Palacio Nacional, 02 de septiembre de 2017.
Palabras del
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto,
durante su Quinto Informe de Gobierno.
Señoras y señores.
Mexicanas y mexicanos:
Como lo ordena nuestra Constitución Política, el Gobierno de la
República entregó ayer al Honorable Congreso de la Unión, el informe escrito
sobre el estado general que guarda la administración pública del país.
La presentación del Informe es un acto republicano con el cual el
Ejecutivo Federal rinde cuentas a la Soberanía Nacional y al país entero.
Hoy, en este recinto histórico, está reunida una destacada
representación de la sociedad.
Quiero hacer mención especial, de un grupo de mujeres y hombres
provenientes de distintas partes de la República que, en semanas recientes, han
compartido conmigo sus experiencias, logros y anhelos. Se encuentran aquí,
entre nosotros.
Sus historias son la esencia de los mensajes del Quinto Informe de
Gobierno. Cada una de ellas es un testimonio personal de la transformación que
México está viviendo.
Me da gusto verlos aquí, nuevamente.
Éste, es un momento de reflexión sobre lo que hemos logrado juntos los
mexicanos y sobre los retos que, como Nación, debemos enfrentar.
Hace cinco años, México eligió un cambio con rumbo.
Los ciudadanos decidieron hacer realidad la transformación que el país
requería. Había varios desafíos que debían atenderse de inmediato:
Poner fin al control territorial de las organizaciones criminales y
mejorar la seguridad.
Acelerar el paso para reducir los niveles de pobreza.
Ofrecer una educación de calidad a nuestras niñas, niños y jóvenes.
Eliminar las barreras que frenaban el crecimiento económico.
Ampliar las oportunidades de empleo y prosperidad en todas las
regiones.
Y proyectar a México como un país orgulloso de su identidad,
congruente con sus principios y decidido a ser un actor relevante en el
escenario internacional.
Esa fue la agenda de cambio que propusimos y que recibió el apoyo
mayoritario del pueblo de México.
Para concretarla, desde el segundo día de esta Administración,
iniciamos una importante serie de reformas estructurales, en el marco del Pacto
por México.
Cambios tan profundos no habrían sido posibles sin la activa
participación de la sociedad civil, de las y los legisladores, tanto federales
como locales, y de las principales fuerzas políticas del país.
México siempre les reconocerá que, por encima
de intereses personales o partidistas, actuaron en favor del interés nacional.
Juntos hemos eliminado barreras, vencido resistencias y corregido
inercias.
Lo hemos hecho en unidad y con claridad de rumbo.
Este logro colectivo tiene mayor mérito porque se concretó en un
contexto nacional e internacional complejo.
Dentro del país, fue notoria la resistencia de algunos grupos, porque aun
siendo benéficos estos cambios para nuestra sociedad, afectaban intereses
particulares.
Las debilidades institucionales en algunas regiones también
representaban un desafío para la plena vigencia del Estado de Derecho.
En el ámbito externo, la incertidumbre económica y política repercutió
directamente en México: desde la caída de los precios del petróleo y la
volatilidad financiera, hasta el replanteamiento de prioridades del nuevo
gobierno de Estados Unidos y los cuestionamientos a la globalización.
A pesar de este difícil contexto, México ha salido adelante, superando
las expectativas y los pronósticos.
Hoy se puede afirmar que el proceso de transformación -demandado por
la sociedad mexicana- está en marcha y ya ofrece resultados.
Por supuesto, todavía persisten importantes retos en todos los
ámbitos, pero juntos hemos sentado las bases de un mejor país.
Los cambios que hemos hecho realidad demuestran la vitalidad de
nuestra democracia, nuestra capacidad para construir acuerdos y, sobre todo, la
importancia y vigencia de nuestras instituciones.
Trabajamos por un México en Paz, fortaleciendo las condiciones de
gobernabilidad democrática que se
requieren para el desarrollo del país.
Lo hacemos con una política interna que privilegia el diálogo y los
acuerdos para dirimir conflictos, encontrar coincidencias y generar soluciones
por vías institucionales y pacíficas.
Con ese mismo espíritu constructivo, hemos trabajado en favor de la
seguridad, la justicia y la plena vigencia del Estado de Derecho.
Establecimos una estrategia integral para mejorar la coordinación
entre las instituciones de seguridad, incrementar el uso de sistemas de inteligencia
contra el crimen organizado y prevenir la violencia y la delincuencia.
Al mismo tiempo, impulsamos la renovación de la procuración e
impartición de justicia.
Nuestros institutos armados y la Policía Federal han estado presentes
en todas las entidades que lo han requerido. Dentro de esta última, se creó la
División de Gendarmería, bajo un modelo policial de proximidad con el
ciudadano.
También se creó la Gendarmería Ambiental, con más de mil efectivos
capacitados en la vigilancia de nuestros recursos naturales.
La profesionalización de las corporaciones policiacas es clave para
responder a la legítima exigencia ciudadana de seguridad. Particularmente a
nivel local, donde se tienen las mayores debilidades.
Por ello, hemos dado un firme impulso a la Carrera Policial a nivel
nacional, al optimizar los procesos de reclutamiento, capacitación, promoción y
reconocimiento de los integrantes de las corporaciones locales.
A la fecha, 512 mil efectivos y más de 8 mil mandos, provenientes de
todas las fuerzas policiacas del país, han recibido preparación.
Pero no sólo se debe
combatir la criminalidad con mano firme, sino también con mano certera.
Con el fin de
fortalecer el uso de información para el combate a la delincuencia, se puso en
marcha el Centro Nacional y cinco Centros Regionales de Fusión de Inteligencia.
