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“Los niños no aprendieron y los papás nos estresamos”

Académico advierte que la experiencia que hoy atraviesa el sistema educativo, no impide iniciar ya el desarrollo de programas de educación de emergencia

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Escrito en NACIÓN el

“Era imposible que la autoridad educativa supiera en diciembre que en febrero se iba a parar el mundo y que se necesitarían alternativas educativas para más de 30 millones de educandos”, advierte Roberto Rodríguez, académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. Tiene razón; el 8 de diciembre la provincia de Wuhan, China, apenas confirmaba tener un primer paciente contagiado por coronavirus, la pandemia sanitaria que en sólo dos meses paralizó el sistema educativo de la mayor parte de Europa, Asia y América, mientras que en México causó el mismo efecto quince semanas después.

No obstante, Rodríguez advierte que la experiencia que hoy atraviesa el sistema educativo en nuestro país con sistemas de enseñanza a distancia para niños y adolescentes, no impide iniciar ya el desarrollo de programas de educación de emergencia planeados, en caso de que un escenario como este se repita a futuro. “Eso no es imposible y es un reto que afrontar”, afirma.

¿A qué se refiere este experto? Simple: no repetir lo que hoy sucede con el diseño exprés de un sistema educativo en casa que la Secretaría de Educación Pública implementó desde el 20 de marzo, con un modelo determinado tras reuniones virtuales con la UNESCO (organismo de las Naciones Unidas para la educación) y ministros de educación en otras naciones.

Si bien este esquema mantiene a los estudiantes cursando materias desde casa bajo condiciones seguras en términos sanitarios, esto no permite determinar con certeza si 37.5 millones de niños y adolescentes que cursan educación básica en 33 millones de escuelas (públicas y privadas) en México -según cifras oficiales-, en verdad aprendieron nuevos conocimientos, pese a que el secretario Esteban Moctezuma, afirme que sí. “Que no quede duda, el ciclo escolar se va a cumplir, asegurándonos de lograr los aprendizajes esperados… Las mexicanas y mexicanos somos muy duchos, vamos juntos a salir más preparados y más cultos de esta crisis”, informó el 5 de abril en un mensaje por redes sociales.

El 16 de mayo La Silla Rota publicó el reportaje “Tarea excesiva y poco aprendizaje, alumnos en contingencia” donde los niños Mariana, Daniel y Rodrigo narraron sus experiencias en este sistema implementado por la SEP para sacar a flote el último tercio del ciclo escolar. Contrario a lo declarado por el funcionario federal, en el sentido de que el programa “Aprende en casa” sustituye las clases presenciales, los niños tienen otra opinión.

Los tres expresaron que en los casi dos meses que llevan estudiando bajo estas condiciones, sus maestros les han asignado más tarea de la normal; además sienten estar aprendiendo menos desde su casa, convertida en un aula virtual bajo aislamiento. No obstante, reconocen comodidades como el hecho de no usar uniforme y poder estar cerca de su familia.

Ada Ahued, maestra en educación y conferencista de la Unión Nacional de Padres de Familia, explicó que en su experiencia no es posible afirmar tajantemente si los niños están aprendiendo o no, en este momento. “Ellos aprenden con y sin computadoras”, dice, “pero, aunque en muchas escuelas estas ya se utilizan, el maestro siempre está ahí para acompañarle, responder dudas. Es decir, el maestro transfiere humanidad y emociones a los chicos, y desgraciadamente eso una maquina nunca te lo va a dar”, señala.

“Nuestra sociedad no está acostumbrada a tener este tipo de actividades en donde no hay seres humanos alrededor, por eso los niños no están extrañando la escuela por la escuela, sino a sus amigos porque aprenden también de sus compañeros”, considera.

Azucena Ramírez, mamá de Mariana, resumió su experiencia así “los niños no están aprendiendo, los maestros y nosotros nos estamos estresando, esto nunca será igual a una clase presencial”. ¿Tiene razón? “Es porque la educación a distancia cambia esquemas tradicionales en el proceso de enseñanza aprendizaje para el docente y estudiante”, le responde Guadalupe Alvarado, especialista en desarrollo humano y enlista: “los alumnos están aprendiendo de manera diferente y se están enfrentando a muchas condiciones diversas y adversas. La educación a distancia no es nueva, pero no se puso el foco en que fuera para estudios a nivel básico, fue más entendida para bachillerato y licenciatura. Sí están aprendiendo, pero no como están acostumbrados”, afirma.

Karla Torreo, mamá de Rodrigo, le da la razón. “Creo que este tipo de clases son más fácil para alguien en una Maestría o Doctorado, no para un niño. No están aprendiendo y a mi hijo tampoco le gusta”.

Mariana, Rodrigo y Daniel resaltaron el hecho de que estudiar desde casa, ha significado aumentar sus horarios escolares pues ahora -en promedio- realizan de dos a tres horas más de actividades a diferencia de un día normal de colegio. Y sus madres coincidieron en que modelo de educación virtual les ha significado doble trabajo porque dentro del mismo espacio físico (la casa) deben estar pendientes de la escuela de sus hijos además del trabajo doméstico y el home office.

Crítico, Roberto Rodríguez señaló al respecto que “la SEP hizo en esfuerzo improvisado porque difícilmente podría haber sido de otra manera frente a la magnitud de este problema”, reconoce.

