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“Mi hijo murió de covid y sólo vi sus cenizas”

Juan asistió a la clínica 160 del IMSS, en El Vergel, de ahí lo mandaron a la 47, en Iztapalapa y luego a la 30, en Iztacalco, de donde no salió

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Escrito en NACIÓN el

Era domingo 12 de abril cuando Juan le dijo a su hermana Laura que se sentía mal. Tenía mucha tos y respirar le costaba trabajo de manera anormal. Ella y su mamá Luciana le dijeron que fuera a la clínica pero él se negó. 

Les comentó que dos días antes había ido al consultorio de la empresa en la que trabajaba, una empresa de traslado de valores. Ahí, la doctora le dio un antibiótico. Pero nada más. No ofreció darle seguimiento ni nada.

El sábado 11 Juan también llamó al SMS que el gobierno capitalino activó para atender vía telefónica casos sospechosos de Coronavirus.

“A pesar que él les dijo que tenía mucha tos, fiebre y falta de aire al respirar le respondieron que no tenía todos los síntomas y que no era sospechoso de estar contagiado”, recordó su hermana.

La tarde del domingo 12 Laura se regresó a su casa y al otro día supo que su hermano fue llevado por un amigo suyo a la clínica 160 del IMSS, en El Vergel, donde se les sumó otro amigo. De ahí el personal médico envió a Juan a la 47, en Iztapalapa y luego a la 30, en Iztacalco, de donde ya no salió. 

El 20 de abril Juan, de 42 años, falleció a las 10:47 horas, debido a la covid-19. Un día después le entregaron las cenizas a Laura, quien se las dio a su mamá.

“Mi hijo murió de esa enfermedad”, expresó Luciana, con palabras escuetas, entrevistada por La Silla Rota.

Su hija Laura, quien estuvo más informada y al pendiente de su hermano, compartió los últimos días de su hermano. Enterada del proceso en que Juan se comenzó a quejar luego de sentirse mal, su resistencia a ir a la clínica el domingo 12, y luego de la oscilante información recibida por personal del IMSS, que desde la clínica 160 primero confirmaron que tenía covid, pero luego ya en la 30 decían que no aunque lo trataban de todos modos como si lo tuviera, después regresaban a ese diagnóstico y hasta el 18 de abril, un día después de que fuera intubado, le informaron a Laura que necesitaban una medicina para Juan.

Ella se pregunta por qué no se la pidieron antes, si ya sabían que tenía covid.

Pero también se quejó de que conforme avanzaban los días tenía menos información. 

Cuando él falleció, ya no pudo volver a verlo -algo que forma parte del protocolo- y sólo recibió hasta el 21 de abril las cenizas de Juan. Ahora le preocupa su mamá, que fue operada de la pierna y no puede moverse.

Laura le pidió que no se acerque a la habitación de Juan, en el segundo piso.

 

“Le pedí que no subiera ni al primer peldaño de la escalera”. 

Personal médico del IMSS prometió llamarle a su mamá hasta este viernes 24 para monitorearla, pero no le dijo qué debe hacer con la habitación donde hasta hace 11 días habitaba Juan. 

Tampoco ha acudido personal sanitario para saber si hubo más personas en contacto con Juan. Un caso es el de una vecina que vive a dos predios. Ella visitaba la casa de Luciana para ayudarla durante su convalecencia que la obligó primero a estar en cama y recientemente a estar en silla de ruedas.

Esa vecina estuvo en esa casa el 12 de abril, cuando Juan ya comenzó a sentir de manera más intensa los síntomas de la enfermedad. Esa vecina desde hace unos días ha comenzado a toser, afirmó Luciana.

Hasta donde sabe, tampoco le han dado seguimiento a los amigos que estuvieron con Juan en la clínica 160. Nadie se ha preocupado por preguntar por quienes estuvieron cerca de Juan.

Las medidas de limpieza que se han hecho es por lo que Laura ha visto en la televisión.

“Con cuidado limpié lo que más pude. Lo hice con alcohol, con agua con cloro. Ellos no nos dieron indicaciones o no hicieron seguimiento con las personas que estuvieron en contacto con él”.

Pasada la muerte de su hermano, le habló alguien de recursos humanos de la empresa para preguntar por su estado de salud. Laura le dio la noticia. El empleado le dio otra: la muerte de Juan no era el único caso.