En términos operativos,
la creación del número único nacional de emergencias,
el 911, es un avance decisivo -largamente pospuesto- que permitió pasar de más
de 500 números a uno solo, fortaleciendo así la capacidad de respuesta de los
servicios de protección.
Recuperar la seguridad es la mayor exigencia de la sociedad y la más
alta prioridad del Gobierno de la República.
Destacan los golpes a las principales organizaciones criminales del
país. A la fecha, se ha neutralizado a 107 de los 122 delincuentes más
peligrosos.
Para lograrlo, ha sido
decisiva la participación de nuestras Fuerzas Armadas, que contribuyen a
garantizar la paz y la tranquilidad de las familias mexicanas.
En apoyo a sus
esfuerzos institucionales, hemos realizado inversiones históricas en
capacitación, infraestructura y equipamiento, en beneficio de nuestros
soldados, pilotos y marinos.
Expreso mi mayor
reconocimiento a los integrantes del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, por
su valor, lealtad y patriotismo, y por su noble servicio a la sociedad
mexicana.
Quiero reconocer
también la valiente labor de quienes forman parte de la Procuraduría General de
la República, el CISEN, la Comisión Nacional de Seguridad y la Policía Federal.
Gracias por servir y proteger a la comunidad.
En los primeros cuatro años de esta Administración, se logró disminuir
la incidencia de delitos del fuero común por cada 100 mil habitantes.
Asimismo, según datos del INEGI, entre 2012 y 2015, se redujo la tasa
de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, al pasar de 22.2 a 17.2. Sin
embargo, ese resultado se ha revertido.
Los tres órdenes de Gobierno estamos llamados a redoblar esfuerzos. Aún
tenemos mucho por hacer.
Hoy, una parte significativa de los homicidios no está relacionada con
el crimen organizado, sino con delitos del fuero común, aquellos que son
responsabilidad de los estados y municipios.
Por ello, es imperativo
que se atienda la debilidad y los rezagos históricos que existen en las
instituciones locales de seguridad, particularmente en los municipios.
Una condición necesaria
es asegurar que cada entidad federativa cuente con instituciones sólidas.
La iniciativa para transformar mil 800
cuerpos policiacos en 32 policías estatales únicas es, a nuestro juicio, la
mejor ruta para conseguirlo.
En la última sesión del
Consejo Nacional de Seguridad Pública, se acordaron indicadores que permitirán
impulsar y medir el avance en la construcción de instituciones de seguridad sólidas
a nivel local.
El respaldo subsidiario
de las fuerzas federales en favor de la tranquilidad de las familias -en
diversas zonas del país-, ha sido importante, pero no puede ni debe ser
permanente.
Por lo anterior, hago
un respetuoso llamado al Congreso de la Unión para que discuta y, en su caso,
apruebe las modificaciones pendientes al marco legal, en materia de seguridad
pública y de seguridad interior.
El México en
Paz que todos anhelamos así lo exige.
La agenda de seguridad está íntimamente ligada a la procuración y
administración de justicia y a la vigencia de los Derechos Humanos.
La mejor forma de prevenir
la violencia y el delito es garantizar que cada persona pueda ejercer todos los
derechos que le reconoce nuestra Constitución.
Por eso, distintas
dependencias del Gobierno de la República han asignado recursos y alineado
esfuerzos para contribuir a este propósito.
También se asumió como un objetivo prioritario dar cumplimiento
efectivo al mandato constitucional de que el Nuevo Sistema de Justicia Penal
Acusatorio operara en todo el país, a
partir de junio de 2016.
Nueve de cada 10 pesos invertidos para lograrlo, se asignaron en la
actual Administración, es decir, alrededor de 20 mil millones de pesos.
Reconozco que para garantizar el funcionamiento óptimo de este nuevo
sistema -que es congruente con las mejores prácticas internacionales en la
materia-, aún falta por hacer.
El Sistema Nacional de Transparencia y el Sistema Nacional
Anticorrupción forman parte de un nuevo andamiaje en favor de la legalidad. Son
dos pilares institucionales para sustentar la integridad y la honestidad en el
Servicio Público y en la sociedad en su conjunto.
Por convicción democrática y deber público, el Gobierno de la
República ha respaldado -y respaldará- la plena implementación de ambos
sistemas.
Lo he dicho y lo reitero: los servidores públicos debemos conducirnos
invariablemente con integridad y apego a la ley, en el ejercicio de nuestras
responsabilidades.
Quienes han sido denunciados como presuntos responsables de actos de
corrupción, están siendo investigados y procesados por las instituciones
correspondientes, sin importar su filiación partidista ni la posición que hayan
ocupado.
En materia de Derechos Humanos, el Gobierno de la República ha estado
abierto al escrutinio de la sociedad y de los organismos defensores de esta
causa, tanto a nivel nacional, a nivel regional y mundial.
Las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos,
dirigidas a la Administración Pública Federal, se han reducido en 30%, al pasar
de 63, en 2012, a 44 en 2016.
También
estamos sentando bases sólidas para hacer frente a violaciones graves a los
Derechos Humanos, que son las que más lastiman a la sociedad.
Por eso,
desde el Ejecutivo se presentaron dos iniciativas muy importantes: una, en
materia de combate a la tortura -que ya fue publicada en el Diario Oficial de
la Federación- y la otra, contra la Desaparición de Personas que, espero, sea aprobada
en este periodo de sesiones.
En
materia de Protección Civil,
hemos transitado de una visión reactiva a una más preventiva.
Hoy,
nuestra experiencia es un referente internacional. Muestra de ello es que, este año, México fue sede de
la Plataforma Global para la Reducción
de Riesgo de Desastres.
En
estos momentos, está en marcha el Plan MX en Baja California Sur.
