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Negligencia y renuencia, caldo de cultivo para subregistro de covid-19

La muerte de Juan Alberto es una más de la lista larga de personas que fallecieron con sospecha de covid-19

Escrito en NACIÓN el

“Estamos destrozados, nos acabaron, porque no sólo se fue alguien muy importante para nosotros, sino que nos negaron la atención, y para colmo el cuerpo nos lo entregaron muy tarde, ¡eso no es de seres humanos!”, asevera Alberto Díaz García, con la voz quebrada de coraje e impotencia tras haber perdido a su padre presuntamente a causa de covid-19, aunque no lo saben con certeza, porque en el acta de defunción sólo escribieron “neumonía viral”.

Alberto y su hermano llevaron de urgencia a su padre Juan Alberto Díaz Vázquez a uno de los módulos de atención a las afueras de la clínica del IMSS en Felipe Ecatepec, municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, porque una fiebre prácticamente lo tenía al borde de la muerte.

Con un frío y viento intensos, enfermeras lo revisaron y, tras observar la gravedad del caso, corrieron por ayuda, pero pocos las escucharon. Al no recibir el apoyo requerido y “palpar” la tardanza, los familiares lo cargaron hasta la puerta de Urgencias, pero se las cerraron con el argumento de que no era derechohabiente, ni tampoco se atendían enfermedades respiratorias relacionadas al covid-19; al poco rato, falleció.

Doce horas después les entregaron el cadáver en un féretro, y doctores les aseguraron que, al siguiente día, martes 12 de mayo, les otorgarían el resultado de una prueba de SARS CO-V2 postmórtem, para acreditar o, en su caso, descartar que se tratara de este mal.

A casi una semana, ni el resultado ni el acercamiento del sector Salud llegaron a la familia Díaz García que, desde que cremaron a su ser querido, de 60 años de edad, se han mantenido en cuarentena en su propia vivienda.

“Pero esto lo hacemos porque, si mi papá tenía covid, nosotros no queremos infectar a más ciudadanos; pero ni eso nos recomendaron las autoridades, a ese grado de irresponsabilidad”, lamenta Alberto, quien está dispuesto a todo con tal de que se haga justicia por la negligencia que sufrieron a manos de personal médico y de vigilancia.

En el acta de defunción, que obra en poder de LA SILLA ROTA, aparece un prematuro dictamen de la posible muerte del que en vida se dedicara a la ingeniería forestal de forma independiente: neumonía viral.

Para la familia, es lamentable que el sistema de salud esté en “terapia intensiva”, pero lo que más les duele es la indiferencia de quienes están para servir a aquellas personas que padecen alguna enfermedad, sea cual sea.

La muerte de Juan Alberto es el ejemplo de cientas de historias que se replican en todo el país, donde se vuelve más larga la lista de personas que fallecieron con sospecha de covid-19, pero de las que será difícil saber si efectivamente estaban contagiadas debido a que no se les hizo la prueba de diagnóstico en vida.

LA SILLA ROTA dio a conocer la situación del Hospital General de Zona 30 del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicado en Iztacalco, en donde desde hace dos semanas no tienen insumos para realizar las pruebas de diagnóstico y en varios decesos no se supo claramente si tenían coronavirus.

Una trabajadora de ese hospital indicó que “hay pacientes que se mueren y en el certificado de defunción sí les puedes poner sospechoso de covid, porque tienen a lo mejor una radiografía o varios estudios de laboratorio y la evolución que te lo pueden confirmar o te hacen sospechar que sí fue eso”. 

La trabajadora del IMSS indicó que en este hospital han muerto aproximadamente 50 pacientes por coronavirus y a la mitad de ellos no se les hizo la prueba, por lo que el certificado médico se llena como lo marcan los protocolos de la Secretaría de Salud, escribiendo neumonía en la causa de muerte y abajo “probable Sars-CoV2”.

Este tipo de hechos abona a los señalamientos sobre un subregistro en el número de personas fallecidas por el virus Sars-CoV2 en México. Medios internacionales como The New York Times, The Washington Post y El País cuestionaron el pasado 8 de mayo los datos que ha dado a conocer la Secretaría de Salud.

LA SILLA ROTA publicó desde el pasado 12 de abril que había discrepancias entre las cifras de la base de datos abiertos de la Secretaría de Salud y las de los gobiernos estatales, lo que alertaba de un subregistro tanto de casos confirmados como de defunciones, en los cuales la brecha se ha ido incrementando.

