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Las divisiones internas de Morena rumbo a las elecciones de 2022

El partido del presidente López Obrador corre el riesgo de perder localidades importantes como ocurrió en la CDMX

Escrito en NACIÓN el

En el contexto de las elecciones a las gubernaturas que se realizarán en 2022, en Morena se ha generado una división entre las distintas corrientes que viven al interior del partido y la división se puede profundizar conforme más se acerquen las elecciones de 2024.

En Durango, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, cuatro de las seis elecciones del próximo año, aspirantes a las candidaturas se han manifestado públicamente en contra de la decisión de la dirigencia de Morena y en casos como el de Quintana Roo, han incluso amenazado con salir del partido y buscar la candidatura bajo otras siglas.

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En opinión de César Gutiérrez, analista político, existen al menos tres grupos al interior de Morena que han estado moviendo sus distintas fichas en torno a la designación de candidaturas.

“Hay al menos tres grupos que están muy identificados y muy claros que es el grupo de Marcelo que son los que tienen el control de la presidencia de Morena, el grupo de Claudia Sheinbaum que de alguna manera tienen el control de la Secretaría General de Morena y tenemos un tercer grupo que es el de Monreal que a lo mejor tiene mayor afinidad con el grupo de Marcelo pero que es un tercer grupo y además están los radicales de Morena”, explica el analista político.

Sobre la división de los tres grupos dentro de Morena, también se pueden encontrar dos grandes divisiones de tipo ideológica: los “puros” y los “no puros” que, de acuerdo con Gustavo Montiel, especialista en Ciencias Políticas del Tec de Monterrey, se disputan los espacios de poder dentro del partido rumbo a las elecciones presidenciales de 2024.

“La dirigencia nacional expresa esa división: Mario Delgado es parte de los “no puros” y Citlali Hernández, la secretaria general es parte de los “puros” y el Comité Ejecutivo está dividido o representa a esos grupos que hasta ahora se han mantenido unidos en esa dirigencia porque López Obrador se los pide”, explica Montiel.

Mario Delgado al centro; Citlalli Hernández a la izquierda, ambos en la reunión de alcaldes de Morena (Fotografía: Cuartoscuro)

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Eso se expresa en las diferencias que hay en los discursos que enarbola Mario Delgado y los discursos de Citlalli García; por eso, es probable que Claudia Sheinbaum, ante el apoyo que Delgado le ha dado a Marcelo Ebrard, busque que cambie la dirigencia nacional del partido en el contexto de la carrera por la candidatura para la presidencia de 2024.

Para el especialista del Tec, la diferencia entre ambas corrientes radica en los espacios de los que provienen ambas tendencias: los puros serían los que siempre han militado en Morena, quienes fundaron el movimiento o iniciaron su vida política en el partido, mientras que los no puros serían los que han saltado desde otros partidos políticos a Morena.

Así, la división interna de Morena no sólo existe sino que es probable que en los próximos meses rumbo a las candidaturas de 2022 se cristalice, aunque eso no signifique una pérdida del poder político.

“Sí creo que se puede dividir. No creo que eso sea suficiente para que pierda las elecciones, eso es distinto pero sí va haber una división y va a haber un rompimiento fuerte con alguno de estos grupos”, explica César Gutiérrez.

“Desafortunadamente Morena no es como algún otro partido político, porque incluso nació como un movimiento de regeneración, quería darle nueva vida a toda esta política y recordemos que los priistas, que de alguna forma fueron los que dictaron la política en este país por más de 70 años tenían una forma muy institucional de manejarlo: “El candidato es fulano y los demás lo apoyan”, recalca Gutiérrez.


Claudia Sheinbaum y López Obrador, durante la inauguración de una de las sucursales del Banco del Bienestar en CDMX (Fotografía: Cuartoscuro)

La diferencia en Morena es que las y los candidatos no tienen esta actitud frente a las decisiones de partido por lo que los intereses políticos y personales juegan un papel más predominante; así, es muy probable que los candidatos o candidatas que no resultaron favorecidos con la decisión, se vayan de Morena con todo y el capital político que representan.

