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Microempresas, los sueños rotos por covid-19

Dueños de negocios cuentan su dura experiencia al enfrentar la pandemia; expertos ven vital salvar a pymes pero en la nueva normalidad será caro operarlo

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Para sobrevivir a la emergencia sanitaria y crisis económica por la pandemia de coronavirus, los negocios han tenido que adecuarse y migrar al terreno tecnológico; pero sobre todo, endeudarse para pagar renta, salarios, impuestos, servicios y, en algunos casos, créditos adquiridos con anterioridad; otros han cerrado.   

David Camacho, director general del restaurante Mexicano Masaryk, ubicado en Polanco narra: “¡Fue un duro golpe¡ Todavía no alcanzábamos el punto de equilibrio. Estábamos entrando al sexto mes de haber iniciado operaciones cuando tuvimos que cerrar, en marzo”.

El establecimiento se preparó para la reapertura el 1 de julio, pero se llevó una sorpresa: “Casi casi abrimos con bombo y platillo, excepto porque no dejaron poner música, pero la realidad es que el dinamismo es menor que cuando vendíamos comida solamente para llevar”. 

Para cumplir con la sana distancia, Mexicano Masaryk invirtió en biombos para separar las mesas, cada uno de tuvo un costo de 15 mil pesos, además de los gastos de dispensadores automáticos y tabletas para los códigos QR para mostrar la carta.

“Todo ha sido paulatino y con mucha capacidad de adaptación. Durante los tres meses que estuvimos cerrados vendimos a través de Uber, Rappi y Didi, así como vía WhatsApp. De los 12 platillos que manejábamos hicimos un menú corto y se organizó al personal para trabajar de manera escalonada”, dice. 

A los ingresos abonó el hornean diariamente el pan y tenerlo a la vista. Igual que sumarse a la campaña del “Bono Gastronómico”, donde los clientes hacían un pago por adelantado de 500 a mil pesos, a cambio de un servicio en el futuro. “Si bien no fue un monto elevado, nos ayudó a pagar nóminas y motivó a seguir adelante”, añade.

También recibieron respaldo de sus proveedores de bebidas: “Mezcal Amores nos regaló botellas, Barcardí nos dio producto para la reapertura y la empresa Tomemos Vino ofreció el producto a consignación a una semana”.

Registran caídas hasta de 80% en ventas

José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), refiere que la recuperación de los negocios va a depender del giro y de la región donde se encuentren los negocios, los cuales reportaron caídas en sus ingresos entre el 50 y 80% en ventas, entre abril y mayo.

“Lo que se empieza a observar es que en la parte de manufactura, hubo cierta reactivación en junio, el índice de pedidos manufactureros así lo muestra e incluso, empresas vinculadas con el sector automotriz ya tienen un mejor desempeño”, destaca.

Mientras que las tiendas departamentales, la parte industrial y de servicios empezarán a reactivarse en julio.

Margaritas Kitchen & Bar es otro de los negocios que la covid-19 tomó por sorpresa a cuatro meses y medio de haber lanzado el concepto de gastronomía internacional. “Nos estábamos convirtiendo en referencia para celebrar graduaciones, XV años y bodas por el amplio menú que manejábamos”, detalla el gerente Leonel Núñez.

Durante tres meses cerraron sus puertas. “Fue súper fuerte quedarse sin empleo, desde la señora que limpia hasta el gerente”, destaca. Al regreso, la afluencia de clientes fue mínima y la factura se desplomó de 800 mil pesos a la semana a 19 mil pesos en los primeros cinco días. “Fue un shock. La gente tiene miedo de salir y empieza a mermar el ánimo de los dueños”, refiere.

El menú se redujo en 30%, no así los gastos. “No nos perdonaron la renta y un crédito no hubiera sido la solución. Nos hubiera ayudado más frenar el pago de agua, luz e impuestos”, explica.

La música en vivo y las bebidas eran lo fuerte del negocio situado en San Ángel, el cual se reinventó. “Ahora tenemos cafetería y ofrecemos el servicio de desayunos a precios accesibles para ‘jalar’ a los clientes de la zona”, detalla Núñez.  

Las actividades nocturnas, bares, conciertos, cines, gimnasios y en general las actividades masivas tardarán un poco más en reactivarse, destaca el especialista De la Cruz.

“Esto no va a implicar que va a ver una recuperación, pero si al menos se va a atenuar la caída que se observó. Si no hay un aumento en los contagios probablemente para septiembre veamos una reactivación más homogénea”, explica.

En opinión de Juan Aquino, socio y chef ejecutivo de Xuva’ culinaria, el restaurante se mantendrá con baja actividad para lo que resta del año. 

Para salir adelante, modificó el concepto que impulsa la gastronomía y la cultura tacuate y dio paso a platillos menos sofisticados, más económicos y agregó otros alimentos.