En coordinación con el gobierno del estado, cientos de integrantes de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Federal
-así como de otras dependencias, como Comisión Federal de
Electricidad y CONAGUA- se encuentran
atendiendo a la población
afectada por la tormenta tropical Lidia.
Mi
mayor reconocimiento a todos por su valioso trabajo.
En
unas horas recorreré la zona, pero desde aquí
envío mis condolencias a los familiares de las víctimas, y nuestra solidaridad a los
sudcalifornianos.
Trabajamos por un México Incluyente, porque no podemos permitir que,
en un país con tantos recursos, siga habiendo personas con carencias básicas.
Vivir en situación de pobreza no sólo significa tener un ingreso
insuficiente, también implica que no se puedan ejercer derechos fundamentales.
Esta Administración ha rediseñado las políticas públicas para elevar
el nivel de vida de los sectores más vulnerables.
Con la colaboración de la sociedad civil y la participación de los
tres órdenes de Gobierno, se puso en marcha la Cruzada Nacional Contra el
Hambre.
Para esta estrategia, la SEDESOL estableció más de cinco mil comedores
comunitarios, donde se sirven diariamente un millón de comidas.
También, se amplió la cobertura de la red de tiendas Diconsa, con mil
700 nuevos puntos de venta y se
incorporó a cerca de 350 mil beneficiarios al Programa Liconsa.
Los habitantes de 300 municipios calificados con bajo índice de
desarrollo humano, hoy, pueden adquirir un litro de leche a sólo un peso.
Los esfuerzos para disminuir la pobreza extrema alimentaria han sido
exitosos.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política
Social, el CONEVAL -organismo autónomo responsable de medir los resultados de
la política social-, más de 2 millones de personas superaron la pobreza extrema
alimentaria, entre 2012 y 2016.
Fiel a mi compromiso, conservamos y mejoramos el principal programa
social del país. Ahora, Prospera incluye
proyectos productivos, capacitación y acceso a servicios financieros, así como
apoyos para educación media superior y superior.
Éste es el caso de Selene y Jesús, que hoy aquí me acompañan y quienes
han sido beneficiarios del respaldo del Programa Prospera para continuar sus
estudios universitarios.
Asimismo, se redujo de 70 a 65 años, la edad mínima para acceder a una
Pensión para Adultos Mayores. Con ello, los beneficiarios de este programa se
incrementaron de 3.1 a 5.4 millones.
Para acompañar la lucha y dedicación de quienes son la guía y el único
sustento de sus hogares, se creó el Seguro de Vida para Jefas de Familia, que
actualmente protege a los hijos de 6.7 millones de mujeres.
A partir de la experiencia adquirida en el primer tramo de la
Administración, se diseñó la Estrategia Nacional de Inclusión, que ha permitido
reducir la pobreza multidimensional; es decir, combatir las carencias sociales
y aumentar el ingreso de las familias.
De acuerdo con la más reciente medición de los niveles de pobreza,
realizada por el CONEVAL, entre 2012 y 2016:
Un millón 100 mil personas más tienen una mejor calidad y espacios más
adecuados en su vivienda.
Un millón 200 mil personas más cuentan con servicios básicos, como agua,
luz y drenaje.
Un millón 300 mil personas más superaron el rezago educativo.
Dos millones 800 mil mexicanos más cuentan con alimentación sana,
variada y suficiente.
Tres millones 400 mil mexicanos más cuentan con seguridad social.
Y seis millones 200 mil mexicanos más tienen acceso a servicios de
salud.
Estos resultados son alentadores. En todos los casos, estas 6
carencias sociales se encuentran en su mínimo histórico; y los mayores avances
se concentran en la población más vulnerable.
Igualmente, el porcentaje de mexicanos en condición de pobreza se
ubica en su menor nivel, al haber descendido de 45.5%, a finales de la Administración
pasada, a 43.6% en 2016.
Destaca que, de 2014 a 2016, 2 millones de personas dejaron de vivir
en situación de pobreza extrema.
Déjenme compartirles que es posible que la pobreza extrema en menos de
una década pueda ser totalmente combatida y desaparecer de nuestra realidad
social.
Los datos confirman que la política social avanza en la dirección
correcta y que incide positivamente en los hogares con mayores carencias.
El acceso a la salud ha dejado de ser un privilegio de pocos, para
convertirse en un derecho ejercido prácticamente por todos.
Gracias al crecimiento histórico del empleo, se ha incorporado a 7.5 millones
de derechohabientes al Seguro Social, llegando a un total de 65 millones.
Este universo incluye a 6.6 millones de estudiantes de instituciones
públicas -de educación media superior y superior- que ahora pueden ejercer su
derecho a la salud.
Igualmente, 17.8 millones de personas se afiliaron -o reafiliaron- al
Seguro Popular. A la fecha, este sistema protege a más de 53 millones de
mexicanos.
En esta Administración, se han invertido más de
74 mil millones de pesos en la infraestructura médica y hospitalaria del país.
También hemos mejorado la atención y funcionamiento, reduciendo los
tiempos de espera para citas y cirugías e incrementado el abasto de
medicamentos.
Destaca, como resultado de éste y otros esfuerzos sectoriales, la
reducción de 18% en la Mortalidad Materna; mientras que la Tasa de Mortalidad
Infantil disminuyó 6%.
La Nueva Política Nacional de Vivienda promueve la construcción y
adquisición de vivienda social en zonas cercanas a las fuentes de empleo y con
servicios urbanos adecuados.
A junio de 2017, el 99% de los hogares inscritos en el Registro Único
de Vivienda Nueva tienen, al menos, dos cuartos. Éste es un cambio muy
importante, porque combate el hacinamiento y promueve una mejor calidad de
vida.
A partir de 2016, el Gobierno de la República impulsa una Nueva Agenda
Urbana, que promueve ciudades más seguras y sanas para el adecuado desarrollo
de las familias.