El posible origen del mal

Hace como dos semanas, Juan Alberto marcaba unos árboles en una zona boscosa de esta ciudad considerada Pueblo Mágico: participaba en una obra de infraestructura y hacía parte de su labor como ingeniero forestal, pero de pronto una fría lluvia “le ganó el paso” y, al poco tiempo, cayó enfermo.

Durante el transcurso de los días, comenzó a presentar fiebres de forma atípica. De repente estaba bien y, por momentos, el termómetro rebasaba los límites considerados dentro de lo normal. “Hasta convivió con nosotros el 10 de mayo, todo bien, aunque después recayó un poco”, recuerda.

La desesperación les empezó a ganar, e incluso llamaron a varios médicos particulares para que llegaran a su casa a verlo, pero todos se negaron con el justificante de que podría haber contagios por posible coronavirus. Lo único que recibieron fueron recetas para que le suministraran paracetamol y antibióticos.

Sin embargo, la “pesadilla” se registró el lunes pasado, cuando prácticamente la fiebre era peor, lo que lo debilitó. Alberto, su hermano y su madre, Isela García, envolvieron en una sábana a su ser querido, lo subieron al coche, y se dirigieron a la clínica más cercana, la del IMSS de Felipe Ecatepec.

Lo que nunca se imaginaron es que gran parte de culpa del fallecimiento de Juan recaería en algunas enfermeras y vigilantes, e incluso personal médico de ese lugar. Casi de rodillas en la entrada de Urgencias, y con la desesperación “al máximo”, Alberto y su consanguíneo decidieron entrar por la fuerza: quebraron el cristal de una puerta y se percataron, de inmediato, que sí había disponibles al menos dos camas e igual número de sillas de ruedas que, minutos antes, les negaron.

Casi a rastras, unos galenos los auxiliaron, y de ahí no se supo nada, hasta casi medio día después que les entregaron el cajón envuelto en nylon especial, como parte del protocolo para el tratamiento de cadáveres contagiados por covid-19. Lo peor de todo, y lo que sería “la estocada” a sus vidas: no pudieron despedirse de su padre, ni lo pudieron velar al menos las 4 horas que marca la OMS, sino que fue cremado de inmediato.

Es sábado 17 de mayo por la noche, y ni personal del sector Salud, o al menos los encargados de esa unidad médica del IMSS se han acercado para darles el verdadero diagnóstico del fallecimiento de Juan. Todo parece indicar que éste será un caso más del llamado subregistro a nivel no solo estatal, sino nacional.

Su padre, rememora Alberto, tenía una frase muy marcada: “No hay peor esfuerzo que el que no se hace”, lo que no sucedió en el IMSS de San Cristóbal, aclara, donde lo dejaron morir; “sé que no me lo regresarán, pero al menos voy a honrar su memoria”.

Por ello, el único camino que les queda es acudir ante las instancias competentes para demandar a quienes les negaron la atención, e incluso llegar a donde sea necesario para que cesen a los responsables; inclusive mostraremos en su momento un video en donde se ve cómo nos cierran la puerta, así que ese hospital lleva las de perder”, amaga.

La ley del monte

No obstante, el subregistro en esta entidad sureña del país tiene varias aristas. Apenas el viernes pasado, una joven embarazada, de 22 años de edad, fue llevada al Hospital Maternal del municipio de Comitán de Domínguez, debido a que presentaba algunas complicaciones.

Allí, el personal médico detectó que la futura madre presentaba algunos síntomas que la convertían en una paciente sospechosa por covid-19 y, por ello, la canalizaron de inmediato a las instalaciones adecuadas en esta misma ciudad para la atención de esos casos. Dicha infraestructura tiene la capacidad para 30 camas.

La intención era que la mujer se quedara ahí, para evitar que se agravara la situación. Sin embargo, minutos después apareció un grupo de personas, identificadas con las siglas de una organización campesina, y se la llevaron a la colonia de donde es originaria, la Efraín Gutiérrez, en esta misma ciudad comiteca, con el argumento de que no aceptaban el diagnóstico dado. Hasta el momento, no se ha sabido nada de ella, ni la Secretaría de Salud ha emitido alguna postura al respecto.

“Se ha hablado mucho de que se cambian los diagnósticos, pero al menos en esta región de Chiapas (la Fronteriza) no se ha sabido de ello, o que la autoridad dé dinero para que la gente acepte que es covid, eso no”, confiesa una médico general de un Centro de Salud del municipio de Tzimol donde, por cierto, se anunciará el primer caso de una persona contagiada de coronavirus.

Más bien, agrega, existe el temor de que suceda algo más violento, “porque ya vemos que la gente no acepta los resultados de las pruebas o chequeos, y se ponen violentos”.

