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Niñas menores de 14 años se embarazan de adultos

El 50% de los hombres que embarazaron a las niñas de 10 a 14 años tienen entre 18 y 29 años de edad, pero a pesar de esta cifra el delito no se investiga

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Escrito en NACIÓN el

A Mónica se le encogen los hombros cuando le preguntan quién es el padre de su bebé. Tiene 14 años y es originaria de la comunidad de Cerro Quemado, un pueblo con pocas calles pavimentadas, rodeadas de vegetación selvática donde corre el río Papaloapan en el estado de Oaxaca.

Antes de que responda la pregunta su madre se adelanta: “no tiene, ni siquiera se hizo responsable”.

De tez morena, bajita y con rostro dulce, reconoce que aspirar a la vida que tiene una niña de su edad es algo imposible. “Me hubiera gustado ir a la escuela, conocer las letras, tener amigos, pero mi papá no nos deja, ahora tengo que cuidar a la bebé y a mis hermanos porque uno de ellos está muy enfermo”.

Mónica salía todos los días a hacer el mandado de la casa, hacía un recorrido de casi 3 kilómetros hasta a mercado más cercano, un día, en ese trayecto, conoció a un joven mucho mayor que ella, tenía aproximadamente 28 años de edad, a decir de su padre. La inexperiencia con la que contaba, hizo pensar a la niña que estaba enamorada y se embarazó cuando aún tenía 13 años.

Ahora un día normal para Mónica es levantarse a las 6 de la mañana para preparar biberones, ayudar a hacer el desayuno en su casa, lavar ropa de su bebé y mantener los espacios limpios. Ha bajado de peso desde que amamanta a su pequeña y tanto ella como sus dos hermanos menores dependen económicamente de su padre.

Le ha sido difícil aprender a cuidar a su pequeña: “me daba miedo cargarla, no sabía cómo hacerlo; un tarde sola en la casa intente bañarla y casi se me resbala, me lleve un sustote. Poco a poco con ayuda de mi mamá aprendí a cambiar el pañal, a tomarla en brazos, porque si no lo hago yo nadie más me va ayudar”, exclama Mónica.

El 50% de los hombres que embarazaron a las niñas de 10 a 14 años tienen entre 18 y 29 años de edad, pero a pesar de esta cifra el delito de abuso sexual o estupro no se investiga en los hospitales donde guardan estos mismos registros. En el caso de las niñas entre 15 y 18 años, el 68% de los padres es mayor de edad también.

En 1 de cada 5 nacimientos en el país, la madre es una mujer menor de 20 años de edad, de acuerdo con estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

México ocupa el primer lugar en incidencia de embarazos adolescentes, dentro de los países que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

La diferencia de edades entre las niñas madres y sus parejas implica que se está cometiendo algún delito. Según los códigos locales, y el federal, podría tratarse de estupro, abuso sexual o violación equiparada.

La figura delictiva se determina de acuerdo a la edad de la niña y las circunstancias en las que se embarazó. Cuando es menor de 14 años podría tratarse de abuso sexual o violación equiparada, pues se considera que al ser tan pequeña, no puede ejercer con plena conciencia la voluntad de decidir sobre su sexualidad; mientras que, si es menor de 18 y se determina que el consentimiento se obtuvo por medio de engaños es estupro.

Pudieron haber sido abusadas, forzadas o eñgadas: ONG

Para que pueda sancionarse debe existir una denuncia, sin embargo no es una realidad que se investigue y sancione desde el momento en que las niñas dan a luz.

Ricardo Bucio, secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas y Niños y Adolescentes (SIPINNA), asegura que cuando se ubica que hay embarazo infantil o adolescente “el sector salud no está investigando si hubo abuso, acoso, coacción, o violencia”. Es decir, no se indagan las circunstancias que hay detrás de los embarazos, algunas de ellos, dice, pudieron ser resultado de una violación, de amenazas, violencia u otro tipo de delito.

Las primeras figuras de autoridad que ubican las variaciones de edad entre las parejas son los trabajadores sociales del sistema hospitalario. Ellos realizan una entrevista a la pareja o los acompañantes de la madre para llenar el “Estudio de Trabajo Social” donde se recaba información como edad, estado civil, nivel socioeconómico y escolaridad; tanto de la paciente, como de la pareja y el círculo familiar cercano.

