El Representante Permanente de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente señaló que, aunque la composición del Consejo de Seguridad establecida en 1945 -con once miembros, cinco permanentes y seis electos-, fue modificada en 1963, para llegar a los quince actuales, quedó lejos de reflejar el tamaño de la organización y la emergencia de nuevos países, pero tampoco abonó a una mejor representatividad.
Asimismo, el Grupo Unidos por el Consenso, del que México forma parte junto con Argentina, Canadá, Colombia, Costa Rica, Italia, España, Malta, Pakistán, República de Corea, San Marino y Turquía, coincidió en proponer que aumente el número de miembros electos de 10 a 21, y que esto se haga mediante dos elementos que garanticen una mayor representación democrática: elecciones periódicas por parte de la Asamblea y rotación de los Estados elegidos.
“El aumento en el número de miembros del Consejo de Seguridad no debe ser considerado como un fin en sí mismo, sino como un medio para tener un Consejo de Seguridad más eficiente, más democrático, más transparente y más representativo”, agregó De la Fuente, quien dijo que México apoya una fórmula de compromiso con un Consejo de Seguridad reformado, mediante una distribución más justa, mejor equilibrada, que considere 6 lugares para África, 5 para Asia Pacífico, 4 para América Latina y el Caribe, 3 para el Grupo de Europa Occidental y otros Estados, 2 para Europa del Este, y 1 para los pequeños estados en desarrollo e insulares.
México planteó, además, que la reforma del Consejo de Seguridad sea integral, y que incluya una mejora de los métodos de trabajo de dicho órgano, que asegure no minar el poder político de los miembros electos que no son permanentes.
México siempre se ha opuesto al mal llamado derecho de veto por parte de los cinco miembros permanentes: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia. El representante permanente de México recordó que los miembros electos son quienes más han propuesto medidas para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas del Consejo, y los más innovadores en sus métodos de trabajo.
“Resulta entonces, no sólo oportuno sino necesario, realizar una reforma que en verdad responda a las nuevas realidades de la ONU y del mundo, y no sólo responda a los intereses de unos cuantos que buscan un lugar como miembros permanentes del Consejo de Seguridad”, concluyó.