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Lozoya, personaje siniestro: Santiago Nieto, en su libro de memorias

Como un personaje “siniestro”, así calificó Nieto al exdirector de Pemex, en su libro “Sin filias ni fobias. Memorias de un fiscal incómodo"

Escrito en NACIÓN el

Emilio Ricardo Lozoya Austin, quien fue detenido este miércoles en Málaga, España, es un personaje “siniestro”. Así calificó Santiago Nieto, al exdirector de Pemex, en su libro “Sin filias ni fobias. Memorias de un fiscal incómodo”.

En la obra, publicada por Grijalbo, Nieto recuerda que haber deslizado a un medio de comunicación que había recibido presiones de Lozoya para no investigar el dinero que, presuntamente de manera ilegal la empresa Odebrecht había dado a la campaña de Enrique Peña Nieto en 2012, causó que fuera perseguido y lo llevó primero a ser removido por el entonces encargado de la Procuraduría General de la República (PGR), Alberto Elías Beltrán y ante las presiones que recibió de distintos actores políticos, a que el mismo declinara al puesto.

En el libro se detalla que además de la campaña presidencial (en la que Lozoya fue el encargado de finanzas), el entonces director de Pemex presumiblemente también recibió dinero ilícito de la empresa sudamericana para las campañas de 2015.

En total sumarían 16 millones y medio de dólares, en el que el papel de Lozoya Austin resultó fundamental para que las sumas no fueran detectadas en una primera instancia.

Incluso los recursos comenzaron a ser recibidos desde 2010 por Lozoya, y como si fuera una trama de lavado de dinero a nivel internacional, se contó con la participación del despacho Mossack Fonseca & Co, el mismo que lavó dinero a miles de personajes influyentes y cuya práctica fue exhibida por una red de periodistas a través del caso Panamá Papers.

Este 29 de mayo el destino ha dado un giro y mientras Santiago Nieto es el actual coordinador de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sobre Lozoya Austin pesa una orden de aprehensión (cuyos motivos aún no han sido aclarados, ya que su caso se liga al de la detención del director de Altos Hornos de México, Alonso Encira Elizondo.

LA SILLA ROTA presenta extractos del libro de Santiago Nieto, en el que entre otros casos, se aborda el de Lozoya y Odebrecht en México. Un caso que ha traspasado fronteras, ha cimbrado a América Latina y ha detonado la caída de presidentes de países de la región o encarcelamiento de altos funcionarios. En México la caída de un procurador (Raúl Cervantes) y un Fiscal para la Atención de Delitos Electorales, pero por investigar, escribió Nieto.

Foto: Cuartoscuro.

ODEBRECHT

“Desde 2010 Odebrecht significó una atractiva ‘oportunidad’ de enriquecimiento ilícito –supuestamente indetectable- para la clase política mexicana. Algunos gobernantes y funcionarios se dejaron abrazar, por los tentáculos de este pulpo multimillonario.

“En febrero de 2017 se echó a andar en nuestro país una investigación ministerial por cohecho, dirigida por la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales (SEIDF). El punto de arranque de esa pesquisa fueron las declaraciones que hizo Marcelo Odebrecht, mandamás de la firma brasileña, quien imputaba a un funcionario mexicano de primera línea, Emilio Lozoya, la recepción de 10 millones de dólares por concepto de cuatro contratos entre Pemex y Odebrecht. Dichos depósitos fluyeron sin barrera alguna entre 2010 y 2016. Dinero líquido; dinero contante y sonante. Esos recursos ilícitos circularon por Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo y el estado de México aún antes de la elección presidencial de 2012”.

“En el caso específico de Lozoya –titular de Pemex de 2012 a 2016-, Odebrecht le pagaba de manera triangulada por medio de varios esquemas. Uno de ellos consistía en depositar desde una cuenta en Suiza a una empresa en las Islas Vírgenes, relacionada con otras firmas en México y supuestamente en las Islas Caimán. El sistema fiscal más cercano al paraíso… de la corrupción y el ocultamiento de datos".

“La fiscalía de Brasil, no de México, obtuvo declaraciones de Norberto Odebrecht (fallecido en 2014) así como de otros funcionarios imputados de la empresa, en las que se señala que el gigante brasileño realizó pagos indebidos por la cantidad de 10.5 millones de dólares a funcionarios de Pemex entre 2010 y 2014, en particular a un personaje siniestro: Emilio Ricardo Lozoya Austin, director de la paraestatal mexicana, quien recibía los recursos para el apoyo a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto. Pero no se trató del único soborno. Lozoya recibió otros seis millones de dólares que llegaron incluso a entregarse durante el proceso electoral 2014-2015".

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“En la versión pública del caso se relata la manera en que Lozoya recibió, primero, 4 millones de dólares entre abril y noviembre de 2012, como apoyo a la campaña de 2012, de parte de Luis Alberto Meneses Weyll, director de Odebrecht en México, quien pidió que los depósitos se hicieran en Latin American Asia Capital Holding, empresa offshore con sede también en las Islas Vírgenes, desde donde se realizaban depósitos a otra cuenta a nombre de Innovation-Research Engineering and Development. Esta empresa ubicada en Antigua estaba a nombre de Olivio Rodríguez, ejecutivo de Odebrecht, encargado de sobornar a políticos corruptos en toda América Latina. En México, claro, fueron del PRI”.