De enero de 2013 a junio de 2017, los organismos nacionales de
vivienda han realizado 5.2 millones de acciones de financiamiento y subsidio.
Destaca la contribución del INFONAVIT y el FOVISSSTE. Uno de cada
cuatro créditos que estos organismos han entregado, desde su fundación -hace 45
años-, han sido otorgados en la presente Administración.
Con la creación del Sistema
Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, se da prioridad
a este grupo de la población en las políticas públicas.
Con acciones
transversales en favor de la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, la
inclusión de grupos vulnerables y la integración de las personas con
discapacidad, avanzamos hacia un México más justo, libre de discriminación y más
equitativo.
Ejemplo de algunos
programas son los Centros de Justicia para las Mujeres y la creación de una
Línea de Atención a Víctimas de Violencia de Género.
El Gobierno de la República está generando mejores condiciones de
desarrollo para los Pueblos Indígenas.
Más de la mitad de los planteles donde operan los programas Escuelas al Cien y Escuelas de Tiempo
Completo, se encuentran en comunidades con población indígena.
Con la Estrategia Cobertura Total de servicios básicos, hoy 540
localidades indígenas más ya cuentan con agua potable, drenaje y electricidad.
Adicionalmente, se han puesto en marcha iniciativas productivas, como
Paraísos Indígenas y Manos Indígenas-Calidad Mexicana, que
contribuyen a la comercialización de sus productos y destacan el orgullo de sus
raíces.
Trabajamos por un México con Educación de Calidad para realizar el
anhelo de las familias, de que sus hijas e hijos puedan desarrollar su
potencial y realizarse a plenitud.
Por eso, la primera reforma que impulsamos al inicio de esta Administración,
fue la Educativa.
Con ella, se estableció el derecho constitucional a una educación de
calidad y el Estado mexicano recuperó la rectoría de la educación.
En este marco, se auditó la nómina del magisterio, detectando más de 40 mil plazas que
no eran utilizadas en labores
docentes. Ahora, esas plazas, que tienen un valor anual
de 5 mil millones de pesos,
se destinarán a maestras y maestros frente a grupo.
Con maestras y maestros
mejor preparados, escuelas
debidamente equipadas y contenidos educativos innovadores, nuestros alumnos recibirán la educación de calidad que merecen.
Para lograrlo, está en curso la Estrategia de Fortalecimiento y
Transformación de las Escuelas Normales, que incluye su actualización
pedagógica y la profesionalización de sus profesores.
Además, se creó el Servicio Profesional Docente, que establece reglas
claras para el ingreso, la permanencia y promoción de los maestros, así como un
programa de formación continua para profesores en funciones. Se han realizado más
de un millón de evaluaciones, en todas las entidades.
Al mismo tiempo, se estableció un mecanismo para retribuir a nuestros
maestros con base en sus méritos, respetando plenamente sus derechos laborales.
Quiero desde aquí hacer un amplio reconocimiento a las maestras y
maestros de México, que han hecho suya esta gran transformación educativa; y al
hacerlo, contribuyen a la construcción de una mejor nación.
Para asegurar que las escuelas sean espacios adecuados para el
aprendizaje, por primera vez conocemos con detalle las condiciones de nuestros
planteles, gracias al censo que realizó el INEGI.
A partir de esta información, se han creado programas y mecanismos de
financiamiento para mejorar la infraestructura escolar.
Al concluir esta Administración, se habrán canalizado 80 mil millones
de pesos, más de cuatro veces el monto invertido en infraestructura escolar en
los últimos 2 sexenios juntos.
Por otra parte, ahora el Programa de Escuelas de Tiempo Completo
cuenta con más de 25 mil escuelas con jornada ampliada, es decir, casi cuatro
veces las que había hace cinco años.
Los planes y programas de estudio del Nuevo Modelo Educativo, tanto de
Educación Básica como de Media Superior, fueron elaborados con el apoyo de los
especialistas más destacados de México y están listos para su aplicación en el siguiente
ciclo escolar.
El Nuevo Modelo Educativo representa una verdadera revolución
pedagógica que permitirá a los alumnos aprender para la libertad y para la
creatividad. Libertad para elegir su camino de vida y tomar las mejores
decisiones; creatividad para idear nuevas soluciones y construir un mejor
futuro.
Igualmente, el Nuevo Modelo Educativo contempla una Estrategia
Nacional de Inglés, con la cual podemos vislumbrar un México con dominio de
este idioma, en dos décadas, o quizá en menos.
Al tiempo que hemos trabajado para sentar las bases de este Nuevo
Modelo, también se han modernizado y ampliado las opciones educativas en los
niveles Medio Superior y Superior.
En cuatro años, se incorporaron 1.7 millones de nuevos estudiantes a
la preparatoria y a la universidad.
La cobertura total de Educación Media Superior -preparatoria y
equivalentes- subió de 66% a 82%, su máximo nivel hasta el momento.
Por su parte, durante la actual Administración, más de 640 mil alumnos
se han sumado a la Educación Superior, con lo que la cobertura ha subido de 32
a 37%.
Gracias a ello, estudiantes talentosos como Érika, de la Universidad
Tecnológica El Retoño, en Aguascalientes, están cumpliendo sus sueños y metas.
Además, se promueve la vinculación entre los centros educativos y el
mercado laboral, con iniciativas como el Modelo Mexicano de Formación Dual.
Con él, los jóvenes realizan prácticas profesionales en empresas, adquiriendo
conocimientos y destrezas para el trabajo.
En apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación, las becas para
posgrado han aumentado casi 35% en lo que va de esta Administración, destacando
el impulso de CONACYT al talento de nuestros investigadores y al desarrollo de
capacidades científicas a nivel regional.