ACABABA DE VOLVER A TRABAJAR

Tanto Luciana como Laura se escuchan serenas durante la entrevista, realizada de manera separada. El único momento donde se les quiebra la voz es cuando recordaron que le insistieron a Juan el 12 de abril que se fuera a la clínica, pero consideraron que pudieron intentar convencerlo.

“Debí insistirle más”, dijo  Luciana. “Tal vez fue mi culpa...”, dice con voz apagada.

“No le quiso tomar importancia. Me dijo que la doctora ya le había dado antibiótico. Ahí me dolió más. Es algo que me pesa”, dijo por su parte Laura.

“Vamos a una clínica privada”, le sugerí.

“No se siento tan mal”, le contestó. 

Laura recordó que Juan tenía tres semanas de haber vuelto a trabajar. Regresaba de una incapacidad, se enfermó y ya no se recuperó. 

Aunque en el documento que le entregó la clínica consta que Juan falleció por neumonía atípica causada por covid-19, todavía un día antes de que él muriera la doctora que atendió a Laura le dijo que aún no tenían la confirmación, lo que detonó la molestia de Laura, pues desde la clínica 160 le habían dicho a él que tenía covid, y otros doctores les habían dicho que ya estaba inscrito en una base de datos de quienes tienen covid y a la cual tienen acceso médicos que atienden casos ocasionados por la pandemia.

A ello se sumaba que desde el viernes 17 Juan ya había sido intubado y además les habían pedido medicinas para tratamiento por covid. 

“No es posible que después de tantos días que les he insistido que ya confirmaron que así es, ustedes salen con que no. La doctora que me atendió me dijo ‘ya se le trata como tal pero aun no tenemos confirmación’. Yo hablé como con 5 doctores distintos y les dije que me confirmaron y que tenían acceso a una base de datos y todos los doctores que lo tienen acceso cuentan con esta información.

“No hay ni una buena comunicación, una buena bitácora, hablaba directamente con ellos que ya había confirmación y luego salían con que no estaba, padecimos mucho en ese sentido.

“Otro factor es que no se le aplicó el medicamento para que pudiera mejorar, me decían no mejora; va bajando su ritmo de respiración y que no le aplicaban el medicamento porque no lo había”.

Lo que le molesta a Laura es que les dijeron hasta el 18 de abril que no había medicamento.

“Se que no es seguro que esos medicamentos vayan a hacer la diferencia pero si en otros países han funcionado y aquí no se ha hecho la prueba para ver si funcionan entonces estamos mal”. 

Pese a que ella llevó una parte del medicamento solicitado para Juan la tarde del domingo 19 y su otro hermano otro en la madrugada del 20, cuando llamó al mediodía para pedir informes le informaron que Juan había fallecido al mediodía.

Le dijeron que tenía que buscar una funeraria y buscar documentos de Juan. Se fue con su mamá a las 2pm.

“Fui con mi otro hermano a darle la noticia a mi mamá. Luego fui al hospital, llegué como a las 3 de la tarde para entregar documentos y hacer trámites. La entrega del certificado fue tardadísimo a las 8 de la noche. Me fui a la funeraria para hacer el tramite, ahí si tuvieron conciencia y fue rápido y a la medianoche me entregaron su cuerpo.

“No lo vi, solo la bolsa con su nombre y la funeraria se lo llevó y al otro día se hizo el procedimiento de la cremación y me entregaron las cenizas a la una de la tarde”.

Ese fue el día en que se declaró en México el inicio la fase 3 contra la covid. 

-¿Les dieron indicaciones para cuidarse?

-No hay información que le dijeran a mamá. Yo cuando supe le dije ‘limpie todo’. Mi hermano vivía arriba, bajaba a comer y hacer cosillas pero casi no bajaba”.

Los vecinos se acercaron a la mamá de Juan para hacer un novenario. Pero acordaron hacerlo fuera de la casa, para mantener la sana distancia. Pero de parte de las autoridades sanitarias no hubo indicaciones al respecto.

“No pensábamos hacer nada porque es un riesgo. Todas las medidas que estamos tomando es por las noticias que he escuchado pero así que nos hayan dicho algo, no”, concluyó.