“La historia apenas comenzaba. Cuando Emilio Lozoya llegó a la dirección general de Pemex, en Odebrecht hubo felicidad. Por instrucciones de Hildeberto Mascarenhas Alves da Silva Filho, y con apoyo de Luiz Mameri, vicepresidente para América Latina y Angola de Odebrecht, se transfirió un millón de dólares a la empresa Zecapan S.A., instalada en Islas Vírgenes Británicas. Desde ahí, la triangulación se completó en la cuenta 1001.560.103 de Nove Bank en el principado de Liechtenstein. Primero fue un millón, pero después se repetiría la operación hasta completar 6 millones de dólares, ya iniciado el proceso electoral federal 2014-2015. Luego llegaron más transferencias de Innovation Research, ahora a Mein Bank Antigua Limited”.

La trama no dejaba de mostrar actividades corruptas de Lozoya. En abril de 2011, el despacho panameño Mossack Fonseca & Co. abrió una caja fuerte y una cuenta en una institución de su país, el Private Bank, a nombre de una persona moral, entregando un poder a nombre de Emilio Lozoya, siendo socio del fondo de inversión JF Holding establecido en Luxemburgo. Con el apoyo de quien fuera vicepresidente de la institución bancaria Chase Manhattan Bank, se abrieron dos cuentas, una de ellas a nombre de Lozoya. Más cuentas, más transferencias, más corrupción, más impunidad”.

“La investigación de la SEIDF hablaba de cuatro contratos [entre Pemex y Odebrecht], pero nosotros localizamos 42. ¿Dónde estaba el registro de los otros 38 contratos?”.

El 16 de octubre de 2017 renunció Raúl Cervantes a la Procuraduría General de la República y como encargado de despacho quedó Alberto Elías Beltrán. Un día después, Nieto acudió a un evento académico, habló sobre el caso y dio una entrevista al diario Reforma.

“El miércoles 18, el periódico encabezó la nota así: “Lozoya presiona al fiscal”. El reportero intercambió una frase de la conferencia de la UNAM con algunos elementos de la entrevista. Lo que me interesaba posicionar no lo mencionó”.

Vino la presión luego por esa nota, pese a que Santiago Nieto aseguró que eso no más relevante. El encargado de despacho de la PGR, Alberto Elías Beltrán, le anunció que lo removería y comenzó la presión para él.

“La PGR lanzó un comunicado ridículo donde señalaba que había violado el código de ética. Para apuntalar la farsa, Alberto Elías acudió a 43 entrevistas con medios de comunicación. Perdió desde el momento en que dijo que la Fepade era autónoma; la pregunta instantánea era: “¿Cómo puede ser autónoma si remueven al fiscal?".

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“¿A qué se debía esa reacción? A que habíamos hecho bien  las cosas. Hay que recordar que el presupuesto de la Fepade en un año era menor que los sobornos que había recibido Emilio Lozoya solo por cuatro de los contratos que en ese momento se investigaban”.

“En esos días, Emilio Lozoya Thalmann presentó un par de denuncias en mi contra en la PGR. La primera, por violación al deber del sigilo de la carpeta de investigación, solicitando el ejercicio de la acción penal y la sanción máxima de 10 años de prisión. La segunda, por violación a una suspensión de un juicio de amparo. Javier Coello Trejo, un abogado gansteril, fabricó una campaña llamándome mentiroso y asegurando que terminaría en la cárcel”.

“Una nueva mentira circulaba (en el Senado), ahora vertida por los panistas rebeldes: que el hecho de que yo hubiera dicho públicamente que había recibido un documento de Lozoya que formaba parte de una carpeta de investigación contaminaba el expediente y el investigado alcanzaría la absolución por mi culpa. La “teoría del fruto del árbol envenenado” utilizada  en el caso Florence Cassez, no resultaba aplicable porque no se trataba de una prueba ni había sido exhibida a testigos para que variaran sus declaraciones, ni en ella descansaba el fondo del asunto”.

"En una semana pasé de perseguidor a perseguido. Mis allegados estaban cansados. Entre requerimientos, amenazas, presiones y coacciones de la visitaduría y la contraloría, Trolle [uno de sus allegados] me aconsejó que rindiéramos la plaza. Álvaro estaba preocupado por sí mismo y no tenía contacto con él. Hablé con mi esposa y su posición fue muy clara: si algo le pasa a mis hijas por tu culpa, Santiago Nieto, te vas a arrepentir”.

El gobierno me había arrinconado. Sin dinero, sin trabajo, con deudas (yo vivía de mi sueldo de fiscal) con mis amigos desmoralizados y enfrentando acusaciones administrativas, con seis carpetas de investigación y una averiguación previa pendiente, con la preocupación por mis hijas, con una campaña de desprestigio pagada desde la oficina de Eduardo Sánchez [vocero presidencial], con traiciones de personas a las que consideraba mis amigos, me di cuenta de que era mejor dar un paso atrás para tomar nuevamente impulso.

“Me comuniqué con Márquez y le dije que declinaba”.

“La impunidad había triunfado. Lozoya no sería investigado pero fue una victoria pírrica. Peña Nieto pasará a la historia como el presidente más corrupto de la era moderna de México. Reivindicó a López Portillo, a Echeverría y hasta a Alemán.

“En toda América Latina, el escándalo Odebrecht removió a presidentes y vicepresidentes y terminó con carreras políticas. En México significó la salida de un procurador y la caída de un fiscal electoral… y con ello la caída de lo que le quedaba de legitimidad al régimen”.

Foto: Cuartoscuro.

MJP