Para facilitar el acceso a bienes y servicios culturales, se creó la
Secretaría de Cultura, que ha puesto al alcance de millones de mexicanos y
extranjeros, una amplia oferta de actividades en toda la República y en el
exterior.
En forma paralela, se continúa con la preservación del patrimonio
cultural, el impulso a los creadores, el fomento a la lectura y la creación de
nuevos públicos, con especial énfasis en las niñas, niños y jóvenes, a fin de
que puedan apreciar y disfrutar nuestro legado artístico, histórico y cultural.
Trabajamos por un México Próspero, porque para superar los desafíos de
nuestro tiempo, necesitamos una economía del Siglo XXI, no del siglo pasado.
Hoy, México es reconocido en el mundo, como un país confiable y
atractivo para la inversión.
En lo que va de la Administración, se han recibido flujos históricos
de Inversión Extranjera Directa, por más de 156 mil millones de dólares.
Esto supera en más de 50% a la cifra comparable del mismo periodo del
sexenio anterior y equivale al 99% de la meta sexenal del Plan Nacional de
Desarrollo.
Este Gobierno ha priorizado la estabilidad macroeconómica, con una
conducción responsable de las finanzas públicas.
Uno de los cambios más notorios es que, por primera vez en décadas, los
Ingresos Fiscales ya no dependen mayoritariamente del petróleo.
Gracias al incremento en la recaudación tributaria, equivalente a 5.5
puntos del PIB, fue posible compensar la caída de los Ingresos Petroleros, que
pasaron de representar 40% a 16% de los ingresos totales.
En cuatro años y medio, se ha incrementado 60% el número de
contribuyentes, lo que significa una mayor formalización de nuestra economía y
que más mexicanos están aportando al desarrollo del país.
Por primera vez en casi 10 años, en 2017 habrá un superávit primario
en nuestras finanzas públicas, mismo que propondremos continuar en 2018. Con
ello, la deuda pública respecto al PIB tendrá una tendencia decreciente.
Esta evolución de nuestras finanzas públicas ha sido reconocida por
las diversas agencias calificadoras, que han mejorado la perspectiva crediticia
del país.
Estamos ante la transformación más profunda que haya tenido la
economía nacional en décadas.
Los cambios en el sector energético, por ejemplo, han sentado las
bases para que México vuelva a ser líder en este ámbito.
A la fecha, en todo el sector energético, más de 120 empresas
nacionales y extranjeras han comprometido inversiones superiores a los 80 mil
millones de dólares.
Estas inversiones detonarán la creación de cientos de miles de empleos
en los próximos años.
Tan sólo en la exploración y explotación de hidrocarburos, invertirán
60 mil millones de dólares. Con ello, sin tener que canalizar recursos fiscales,
el Estado mexicano recibirá, en promedio, 70% de las utilidades generadas en
estos proyectos.
La red de gasoductos, que al inicio de la Administración tenía 11 mil
300 kilómetros, alcanzará casi 19 mil kilómetros, llevando gas natural a
estados que actualmente no cuentan con ese insumo clave para el desarrollo
industrial.
En materia de energía eléctrica, destaca el incremento de 24% en la
capacidad de generación a partir de fuentes limpias. Dentro de éstas, se ha
triplicado la capacidad de generación eólica y solar.
Con una inversión sin precedente, México moderniza su infraestructura
carretera, ferroviaria, portuaria y aeroportuaria.
En esta Administración, se concluirá la construcción o modernización
de más de 6 mil 500 kilómetros de autopistas y carreteras, longitud equivalente
a una vez y media la distancia entre Mérida y Tijuana.
A la fecha, se han concluido 36 de las 52 autopistas programadas, con
una inversión de
129 mil millones de pesos; y 68 de las 80 carreteras federales comprometidas, con
recursos por más de 48 mil millones de pesos.
En materia ferroviaria, en lo que va de esta Administración, se han
invertido más de 78 mil millones de pesos en el sector, 146% más que en el
mismo periodo de la Administración pasada.
El Tren Interurbano México-Toluca, el primero de alta velocidad del continente
americano, tiene un avance de 60%. Las pruebas de operación iniciarán en el
primer semestre de 2018.
El Tren Eléctrico de Guadalajara -que tiene un avance de 81%-
duplicará la longitud del sistema de transporte colectivo de esa ciudad y de su
zona metropolitana.
Con la ampliación de la Línea 3 del Metro de Monterrey, se dará
servicio a 116 mil pasajeros diarios a partir de 2018.
El impulso a la conectividad aérea tampoco tiene precedente.
La flota aérea ahora es 40% mayor que al cierre de 2012. En los
primeros cuatro años, el número de pasajeros creció 39% y el volumen de carga
19%, en comparación con el mismo periodo de la Administración anterior.
El Nuevo Aeropuerto Internacional de México, una vez que opere a plena
capacidad, será el tercero más grande del mundo, al transportar a 125 millones
de pasajeros al año y generar empleo para 450 mil personas.
Al inicio de este Gobierno, los puertos de México se encontraban
saturados. Para corregir esta situación, los hemos venido ampliando. A finales
de 2016, se había incrementado su capacidad operativa en 55% y al cierre de
esta Administración llegará a más de 500 millones de toneladas, casi el doble
que en 2012.
Esto lo estamos logrando con proyectos de gran escala, como el Nuevo
Puerto de Veracruz, que tendrá una capacidad cuatro veces mayor que la del
puerto actual.
Igualmente, el sector de telecomunicaciones y radiodifusión es uno de
los que más ha evolucionado.
En menos de cinco años, el país transitó exitosamente a la televisión
digital; se concesionó una nueva cadena abierta nacional; y está en proceso una
nueva licitación de cadenas regionales de televisión digital.