“Me parece bueno la cantidad de medios que se pusieron al alcance como los programas de televisión pública, radio, televisoras locales, servicios de internet y uso de diversas plataformas, conforme a los planes de estudio. Pero, me parece que esto está llegando al límite porque los papás, el apoyo que pueden brindar a sus hijos, es limitado. Ellos no son maestros, habrá casos que las posibilidades de manejo de tecnologías sean limitadas no solo por la falta de equipos, sino también por el hecho de que no todos los papas pueden estar al pendiente del apoyo educativo de los niños, sea por desempleo o empleo informal”, ejemplificó.

Su opinión es similar a la de Adriana, mamá de Daniel, quien explicó en entrevista que su situación es diferente por ser maestra de profesión, aunque en este momento se encuentre jubilada. “La tengo más fácil, Daniel estudia en escuela pública y no trabaja en línea como en las escuelas privadas; nada por computadora y aun así va retrasado en tareas. Como mamá y maestra me siento con él, le explico dudas de manera pedagógica, lo guío, pero las demás mamas no sé cómo estén manejando la situación”.

¿Y los maestros?

La pedagoga Ada Ahued estima que esta ola de cambios en la impartición de educación también los alcanzó. “Nos estamos reinventando, volviendo a esa base de cuando estudiamos, volver a estudiar la didáctica para saber cómo incentivar a los chicos a distancia para crear en ellos interés en un tema. Los papás tienen que entender que es imposible que en casa los niños rellenen un libro de texto porque muchas de las actividades que señala se refieren a salir, busca, platicar con tu compañero y eso no se puede hacer con una computadora”, considera. “Ellos creen que sus hijos no están aprendiendo nada por rellenar un libro de ejercicios, pero esta pandemia nos ha hecho regresar a la humanidad para darnos cuenta que no es más importante lo que sabes sino lo que eres”.

En conjunto, estas tres mamás reconocen el esfuerzo que hacen los maestros de sus hijos porque sus horas de trabajo, estiman, son similares a las de Daniel, Mariana y Rodrigo. Pero estos dos últimos, como estudiantes de escuela privada, describen que sus clases son pesadas pues los docentes las imparten mediante apps donde celebran clases virtuales a contra reloj con materiales en PDF o Powerpoint, lo que después de varias horas les parece aburrido. ¿Se equivocó entonces Ada Ahued?

“¡Claro que no aprendes!”, declara Mariana con peculiar franqueza. “¡El salón de clases es insustituible! Siento que este ciclo escolar me voy en blanco en algunas cosas, como incompleta, y obviamente me va a ser más difícil ver eso en los próximo años”. “¿Aprendiendo? Mmmmm”, se detiene Rodrigo. “Hay cosas que sí, hay cosas nuevas, pero así aprender acá todo bien bonito, que yo diga mi nivel de aprendizaje sea mayor, pues no”.

“Hay que reconocer el esfuerzo que han hecho en conjunto de padres y maestros”, señala Guadalupe Alvarado. “Esto también les deja un aprendizaje. En la Unión de Padres de Familia (UNPF) estamos recabando opiniones de los padres de familia, su experiencia en general ha sido buena”, señala. La intención de este breve sondeo busca medir justamente la experiencia del aprendizaje en casa y conocer cuándo consideran que sus hijos deben volver a clases.

¿Entonces sí se van los niños con un hueco académico?

“Sí”, afirma Ada Ahued. “Y eso lo podríamos utilizar para hacer que aprendan funciones ejecutivas a las que a veces no le damos la importancia porque no tenemos el tiempo en la escuela. Por ejemplo, la memoria de trabajo no es memorizar, sino hacer una cadena de actividades. Los niños sienten que no están aprendiendo, pero es porque este es un aprendizaje diferente”.

“Didácticamente sí puede haber un hueco” estima Alvarado. “No solo por la percepción de sentimiento de no ir a la escuela o extrañar a los compañeros, sino porque el programa de Aprender en Casa que es muy poco tiempo y sus preguntas son muy sencillas. No es lo mismo que desarrollar un tema en el aula con tu maestro”.

Como experto en temas educativos en la UNAM, Roberto Rodríguez, considera que las respuestas a esta pregunta son varias. “En el mejor de los casos en poblaciones muy específicas, seguro algunos niños están aprendiendo algo bueno, por ejemplo, en niños de familias de mayor poder adquisitivo quizás el manejo de plataformas. No sé si sea el caso de niños en escuelas públicas. Pero no veo caso a insistir en la posibilidad de evaluar estos aprendizajes como si se hubiera cumplido el ciclo escolar, porque es utópico, no se puede. Y habría que tomar una decisión al respeto: dar por concluido el ciclo escolar y no buscar formas de evaluación como si se hubiera terminado el programa”, opina.

Yo creo que el principal reto viene después ¿Cómo se van a reemplazar los conocimientos no adquiridos en estas semanas? ¿Será en el próximo ciclo escolar o habrá un trimestre de recuperación? Porque esa es una alternativa que se tomó en los países de mayor desarrollo. La otra opción es hacemos la ilusión de que esto representa un aprendizaje para todos. Me parece que el déficit que se va a observar no es ningún aprendizaje, sino que más bien hay lecciones por aprender. El reto, como dije inicialmente, es buscar soluciones a la educación en caso de que lo sucedido con el coronavirus se replique o haya un nuevo brote; para tener una mejor organización al sistema de educación a distancia, diferente del que se ha venido improvisando

(María José Pardo)