“Mario Delgado lo que tendría que hacer es manejar con los acuerdos políticos a candidatos de unidad. No sólo que sean candidatos sino que pueda haber cierto tipo de concesiones”, afirma Gutiérrez.

La concesión radica en que el propio Morena podría ceder a alguna de las corrientes la candidatura a la gubernatura y a la corriente opuesta, cederle el poder legislativo, por poner un ejemplo, de tal manera que incluso se garantice un sistema de contrapesos.

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Cuando esa negociación política no ocurre y se imponen candidaturas sin considerar a los distintos grupos políticos locales, se corre el riesgo de perder localidades importantes como ocurrió en la Ciudad de México.

“No hubo un acercamiento por parte de la dirigencia nacional de decir: 'a ver, señores, vamos a limar asperezas, vamos a resolver rencillas, para ver lo que conviene al partido y a los intereses del partido'. Al no hacer esa concertación política y que designen únicamente a ciertos candidatos, que no sienten a las contrapartes para poder sumarlos al proyectos, ha tenido como consecuencia que se pudieran perder algunas delegaciones".
 

PERSPECTIVAS DEL PARTIDO

Uno de los grandes errores, para César Gutiérrez, es la no creación de candidaturas de unidad lo que seguramente se seguirá complicando durante las próximas elecciones.

"Si Morena fuera con candidatos de unidad, aseguro que arrasaría en las elecciones, cuando mucho perdería uno de los estados que tendrán elecciones el año que entra”, explica César Gutiérrez.

Se reúnen Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal, y Adán Augusto (Fotografía: Twitter Ricardo Monreal)

En medio de todas estas divisiones y luchas entre los diversos grupos políticos, el factor de unidad y cohesión con el que cuenta el partido es la figura presidencial de Andrés Manuel López Obrador, sin embargo tiene una fecha de caducidad: el 2024.

“Entonces ahí sí se van a ver las complicaciones de lo que implica ganar una candidatura. Ahora podrían aprovechar esa situación porque nadie puede dejar de reconocer que la popularidad del presidente es inmensa a pesar de los tres años de desgaste y que desafortunadamente las decisiones que ha estado tomando la cúpula de Morena no han sabido satisfacer a todos los grupos de poder que hay en el interior”, explica César Gutiérrez.

La importancia de la figura presidencial no es únicamente un análisis de Gutiérrez, sino que Gustavo Montiel también coincide.

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“Vamos a ver cómo esa división se va expresar en el futuro porque los grupos están ahí por capacidad electoral, pero cuando Morena pierda esa capacidad porque el presidente no esté jugando el papel tan relevante como la que ha jugado en el pasado, eso va a generar una división mucho más profunda”, coincide Gustavo Montiel.

El riesgo no sólo es la división interna y que los grupos de poder se vayan del partido con el capital político que representan, sino que además se puedan convertir en figuras de oposición como en su momento ha sido Lily Téllez o Germán Martínez.

Esta división se va a delinear en 2022 pero se va a agudizar y profundizar conforme se acerquen las elecciones de 2024.

“En poco tiempo el presidente va a tener menos capacidad de poder mantenerla o controlarla. El tema de la revocación de mandato, la consulta popular, le permiten mantener el liderazgo y la preponderancia de su imagen pero para 2023 tendrá que inventar otra cosa porque ahí la división va a tener una lógica mucho más intensa porque se estarán definiendo las candidaturas”, explica Montiel.

Así, lo controversial de las elecciones de 2022 radica en que cada uno de los grupos de poder dentro de Morena están buscando que sus colaboradores queden en las gubernaturas. Esa ha sido la importancia de la designación de candidatos, de acuerdo con César Gutiérrez.

“Por eso no vemos acuerdos de unidad: cada quien quiere ver a su gente en determinados lugares y diversos puestos”, explica el especialista.

Sin embargo, las divisiones entre las corrientes ideológicas y las corrientes políticas dentro de Morena no funcionan como un mapa exacto para entender cómo se pueden mover los intereses dentro de Morena.

“Al final, esas divisiones no se van a dar en términos de los puros y no puros sino que se van a dar en términos de quién apoya o no apoya a un candidato o candidata que surja entonces esta división entre puros y no puros es funcional ahorita pero después se va a dar en otros términos”, afirma Montiel.

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