Con el cambio estructural en Telecomunicaciones, el precio de la
telefonía fija ha bajado 5%, el de telefonía móvil 43% y el de la larga
distancia internacional 40%. También se eliminó el cobro de la larga distancia
nacional y del roaming nacional.
De acuerdo con el INEGI, entre 2012 y 2016, pasamos de 41 millones de
usuarios de Internet, a más de 65 millones; un aumento de 60%.
Esta transformación se habrá de acelerar aún más con la Red
Compartida. Este proyecto permitirá incrementar la cobertura de Internet de
banda ancha, hasta alcanzar más de 110 millones de personas en 2024.
Con mejor infraestructura y conectividad, México competirá con éxito
en la sociedad del conocimiento.
Los emprendedores y las pequeñas y medianas empresas son los mayores
generadores de empleo en el país.
Para impulsarlos, creamos el Instituto Nacional del Emprendedor, el INADEM,
que brinda asesoría, capacitación y acceso a financiamiento. En lo que va de la
Administración, se han invertido más de
31 mil millones de pesos para apoyar a 3 millones 400 mil emprendedores.
Así respaldamos proyectos innovadores para que los emprendedores
puedan competir en el mundo, como el mecanismo que inventó José Calixto, quien
hoy nos acompaña en este auditorio.
El turismo es un sector que impulsa las economías locales, generando
millones de empleos y dando sustento a miles de familias en todo el país.
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo, México pasó, en
tres años, del décimo quinto al octavo lugar, en llegada de turistas
internacionales. El año pasado, nos visitaron un máximo histórico de 35
millones de turistas de todo el mundo, este incremento es 50 por ciento más de los turistas que recibimos en
2012.
El turismo nacional que representa, -y hay que tener este dato muy
presente, porque no todo es turismo internacional sino que la dinámica del
turismo se hace dentro de nuestro país-, el turismo nacional representa el 85
por ciento del mercado turístico, que también está en ascenso.
En 2016 se alcanzó un nuevo récord, con 226 millones de viajes
nacionales.
El sector agroalimentario presenta un renovado dinamismo.
Entre enero de 2013 y junio de 2017, las exportaciones agropecuarias y
pesqueras sumaron casi 60 mil millones de dólares, 59% superiores a las del
mismo periodo de la Administración anterior.
Por primera vez en 20 años, exportamos más productos agroalimentarios de
los que importamos.
En lo que va de este Gobierno, se han puesto en marcha nuevos
programas de impulso al desarrollo agrícola, ganadero y pesquero, con énfasis
en la modernización de sus procesos y el incremento de su productividad.
Un factor que ha contribuido al dinamismo de estos sectores ha sido un
mayor acceso al crédito, incluyendo el proporcionado por la Banca de Desarrollo.
De diciembre de 2012 a junio de 2017, el financiamiento interno al
sector privado pasó de
27 puntos porcentuales del PIB a 34.6.
La transformación del sector financiero ha privilegiado la atención a
la población que tradicionalmente no tenía suficiente acceso al crédito.
Por ejemplo, en lo que va de la Administración, los programas Crédito
Joven, Mujeres PYME y el nuevo Programa de Crédito para el Sector Agropecuario
han otorgado financiamiento a casi medio millón de personas, por un monto superior
a los 100 mil millones de pesos.
México aún es una
nación de contrastes; un país donde coexisten prosperidad y marginación
económica; vanguardia y rezago.
Para contribuir a cerrar las brechas de desigualdad que dividen al Sur
del país, del Centro y el Norte de la República, se crearon las Zonas
Económicas Especiales.
Su objetivo es detonar nuevos polos de desarrollo en regiones con
rezago económico, y potencial productivo desaprovechado.
Detonar el desarrollo del Sur-Sureste, es un imperativo ético y una
condición indispensable para el avance del país.
Las oportunidades, el desarrollo y el crecimiento deben estar
presentes en toda la geografía nacional.
Hay que decirlo: ante
un escenario internacional francamente adverso, la economía de México ha tenido
un desempeño positivo, muy superior a lo que los expertos anticipaban a finales
del año pasado.
El crecimiento promedio anual de la economía mexicana, en los primeros
cuatro años de esta Administración, ha sido de 2.1%. Esto es superior al 1.2% del
mismo periodo de la Administración pasada y al 1.4% de la antepasada.
Y algo muy importante: por primera vez en los últimos cuatro sexenios,
se ha registrado un crecimiento positivo en todos los años.
En un entorno internacional incierto, México crece, atrae inversiones
y genera empleos como no había ocurrido en décadas.
A estas alturas de la Administración, ya se han generado más puestos
de trabajo que en cualquier otro sexenio completo. Y, por primera vez en la
historia, estamos a punto de lograr un crecimiento de más de 3 millones de
empleos formales en un sexenio.
El mayor empleo ha ido acompañado de una recuperación del poder de
compra. El salario mínimo, entre diciembre de 2012 y julio de 2017, tuvo un
incremento de 11.5% en términos reales.
En este periodo, se ha logrado la mayor recuperación del salario
mínimo para un periodo igual en los últimos 41 años.
Aquí destaco las buenas relaciones laborales
entre empresarios y trabajadores. En 46 meses, prácticamente no ha habido
huelgas de carácter federal, no obstante que se han realizado 39 mil revisiones
salariales y contractuales.
El crecimiento de nuestra economía debe mantenerse, pero no a costa
del medio ambiente.
Por eso, se ha triplicado la superficie total de Áreas Naturales
Protegidas -marítimas y terrestres- para llegar a 90 millones de hectáreas, una
extensión equivalente a los territorios de España, Italia y Portugal juntos.
