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Niños con covid saturan terapia intensiva; “nunca vi drama como este”

El Hospital Infantil Federico Gómez sólo tiene 6 camas disponibles para pacientes con Covid-19

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Escrito en NACIÓN el

Araceli Pérez espera afuera del Hospital Infantil Federico Gómez (HIFG) que den de alta a su hermano Bryan, ingresado desde el 3 de agosto por covid-19; lleva consigo un tanque de oxígeno pues su hermano lo requiere de manera permanente, incluso desde antes de haber padecido covid-19.

Desde que nació, Bryan padece epilepsia y con el paso de los años, ahora tiene 18, fue adquiriendo otras enfermedades como escoliosis además de padecer constantes neumonías que lo han llevado a ser intubado en varias ocasiones. 

Desde los años lo atienden en el HIFG sin embargo por su edad ya valoran la posibilidad de transferirlo a otro hospital. 

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Unos días antes de que ingresara, Araceli y su madre notaron que Bryan presentaba crisis de epilepsia más fuertes que lo usual así que lo llevaron de emergencia, en la madrugada, al hospital desde Cuautepec. Ahí le hicieron la prueba de covid-19 y los doctores concluyeron que su epilepsia estaba empeorando a causa del coronavirus por lo que se quedó ingresado. 

Desde entonces tuvo altas y bajas; tal vez el momento más dramático fue cuando requirió ser intubado y sedado completamente para evitar que la epilepsia complicara su recuperación de la covid-19. 

Bryan estaba a punto de ser vacunado pero no pudo debido a que ya tenía síntomas de la enfermedad.

Araceli explica que trasladar a su hermano es un viacrucis por la lejanía y las complicaciones que implica llevarlo y traerlo.

“Luego los taxis no nos quieren trasladar porque nos ven con el tanque, pero él ya lo ocupa de por sí. Les da miedo que sea coronavirus. El 30 de agosto tuvimos que traerlo en la madrugada y fue difícil conseguir taxi por dónde vivimos, pero una amiga de mi mamá pagó el Uber. Como que no quería, pero se apiadó de nosotros”, explica Araceli. 

Debido a las diversas enfermedades que lo aquejan y a la falta de movilidad, Bryan no tiene la posibilidad de trasladarse de manera independiente, por lo que su madre y su hermana, lo tienen que cargar a todos lados. 

“La verdad adentro sí hay muchos niños. Yo vi algunos que llegaban relativamente bien pero a muchos directamente los intubaban porque sí llegaban muy mal. La zona de covid es una especie de pasillo rumbo a la zona de emergencias”, afirma Araceli quien conoce a detalle el hospital porque lleva a su hermano a distintas consultas cada mes y medio.

Además de las complicaciones para trasladar a su hermano con tanque de oxígeno, la familia de Araceli ha enfrentado otros problemas como el costo de los concentradores que usa Bryan en lugar de los tanques de oxígeno. 

“Un tanque no le duraría ni un día, entonces usamos concentradores. Antes de esto rentábamos uno en 750 pesos por todo el mes pero ahora lo cobran hasta en 2 mil pesos por 15 días”, dice Araceli mientras espera poder entrar a ayudar a su mamá para sacar a Bryan. 

Después de una hora de esperar a que le dieran permiso de ingresar, en la entrada de Urgencias le informan que sólo puede dejarle el tanque de oxígeno a su madre para que ella se lo lleve a Bryan. 

“Dicen que no puedo entrar, pero pues es raro porque siempre entro. Y es que entre las dos tenemos que llevarnos al niño. Una lo carga y la otra se lleva el oxígeno, está difícil pero él es muy delgadito, aún así una sola no puede con él y con el tanque”, dice Araceli. 

Según les informaron los médicos, por la mañana le retiraron un catéter que le colocaron en el pecho para darle medicamentos. 

“Es que sus venas ya son muy delgadas, entonces no podía ser así, le tuvieron que poner un catéter en el pecho pero ya se lo quitaron hoy”, explica la hermana de Bryan y afirma que su hermano tiene mucha voluntad de vivir y esa es la razón por la cual ha sobrevivido después de tantas enfermedades. 