“Desde que abrimos, en diciembre pasado, acumulábamos crecimientos de 20 por ciento por mes hasta abril, lo que nos permitió tener un ‘colchón’ para sobrevivir. Además, añadimos la venta tamales oaxaqueños y nos adherimos al Bono Gastronómico”, detalla.

El establecimiento que se ubica en Santa María la Rivera recibió un apoyo de la alcaldía Cuauhtémoc. “No nos dio mucho dinero, pero cubrió parte de la nómina de los 19 trabajadores que descansaron un mes con goce de sueldo. En ese lapso, entre los siete socios nos repartimos el trabajo de la cocina, la caja y para repartir la comida”, dice Juan.

Con el reinicio de actividades han tenido poco de movimiento y estiman que esa sea la tendencia. “Creo que es un poco complicado regresar al 100 por ciento, por lo menos para lo que resta del año”.  

El turismo, el más afectado 

Bendreff Desilus, maestro de la facultad de negocios de La Salle, refiere que el tiempo de recuperación de los negocios depende de varios factores como un segundo rebrote del coronavirus, además del giro y qué tanto ha sido afectado. “También hay que ver la respuesta del gobierno federal y local en otorgar estímulos fiscales y créditos a largo plazo con bajas tasas de interés. 

“Es vital salvar a las Pymes para proteger la estabilidad social del país por el número de empleos que generan y porque son los que pagan más impuestos. Las crisis siempre vienen del lado de la demanda, no del lado de la oferta, por ello, hay que apoyar a la economía en su conjunto para que los consumidores demanden bienes y servicios”, agrega.

Los especialistas coinciden que las zonas turísticas son las más afectadas por la pandemia y que su reactivación será gradual porque depende de que se detengan los contagios del coronavirus y de las alertas que hagan los gobiernos a sus ciudadanos para viajar a México.  

“El turismo será uno de los sectores más afectado y con ello la aviación, los hoteles, restaurantes, entre otras externalidades. Además, seguir aumentando los contagios en México, el turista extranjero puede decidir no venir, ello, frena la inversión en el sector y por ende la entrada de recursos financieros”, destaca el profesor de La Salle.    

Las actividades en las zonas turísticas siguen contraídas. Tan solo en junio, estados como Quintana Roo registraron un desplome del empleo formal de 22.9% a tasa anual, en ese orden le siguió Baja California Sur con 11.7 por ciento y Guerrero con 7.2 por ciento, según datos del IMSS. 

De la Cruz agrega que la recuperación será gradual y dependerá del dinero que tenga la gente ya que la recesión económica ha sido tan delicada con una pérdida importante de empleo.

Según datos del IMSS en junio se perdieron 83 mil 311 puestos de trabajo formales, aunados al millón 30 mil 366 de plazas que desaparecieron entre marzo y mayo por la pandemia de la covid-19.  Así, millón 113 mil 677 personas han perdido su empleo como consecuencia de la emergencia sanitaria, las medidas de distanciamiento social y el paro de actividades económicas.

En lo que se refiere a las unidades económicas, 10 mil se dieron de baja ante el IMSS, entre abril y mayo. Para finales de año, la mortandad de empresas formales en México podría llegar a medio millón, según la Cepal. 

Rentas ahogan el negocio y se digitaliza

Un ejemplo de ello, fueron los seis trabajadores que se quedaron desempleados tras el cierre de la librería “La Torre de Viejo” que bajó la cortina el pasado 5 de junio tras 22 años de ofrecer sus servicios en Miguel Ángel de Quevedo, Chimalistac, en la Ciudad de México. 

Aunque Marcela Leonor López García, la dueña, aplicó para un crédito del gobierno federal al tener mínimo cuatro empleados dados de alta en el IMSS, la situación fue insostenible. “Al tercer intento y al cabo de 5 días me dieron los 25 mil pesos que sirvieron para pagar 2 meses de IMSS y la nómina de los empleados”, señala.

“Nuestro problema económico viene desde 2009, cuando nos hicieron cerrar el negocio por la influenza y ahora con la covid-19 la situación se tornó insostenible, no pude pagar la renta y me pidieron el local”, relata Marcela.

“Tomamos la decisión de vender libreros de madera hasta en 100 pesos y a una clienta le junté como 35 novelas con un valor de alrededor de mil pesos y se las dejé en dos cientos. Como ese paquete vendimos otros más para no echar los libros al reciclaje y, poder pagar salarios”, relata.

Con lágrimas, comenta que ante la crisis económica tomaron la iniciativa de comercializar libros a puerta cerrada.  “A través de la página de Facebook y de mi WhatsApp mandábamos fotos de los ejemplares y empezamos a hacer envíos al interior del país.  Antes no lo hacía. La vieja escuela era: la gente tiene que venir al local”.