Hasta el momento, en Chiapas se han registrado 610 casos positivos (189 recuperados) y 48 defunciones; la mayor parte de los casos se concentran en Tuxtla Gutiérrez, con 214, pero le sigue San Cristóbal, de donde era don Juan Alberto, con 55. Comitán, donde la joven embarazada decidió huir de la cuarentena hospitalaria, suma 13.

Aumenta brecha entre datos estatales y federales

Este medio comparó los datos de la Secretaría de Salud federal y las secretarías de Salud estatales sobre casos confirmados y defunciones por covid-19, en los que encontró que han aumentado las discrepancias. Detectó que 20 de los 32 estados tienen cifras distintas sobre las muertes a causa del virus Sars-CoV2.

Aunque en algunos casos la diferencia se puede deber a un retraso en el registro de las muertes en el Registro Civil, en otros es por aquellas personas que murieron en el estatus de sospechosos de covid-19 y la dependencia federal no los contabiliza hasta que haya una prueba confirmatoria.

Esta situación se repite en los casos confirmados, donde la brecha entre cifras federales y estatales es mucho más notoria, esto debido a que la Secretaría de Salud no contabiliza los casos positivos de pruebas que se hicieron en laboratorios privados ni de otras instituciones, a pesar de que cuentan con la autorización del Instituto de Diagnóstico y Referencia para hacerlas.

Debido a estas discrepancias hay 16 mil 500 personas que dieron positivo a covid-19, pero que no se incluyen en las cifras oficiales de la Secretaría de Salud. José Luis Alomía Zegarra, director General de Epidemiología, reconoció este hecho en la conferencia del pasado 15 de mayo.

Indicó que no los suman al total de casos acumulados porque no se sabe si tuvieron síntomas o sólo son portadores, por eso ahora van a implementar una nueva estrategia para permitir que los laboratorios privados tomen los datos personales a quienes se les realiza la prueba, para así poder contabilizarlos. Esto a casi tres meses de que se registró el primer caso confirmado en nuestro país.

En el limbo, 19 muertes por covid-19 en Oaxaca

Ante el Registro Civil de Oaxaca, solo 19 personas han muerto por el virus SARS- COV2 (covid-19). Las cifras no cuadran con las de la Secretaría de Salud de Oaxaca (SSO) que del 23 de marzo al 8 de mayo contabilizaron 38 defunciones, es decir el doble de lo legalmente reconocido.

El riesgo, señala el médico infectólogo, Antonio Cerero Goudiño, podrían ser la detonación de nuevos casos, pues al extender actas de defunción sin precisar la causa de la muerte habría un relajamiento en las medidas de sanidad durante los funerales.

"Esto puede derivar en mayor confianza de la gente y muy poca o nula participación en las medidas de distanciamiento social, de quedarse en casa, mayor tránsito de personas en las calles y comercios", agregó a los riesgos.

De acuerdo con datos oficiales de la dirección del Registro Civil, desde el 20 de marzo, fecha en que se implementaron las medidas de sanidad a raíz del brote epidemiológico del covid-19, sólo se han registrado 19 defunciones por el nuevo coronavirus.

Dividida por regiones de éstas 9 corresponden a Valles Centrales, 3 a Tuxtepec, 2 al Istmo de Tehuantepec, 1 a la Costa, 4 a la Mixteca. Para el caso de la Cañada, Sierra Norte y Sierra Sur no registra ninguna.

Sin embargo, a esa fecha el titular de los SSO, Donato Casas Escamilla, puntualizó que, de las 38 defunciones, 16 correspondían a la Jurisdicción Sanitaria de Valles Centrales, 8 a Tuxtepec, 6 a la Mixteca, 5 al Istmo, y 3 a la Costa.

Cerero Goudiño quien se encuentra dentro de la primera línea de atención a pacientes contagiados con el nuevo coronavirus agregó que en la actualidad a los ambulatorios sólo se les toma muestra en caso de que se agraven, por lo que podría haber positivos covid que no están dentro de los registros oficiales a falta de pruebas.

Por su parte el Registro Civil indicó que las actas de defunciones se extienden con base en el certificado de defunción que emiten los hospitales como causa de la muerte. En este sentido precisó el área de comunicación social, si el acta indica que la persona falleció por neumonía atípica, es lo que queda asentado.

La primera muerte por covid-19 en Oaxaca ocurrió la noche del 30 de marzo, el paciente que murió, además de estar infectado con coronavirus, padecía diabetes e insuficiencia renal.

(María José Pardo)