“Los doctores no dijeron que ellos iban a hacer todo lo posible por mantenerlo bien, pero ya como lo vimos nosotras, la verdad no pensamos que la fuera a librar. Yo creo que es que él sí quiere seguir porque ya se veía muy difícil la situación”, explica con mucha tranquilidad Araceli.

El HIFG es uno de los más prestigiosos del país; de acuerdo con fuentes del hospital hay gente que espera que sus niños se pongan muy graves para que los acepten de emergencia y se vuelvan pacientes; por eso son muy desconfiados al momento de aceptar urgencias, explica un trabajador del hospital.

Sin embargo, con la pandemia las cosas se han complicado, no sólo para los pacientes habituales que, como documentó La Silla Rota, enfrentó un recorte importante en 2019, sino para los que enferman de gravedad de covid-19 y los que tienen otros padecimientos. 

Es el caso de David cuyo hijo, Axel de dos años, necesita un trasplante de médula, sin embargo no se ha podido concretar su operación en parte, por la pandemia. 

David y su esposa han viajado al menos tres veces durante los últimos meses desde Hidalgo, en donde viven, porque en su lugar de origen no pueden operar a Axel. 

“Está muy delicado, tiene anemia. Lo diagnosticaron en diciembre y vieron que necesitaba el trasplante y hemos venido pero la primera vez le oyeron una tos y lo mandaron a que se hiciera la prueba de coronavirus. No quisimos que se la hicieran aquí porque qué tal que se contagiaba”, explica David mientras le da un juguete a su niño para que se entretenga luego de las varias horas que pasaron en el hospital haciendo trámites. 

Cuando al niño se le quitó la tos, hace más de un mes, lo volvieron a llevar al hospital pero nuevamente les pidieron una prueba de covid-19, al día siguiente les dijeron que no tenía coronavirus y empezó el largo camino para que le puedan hacer el trasplante de médula. 

“Allá donde lo llevábamos nos dijeron que no se podía, que mejor lo trajéramos para acá y empezamos, pero está muy lejos. Si la cita es a las 10:00, nosotros tenemos que salir a las 6:00 de la mañana. Ya lleva muchos tratamientos y transfusiones de sangre”, explica el padre del pequeño que viste un sueter rojo con negro y un pantalón de mezclilla. 

El ambiente afuera del hospital es tenso. Un par de mujeres intercambian información sobre su sobrina: una niña de 12 años ingresada por una apendicitis. En el caso de la niña, ocurrió lo mismo que con todos los demás casos: requirió una prueba para garantizar que no estaba enferma de covid-19 y sólo después de eso los doctores pudieron buscar un espacio para operarla: el lunes a la 1:00 am entró a quirófano y salió a las 4:00 am. 

La pequeña salió bien de la operación y va a ser dada de alta en cualquier momento; sus tías, afuera del hospital, miran con un poco de angustia a una mujer detrás de ellas que escucha una canción con todo el volumen de su celular. 

“Yo, yo no me doy por vencido / yo quiero un mundo contigo / juro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiro / una señal del destino / No me canso, no me rindo, no me doy por vencido”, se escucha cantar a Luis Fonsi. 

La letra de una canción que parece estar dedicada a una pareja cobra otro sentido afuera del hospital infantil;  la mujer se balancea con el celular pegado a su oreja y los ojos cerrados hasta que recibe una llamada, se levanta apresuradamente e ingresa al hospital. 

De acuerdo con la información oficial que el hospital ha dado a conocer, cuentan con 10 camas para pacientes de covid-19 y 10 camas para terapia intensiva, sin embargo, en el peor momento de la pandemia, 20 camas no suena suficiente. 

“Yo creo que sí son insuficientes, la verdad. Porque son muy poquitas y hay muchos niños hospitalizados”, afirma Araceli.

Un boletín del gobierno de la Ciudad de México afirma que no presentan sobrecupo de pacientes de covid-19 pero no es extraño ver ingresar tanques de oxígeno a las instalaciones del hospital que, además, no aparece en la página del Sistema de Información de la Red IRAG, de la Secretaría de Salud en donde es posible ver el nivel de saturación de todos los hospitales del país. 

Ahora, tendrá que esperar varias horas más para que su madre termine el papeleo y acomode a Bryan para poder iniciar la peregrinación que es regresar a su casa en Cuautepec.

(djh)