Se han reforestado más de 750 mil hectáreas, superficie equivalente a cinco
veces el territorio de la Ciudad de México; y estamos en ruta para llegar al
millón de hectáreas reforestadas, como nos lo propusimos.
Comprometidos con el medio ambiente, preservamos nuestro patrimonio
natural para la presente y las futuras generaciones.
Trabajamos por un México con Responsabilidad Global, porque el
bienestar de nuestro país va de la mano del bienestar global.
Por eso, en esta Administración se ha ejercido una política exterior
activa y propositiva, enfocada en la defensa de nuestros intereses, en el
fortalecimiento de nuestra presencia en el mundo, y en la construcción de
acuerdos para enfrentar con éxito los grandes retos globales.
Gracias a ello, hoy México es reconocido como un interlocutor serio y
confiable; una potencia emergente y una economía abierta, moderna y
competitiva.
Es valorado como un país que ha tenido la visión, la decisión y, sobre
todo, la capacidad de transformarse, en beneficio de sus ciudadanos.
Un país que actúa hoy, pensando en el mañana.
Con esa visión, iniciamos una nueva etapa en la relación bilateral con
Estados Unidos.
Con nuestro vecino del Norte, seguiremos trabajando por una frontera
que nos una y respondiendo a los desafíos que afectan a ambos países, como la
migración y la seguridad. Lo haremos, con la convicción de que estos retos
deben ser atendidos bajo el principio de responsabilidad compartida.
Desde Palacio Nacional, en el corazón de México, saludo de manera muy
afectuosa a los jóvenes beneficiados por la medida administrativa que protege a
quienes llegaron en su infancia a Estados Unidos.
A todos ustedes –jóvenes dreamers–, nuestro mayor reconocimiento,
admiración y solidaridad sin reservas.
El Gobierno de la República seguirá promoviendo el reconocimiento a
los migrantes como agentes de cambio y desarrollo; y continuará rechazando
cualquier acción o expresión de discriminación en su contra.
Por eso, hemos transformado nuestra red de
50 consulados en Estados Unidos, en una verdadera agencia de defensoría legal,
para brindar orientación y asesoría a los mexicanos residentes en ese país.
La relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos, como con
cualquier otra nación, se tiene que basar en principios irrenunciables:
soberanía, defensa del interés nacional y protección de nuestros connacionales.
Lo he dicho y lo reitero: no aceptaremos nada que vaya en contra de
nuestra dignidad como Nación.
Estoy seguro que siempre en unidad habremos de defender la dignidad de
México y el interés nacional.
Como parte de América del Norte, buscamos sumar esfuerzos para que el
bloque económico que conformamos sea cada vez más dinámico, próspero y
competitivo.
Hace apenas unas semanas iniciamos el proceso de renegociación del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El objetivo de México es
consolidar este acuerdo como un instrumento de integración regional, dando
plena certidumbre al comercio y a las inversiones entre México, Canadá y
Estados Unidos.
El equipo negociador tiene indicaciones precisas de participar en este
proceso con seriedad, con buena fe y con ánimo constructivo. Siempre poniendo
el interés de México por delante, al tiempo de buscar un resultado en el que
ganemos los tres países.
Aprovecho este espacio para agradecer a los liderazgos de los sectores
obrero, agrario y empresarial, así como al Senado de la República y a las fuerzas
políticas, que han respaldado y que acompañan esta negociación. En todo
momento, nuestro objetivo común ha sido, y será, el bienestar de nuestro país.
México se los reconoce.
La prosperidad de México no depende de una sola relación, sino del mantenimiento
de vínculos mutuamente benéficos con países de todo el mundo.
México es una nación de múltiples pertenencias y tiene una visión
global.
En América Latina y el Caribe, hemos promovido la defensa de los
valores democráticos, fortaleciendo los programas de cooperación con
Centroamérica y consolidando la integración económica con Chile, Colombia y
Perú, a través de la Alianza del Pacífico.
Con los países de la Unión Europea, esperamos concluir este año la
modernización del Tratado de Libre Comercio, para intercambiar más productos y
servicios con esta región del mundo.
Quiero destacar la renovada relación de México con Francia y el
acercamiento con Reino Unido y Alemania, mediante la realización de exitosos
Años Duales que celebraron la amistad
entre nuestras sociedades.
Además, hemos renovado y ampliado nuestros vínculos económicos con
nuestros socios de
Asia-Pacífico, en especial con China y Japón.
En unas horas, iniciaré un viaje de trabajo a China, para participar
en el Diálogo de Líderes de Economías Emergentes y Países en Desarrollo.
México asiste como país invitado del gobierno chino, en reconocimiento
a la importancia de la economía mexicana en el mundo y a su exitoso proceso de
transformación.
En el ámbito multilateral, los mexicanos debemos sentirnos
particularmente orgullosos del papel que ha desempeñado nuestro país para contribuir
a la solución de los grandes desafíos globales.
Con compromiso y una actitud propositiva, México aportó a la definición
y adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible; y fue anfitrión de la
Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad, celebrada en Cancún.
Reitero aquí el compromiso indeclinable de México con el Acuerdo de
París contra el cambio climático. Se trata de un acuerdo y un compromiso que
hemos hecho por convicción, y así habremos de honrarlo y así habremos de
apoyarlo y promoverlo en todos los foros internacionales.
Con firmeza y determinación en la defensa de nuestros valores y de las
mejores causas globales, nuestro país está haciendo su parte, con
responsabilidad, frente a los complejos desafíos sociales, económicos y
ambientales de nuestro tiempo.
Señoras y señores:
En cinco años, México
ha logrado importantes transformaciones.
Renovamos
nuestro marco jurídico y estamos fortaleciendo nuestras instituciones para combatir la inseguridad y mejorar la justicia
en el país.
