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"Los Zetas me enseñaron a ser un enterrador”

Un niño fue el pago para que un grupo de migrantes pudiera cruzar la frontera de México a Estados Unidos, así terminó como aprendiz de “Los Zetas”

Escrito en NACIÓN el

Para cruzar la frontera de México a Estados Unidos, los coyotes exigieron a un grupo de centroamericanos un pago de mil dólares por persona. Lo migrantes, incapaces de juntar ese dinero sin más entregaron a un niño, uno de entre el grupo, como pago. 

Los traficantes de migrantes trabajaban para “Los Zetas”, por lo que este niño terminó en las filas de dicho cártel criminal.

Entonces comenzó todo un viacrucis, donde el menor originario de El Salvador se convirtió en contra de su voluntad en un aprendiz de “Los Zetas”.

Primero, el niño se encargó de enterrar los cadáveres de las víctimas de dicho cártel transnacional.

Luego, “Los Zetas” le enseñaron a desmembrar los cuerpos y prepararlos para disolverlos en ácido. 

Posteriormente, el menor fue el encargado de, personalmente, deshacerse de los cadáveres en ácido.

Para suerte del niño fue arrebatado de las garras de “Los Zetas” por autoridades de El Salvador.

El caso de este niño migrante fue dado a conocer por Ericka María Aguirre de Rusconi, coordinadora del anteproyecto de Ley Especial contra el Tráfico Ilegal de Personas, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC, por sus siglas en inglés).

Aguirre de Rusconi relató el caso en el III Foro Regional Interparlamentario sobre Seguridad en el Triángulo Norte de América Central y México, en la Cámara de Diputados, a finales de febrero pasado. 

Con este relato, Ericka María ejemplició la vulnerabilidad de los migrantes ante los intentos de llegar a suelo estadounidense.

“El caso del tráfico inicial se convierte en tráfico de personas y una explotación del niño, una venta completa del niño”, sentenció Aguirre de Rusconi.

Por ello, dice, los indocumentados prefieren cruzar México en grupos grandes, como en las llamadas caravanas migrantes, para evitar peligros.

“¿Cómo le regresamos la inocencia a este niños después de haber sido vulnerado por las organizaciones del crimen organizado, cómo los Estados reparamos el daño?”.

La experta de las Naciones Unidas lamentó que no sólo se trata de migrantes que se suman a las filas del narcotráfico, sino también las que son víctimas de este con secuestros y asesinatos, o las mujeres abusadas sexualmente en el trayecto. 

Un diagnóstico de la propia UNDOC asegura que el tráfico de personas en la región generan hasta 7 billones de dólares. 

El anteproyecto de ella coordina consta de 47 artículos y nueve capítulos en los que se desarrollan aspectos sustantivos, procesales, penales, consecuencias jurídicas aplicables y medidas de protección y asistencia a las personas objeto del tráfico ilegal de migrantes.

Busca, dijo, promover y facilitar la cooperación nacional e internacional para la eficaz detección, prevención y persecución de este delito. 

Además, crear un fondo que permita solventar los problemas económicos, relativos a la prevención, combate y asistencia de quienes han sido víctimas.

“Éstos son momentos coyunturales donde tenemos nuevos fenómenos migratorios, como las caravanas, a los que nos enfrentamos todos los días países de origen, tránsito y destino”.

Por su parte, “Los Zetas” es uno de los cárteles de la droga que más ha estado vinculado con el tráfico de migrantes, casos que han terminado en tragedia. 

Por ejemplo, la masacre de San Fernando, Tamaulipas, cuando en 2010 mataron a 72 migrantes, quienes fueron secuestrados por “Los Zetas” y sus familiares no pagaron el rescate.

También se ha caracterizado por sumar mujeres, niños y adolescentes a sus filas criminales.

Están “Los Marucheros”, el rango más bajo de la organización criminal, hacen la labor de los “halcones”, es decir, vigilan las carreteras, informan a los líderes sobre movimientos en las calles.

Aunque también participan en enfrentamientos con enemigos, ya sea poniendo "ponchallantas" o protagonizando balaceras.

El apodo comenzó a utilizarse luego de que la sopa Maruchan fuera una constante en los escenarios de homicidios relacionados con el crimen organizado, donde las bajas eran principalmente “halcones”.

Estos “marucheros” y “marucheras” suben poco a poco escalones en el crimen organizado ante la detención o asesinato de cabecillas delincuenciales, si es que no son capturados o abatidos en medio de su camino por el narcotráfico.

Hace poco, en septiembre del año pasado, se hizo famosos el caso de "Juanito Pistolas", un sicario zeta de 16 años de edad abatido en un enfrentamiento con la policía de Tamaulipas. El menor estaba tan adentro de la estructura criminal que ya hasta tenía un corrido. 

En septiembre del 2018, Alfonso Durazo, antes de tomar la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), aseguró que desde el inicio de la llamada guerra contra el narcotráfico, de 2006 a 2018, 460 mil menores han sido reclutados por cárteles de la droga en México.

Actualmente, el poderío criminal de “Los Zetas” ha ido en declive, según la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). 

El cártel, asentado en Tamaulipas, está fragmentado en dos grandes frentes: el cártel del Noreste y “Los Zetas Vieja Escuela”, ambos enemigos. 

“Los Zetas” trafican metanfetamina, marihuana, cocaína y heroína a través de centros de distribución clave en Laredo, Dallas y Nueva Orleans, en Estados Unidos.


(Rodrigo Gutiérrez)