, y los medios de comunicación todavía tenemos un poder de amplificar mensajes muy importante.

Muchas veces por no reflexionar o pensar bien cómo cubrimos esos fenómenos, lo que conseguimos es amplificar esos mensajes de odio y exacerbar los ánimos de enojo, que existen en cualquier sociedad.

Digamos que el miedo al otro es una característica innata en los humanos, siempre existe en la sociedad un poco de xenofobia latente, y los periodistas debemos ser cuidadosos con ello, porque estamos hablando de la vida de gente que ha dejado todo, ha dejado su casa para buscarse la vida en otro país"

Podemos elevar la vista al norte y ver lo que ocurre en Estados Unidos. Por ejemplo el caso del asesino de El Paso y sus ideas confesadas, plasmadas en un manifiesto terrorífico que hace eco de lo que machaconamente se ha difundido desde la Presidencia y por los medios.

Ocurre que en el mundo digital, particularmente en las redes sociales, el contenido que suele generar reacciones, engagement, es aquel contenido que produce sentimientos extremos, y por supuesto que el temor al otro es una característica innata del ser humano, y si es exacerbado, si es amplificado, aunque muchas veces no se haga por xenofobia, la manera en que se cubren casos de migrantes o de refugiados, pues puede tener consecuencias en la vida real.