Hemos avanzado en la disminución de los niveles de pobreza, y las carencias
sociales están en mínimos históricos.
Se han sentado las bases para que la educación sea la fuerza transformadora que el país necesita.
Nuestra economía está avanzando: las inversiones, el empleo
y el consumo se encuentran en máximos históricos, al tiempo que las exportaciones y el turismo
están rompiendo récords.
Nuestro diálogo con
otras naciones y nuestra presencia en el mundo son cada vez más activos y propositivos.
Los logros obtenidos no son exclusivos de un partido político ni de un gobierno, sino de todo el país.
Se trata de avances importantes, pero todavía hay mucho por hacer.
La inseguridad sigue
siendo una amenaza para la sociedad y uno de nuestros mayores desafíos.
Millones
de mexicanos continúan sin poder
ejercer a plenitud los derechos sociales que la Constitución
les reconoce.
Tenemos una gran tarea
por delante para lograr que el Nuevo Modelo Educativo sea una realidad en todas las aulas del
país.
Debemos seguir trabajando,
para que nuestra economía despliegue su enorme potencial y genere las oportunidades
de empleo y prosperidad que nuestra sociedad demanda.
Un contexto internacional
incierto seguirá poniendo a prueba nuestra diplomacia y
política comercial.
Es verdad, no hemos alcanzado los niveles de desarrollo
y bienestar que deseamos, pero México está, hoy, mejor que hace cinco años.
Y, lo más importante, es que hemos sentado las bases para que en cinco
años estemos mejor que hoy.
Aprovechando los avances
que nuestro país ha tenido a lo largo de décadas, hemos dado nuevos pasos hacia
un mayor bienestar.
Así es como han evolucionado
y prosperado las naciones que hoy disfrutan de los más altos estándares de vida: construyendo sobre logros
anteriores.
De mantenerse y
profundizarse los cambios realizados,
México podrá convertirse en un país
plenamente desarrollado en menos de dos décadas.
Nuestro país
tiene que seguir cambiando; tiene que seguir transformándose.
Pero el cambio positivo
no ocurrirá por sí solo. Se requiere visión, voluntad y valor
para hacer realidad un mejor futuro.
Se requiere el esfuerzo de todos.
Ese futuro se tiene que
construir y proteger cada día, sobre todo, cuando existen
riesgos visibles de retroceso.
Hace años que México no se encontraba en una encrucijada
tan decisiva y determinante como la actual.
La disyuntiva es muy clara: seguir construyendo para hacer
de México una de las potencias mundiales del Siglo XXI o ceder a un modelo del
pasado que ya ha fracasado.
El futuro es incierto, pero sabemos a dónde queremos
llegar. El pasado es conocido, y por eso sabemos
qué queremos o qué debemos evitar.
Los mexicanos
tenemos que mantener el compromiso con nuestro propio futuro.
No hay soluciones fáciles a desafíos complejos.
Cualquier ruta de desarrollo hacia adelante, requerirá del esfuerzo sostenido de toda la sociedad mexicana y de sus
instituciones.
La única vía segura hacia el desarrollo, es trabajar con responsabilidad
y en unidad; es seguir transformándonos a través de las
instituciones y de la democracia.
El primero de julio de 2018, México celebrará elecciones
para renovar poderes en el ámbito federal, así como en distintas entidades
de la República.
El proceso electoral ofrecerá, una vez más, un espacio para la discusión y la confrontación de ideas
y proyectos.
No hay que olvidar que
la política es la única vía para concretar cambios positivos y duraderos
en la vida de las sociedades.
Por eso, la política
debe reivindicarse como un instrumento de transformación al servicio de la sociedad.
Hacer política implica no
convertir las diferencias en divisiones; hacer política
exige no confundir a los rivales con enemigos; hacer política significa sumar a todos en favor del
interés general.
Los ciudadanos nos exigen continuar en la ruta
de la renovación y el cambio, y estamos comprometidos
a hacerlo.
Seguiremos
trabajando para avanzar más rápido y ofrecer mejores resultados a la sociedad.
Y lo haremos siempre
teniendo presente el objetivo fundamental que nos hemos
fijado: que todos los mexicanos puedan ejercer todos sus derechos.
La transformación que hemos emprendido seguirá adelante, porque México no se detiene.
Como Presidente, estoy decidido a seguir poniendo lo mejor de mí para que así ocurra; todo mi empeño, dedicación,
pasión,
entrega
y esfuerzo
sin reservas.
Mi objetivo es rendir buenas cuentas a la sociedad de hoy. Y, al mismo tiempo, contribuir a dejar una mejor nación para los mexicanos del mañana.
Con la certeza que nos
da el haber transformado a
nuestro país en los últimos
años, los mexicanos continuaremos el cambio
con rumbo, como así lo hemos emprendido.
Con convicción y claridad de objetivos, mantendremos el rumbo
firme para que el país arribe al
destino de bienestar que por tantos
años ha buscado.
Y lo haremos, insisto, en
unidad; como lo hemos hecho los mexicanos en los grandes
momentos de nuestra historia.
Tengamos presente siempre que un mejor país -que un mejor
México- es responsabilidad de todos y se construye cada día, con el trabajo
de todos.
Hagamos
que cada día cuente.
México
es un pueblo orgulloso de su historia y de sus raíces.
México
es un pueblo que valora su evolución a través de los siglos.
México
ve con confianza y optimismo su futuro.
Haber llegado a ser lo
que somos como país, no es poco. Es mucho
y así debemos dimensionarlo.
Pero son todavía más, las hazañas que México tiene por lograr.
Porque el futuro de México –el que queremos para nuestras hijas
e hijos– debe ser aún más grande que su historia.
El Siglo XXI debe ser el gran siglo de México.
Muchísimas gracias.
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