Sin un espacio físico, “La Torre de Viejo” continúa. “Como nos quedó material decidimos poner una librería virtual para salir del hoyo en que nos quedamos y así capitalizarnos y seguir fomentando la cultura para todos”, dice.

Con deudas

La historia de Román Arrollo, socio del negocio de compra-venta y reparación de equipo fotográfico no es muy diferente.  Se deshizo de dos automóviles utilitarios de la empresa y solicitó un préstamo de 300 mil pesos a un amigo para enfrentar pagos y deudas. 

“El monto nos permitió pagar el sueldo de 7 colaboradores, el IMSS, la renta del local e impuestos y las mensualidades de un crédito Pyme que habíamos adquirido con anterioridad”, detalla. 

En diez años que lleva el negocio en el Centro Histórico, nunca habían vivido algo tan fuerte. “Comprendo que la dinámica de venta ya no va retornar, hemos decidido vender en línea. Es como si nos hubieran metido en una olla exprés, las trasformaciones que íbamos a tener al cabo de 10 años, las estamos teniendo ya”. 

Tercer trimestre débil, con pérdidas importantes 

A la caída de ingresos de los negocios se suman las erogaciones extras para adecuar sus espacios y cumplir con la sana distancia y las medidas sanitarias como brindar cubre bocas, tomar la temperatura a sus empleados y clientes, así como comprar desinfectantes, ello afectará su rentabilidad. 

“Por las medidas y la situación económica, los ingresos de los negocios disminuirán entre 20 y 30 por ciento en el tercer trimestre del año. A partir de octubre se verá si comienza la recuperación, aunque no vamos a regresar a como estábamos”, explica De la Cruz. 

Para el profesor Bendreff Desilus no solo será más caro operar los negocios, sino que algunas empresas no podrán existir más. “Que las empresas pasen dos o tres meses sin producir es mortal”, dice. 

Los especialistas concuerdan en que no se podrá trasladar el aumento en costos a los clientes porque corren el riesgo de perder a los mismos y salir de mercado. 

Para mitigar los mayores gastos, los negocios deben revisar su planeación de inicios de año. “Muchas empresas están rehaciendo su planeación financiera, para evitar gastos innecesarios, en segunda instancia se están tecnificando, las que pueden”, abunda José Luis de la Cruz.

Se truncan sueños de estudiar

Aunque el autoempleo es lo de hoy, algunos estudiantes no volverán a las aulas para capacitarse. Tan solo en la Academia de Formación para el Trabajo, ubicada en el estado de Guadalajara el regreso será con una reducción del 25% de la matrícula. 

“Cuando empezamos a dar clases en línea, algunos se dieron de baja por no estar familiarizados con la tecnología, otros por falta de internet o no poseer una computadora y algunos más se quedaron sin trabajo”, refiere Oscar Tovar Robles, director general de la Academia Sicuranzza. 

Desde 2017 ofrecen capacitación en auxiliar de veterinaria, fisioterapia geriátrica, auxiliar de enfermería y a paramédicos. “Por el momento se graban las clases y se envían a los alumnos, la parte práctica que representa el 60 por ciento se hará cuando regresemos a las aulas”, refiere.

Antes de la pandemia contaban con 350 alumnos y habían egresado alrededor de 14 generaciones, se habían capitalizado para equipar las instalaciones para las prácticas de los alumnos. “La reserva que se había acumulado durante casi dos años y medio se nos fue en tres meses”, detalla.

Sus compromisos económicos los solventó con dos créditos. “Los 25 mil pesos que nos prestó el IMSS sirvieron para una nómina quincenal de 7 empleados registrados ante el organismo. La otra ayuda fue por 60 mil pesos de parte del gobierno local de Jalisco, ello, permitió el pago de nómina de 18 instructores que dan clases por hora”.

Luego de que la pandemia impidió que abrieran cinco nuevos grupos, surgió la idea de ofrecer clases en línea. “Crearemos el contenido y lo subiremos a Internet, así, los cursos podrán tomarse desde cualquier parte del mundo de habla hispana. Es la mayor experiencia que hemos capitalizado”, señala.

Una “flor en el pantano”

Contrario a la mala racha que vivieron la mayoría de los sectores económicos, los productos de aromaterapia como los que maneja la marca suiza SwissJust contra el estrés se volvieron esenciales para contener los efectos negativos por el confinamiento y equilibrar las emociones.

“A raíz de la pandemia las ventas de los productos de aromaterapia que son a base de herbolaria se incrementaron en 30%, luego de que las personas padecen insomnio y ansiedad por todo lo que está pasando”, explica Verónica Estrada, líder consultor en aromaterapia, salud y bienestar.


rgg