Trabajadores Sociales consultados por LA SILLA ROTA dicen que los datos sólo se obtienen a nivel local hospitalario, pero no dan un seguimiento de “oficio” con agentes ministeriales para investigar las circunstancias en las que se efectúo el embarazo. La única forma de saber si la niña o adolescente fue violentada es si ella o sus familiares denuncian un posible abuso.

Isabel Fulda del Grupo de Reproducción Elegida (GIRE), dice que mientras que las niñas mayores de 16 años tienen la facultad de decidir sobre su sexualidad, las niñas de 12 a 15 años pudieron estar inmersas en situaciones de violencia.

Tal como lo indica la Estrategia Encuesta Nacional Dinámica, en la que se estima que casi 100 mil nacimientos de menores de 15 años, ocurridos entre el año 2006 al 2014, están relacionados con abuso o violencia sexual.

“Es necesario hacer una distinción entre las niñas y adolescentes”, dice Fulda, ya que “en los casos de niñas se tendría la línea de hablar de abuso y la necesidad de protegerlas relaciones sexuales no consentidas y de embarazos que pongan en riesgo su vida”, mientras que el caso de las adolescentes depende de ellas determinar si la relación tuvo o no su aprobación.

Las sanciones y delitos por embarazar a una menor de edad varían de acuerdo con el Código Penal de cada estado, en algunos como en Sonora y Baja California, este delito se “perdona” si el adulto se casa con la menor.

En la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes se hizo una modificación para que la edad mínima para contraer matrimonio fuera a los 18 años, a pesar de esto, ocho estados aún permiten bodas entre menores y mayores de edad.

De 2010 a 2015, casi 270 mil mujeres menores de edad se casaron, de ellas 4 de cada 5 niñas entre 10 y 15 años lo hicieron con hombres de más de 18 años, 4.6% fue con hombres de más de 30 años.

En el caso de adolescentes de 15 a17 años, 9 de cada 10 se casaron se unieron en matrimonio con mayores de edad, 3.6% con hombres de treinta años o más.

Embarazos adolescentes aumentan en periodo de Calderón

Ricardo Bucio observa que el embarazo de mujeres de 10 a 17 años se agravó durante la administración del ex presidente Felipe Calderón, ya que durante su sexenio hubo un repunte, lo que provocó una recesión en lo que ya se había logrado. La incidencia de embarazos adolescentes se igualó a los que se tenía en 1994.

Explica que las razones tienen que ver con políticas públicas de planeación familiar que se descuidaron en esa administración, como la reducción de acceso a información sobre métodos anticonceptivos a los adolescentes y por “no darles la posibilidad de ejercer sus derechos sexuales con la protección y las condiciones necesarias”.

Durante el sexenio del presidente Felipe Calderón se instalaron programas para la protección sexual de las mujeres como la despenalización del aborto en el Distrito Federal a partir de 2007, sin embargo “los niños y adolescentes fueron los más desprotegidos en salud sexual y reproductiva”, como también asegura Alfonso Poiré, asesor de la organización Save the Children.

A pesar de que en ese tiempo se puso en marcha el Programa de Acción Específico en Salud Sexual y Reproductiva en Adolescentes que fue coordinado por el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, de 2006 a 2012 hubo un aumento del 15% en nacimientos de bebés con madres menores de edad.

Los peligros de ser niña madre                        

Una niña madre carecerá de acceso a servicios y oportunidades de desarrollo, señala el Índice de peligros de la organización Save the Children.

El 14% de las niñas de 10 a 14 años  que tuvo un hijo no tiene estudios, algunas ellas no llegaron a terminar la primaria.

Otro factor es que el 59.9% de las jóvenes que se embarazan viven en una situación económica muy limitada, lo que la coloca, al igual que al bebé, en una situación de vulnerabilidad por no tener acceso a servicios de salud, alimentación y oportunidades de desarrollo.

Especialistas coinciden en que una menor que se convierte en madre y vive en condiciones de pobreza tiene mayor posibilidad de reproducir ese ciclo de carencias.

Mónica hace una pausa y lanza un suspiro, “a mí me hubiera gustado celebrar mis quince años con un vestido largo; ya no puedo, ahora lo que me ocupa es cómo voy a salir adelante. No hay de otra”.

A su mamá, doña Rosa le gustaría que su hija no tuviera esa responsabilidad tan joven, “yo también me embaracé joven, pero pienso cómo le vamos a hacer sin dinero, sin escuela, por eso yo pido mucho a Dios que nos ilumine”.