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“Los Marucheros”, la célula del cártel del Noreste que recluta mujeres y niños

“Los Marucheros” son el rango más bajo de dicha organización criminal asentada en Tamaulipas, hacen la labor de los “halcones”

Escrito en NACIÓN el

Al ritmo de la música, un grupo de jóvenes fuertemente armados y con equipo táctico baila en un camino de terracería, algunos de ellos disparan al piso mientras lo hace.

Este es el escenario que se muestra en un video difundido en redes sociales, los menores –adolescentes la mayoría de ellos– formarían parte del cártel del Noreste.

El cártel del Noreste es una escisión de “Los Zetas”, encabezado por la familia Treviño Morales, de donde emanaron líderes históricos como Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, y Omar Treviño Morales, “El Z-42”. Actualmente su líder máximo es Juan Gerardo Treviño Chávez, alias "El Huevo".

De acuerdo con la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), “Los Zetas” trafican drogas principalmente a través de la zona fronteriza entre Del Rio y Falcon Lake, Texas.

Su centro de operaciones está en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en México; y sus puntos de distribución clave son Laredo, Dallas, Atlanta y Nueva Orleans. Sus drogas “preferidas” son cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana.

Apodados como “Los Marucheros” son la célula criminal del cártel del Noreste formada principalmente por menores de edad, pero también por mujeres.  

“Los Marucheros” son el rango más bajo de dicha organización criminal asentada en Tamaulipas, hacen la labor de los “halcones”, es decir, vigilan las carreteras, informan a los líderes sobre movimientos en las calles.

Aunque también participan en enfrentamientos con enemigos, ya sea poniendo "ponchallantas" o protagonizando balaceras.

El apodo comenzó a utilizarse luego de que la sopa Maruchan fuera una constante en los escenarios de homicidios relacionados con el crimen organizado, donde las bajas eran principalmente “halcones”.

Mujeres también son reclutadas para ser “Las Marucheras” del cártel del Noreste. Un video difundido en abril pasado en redes sociales muestra a un grupo de estas “patrullando” por calles de Reynosa, Tamaulipas.

Se trata de jóvenes féminas a bordo de una camioneta, escuchando música caribeña y diciendo palabras altisonantes, van por una “mugrosa”-dicen- a quien se refieren únicamente como Zavala, se presumen armadas.

Estos “marucheros” y “marucheras” suben poco a poco escalones en el crimen organizado ante la detención o asesinato de cabecillas delincuenciales, si es que no son capturados y abatidos en medio de su camino por el narcotráfico.

Al reclutamiento de mujeres y menores de edad no es novedad en el crimen organizado, particularmente en el caso de “Los Zetas” y sus células criminales.

Varias son las mujeres detenidas por ser supuestamente feroces sicarias del narcotráfico, a la vez que diversos menores han protagonizado las portadas de los medios al ser calificados como “niñosicarios”.  

Que sea común no quiere decir que no sea preocupante. En septiembre del año pasado, Alfonso Durazo, antes de tomar la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), aseguró que desde el inició de la llamada guerra contra el narcotráfico, de 2006 a 2018, 460 mil menores han sido reclutados por cárteles de la droga en México.

De 2006 a 2017, más de 14 mil menores de edad han sido asesinados en México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

En su estudio, “Violencia, niñez y crimen organizado” de 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sostiene que los niños son reclutados desde los 10 años, a cambio, les ofrecen dinero, ropa, alimento o medicinas.

Los criminales se aprovechas de la vulnerabilidad, ocasionada principalmente por la pobreza, de los menores de edad.

Ecatepec, en el Estado de México, es el municipio con más personas en situación de pobreza de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social (Coneval), así como uno de los diez municipios donde sus habitantes más se sienten inseguros, según el Inegi.

En el mismo municipio, a uno de cada diez estudiantes de nivel secundaria le han ofrecido trabajar para el crimen organizado, así lo señaló un estudio realizado por el laboratorio “Pobreza, Violencia y Gobernabilidad”, de la Universidad de Standford, junto con la organización no gubernamental Cauce Ciudadano.

El estudio también detalla la facilidad de adquirir drogas e ingresar a pandillas para los menores de edad.

RGG