A dos días del asesinato de nueve integrantes –tres mujeres y seis menores de edad– de la familia LeBarón, más detalles salen a relucir de la masacre ocurrida en los límites de Sonora y Chihuahua.
Durante la conferencia mañanera de este miércoles, el jefe del Estado Mayor, el general Homero Mendoza Ruiz, confirmó lo que ayer publicamos en La Silla Rota: que la primera línea de investigación es la disputa en la zona entre dos células criminales, “Los Salazar” y “La Línea”.
Por su parte, el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo, aseguró que entre los casquillos que encontraron en la escena del crimen hay varios de procedencia estadunidense, explicó además que el 70% de las armas vinculadas con crímenes en México provienen ilegalmente de Estados Unidos.
En tanto, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard, detalló que se le pedirá a la Fiscalía General de la República (FGR) que realice una investigación sobre el origen de las armas que perpetraron el ataque y que dicha información será compartida con el Buró Federal de Investigación (FBI, con siglas en inglés).
No es novedad que Estados Unidos sea el encargado de armar a los cárteles mexicanos. Cada año ingresan México de forma ilegal 213 mil armas, según estimaciones de la Agencia Federal de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés).
La misma dependencia estadunidense lanza estadísticas que coinciden con las dicha esta mañana por Alfonso Durazo: “De las 106 mil 1 armas recuperadas por la policía como parte de una investigación criminal en México, entre 2011 y 2016, y se sometieron a seguimiento, el 70% se compraron originalmente a un vendedor de armas con licencia en los Estados Unidos”.
El informe “La situación de la violencia relacionada con las drogas en México del 2006 a 2017: ¿Es un conflicto armado no internacional?”, realizado por el ITESO y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), precisa el tipo de armamento que utilizan los nueve cárteles de la droga detectados por la FGR.
El documento destaca la artillería del cártel de Sinaloa y el cártel de Juárez, ambas organizaciones de las que emanan “Los Salazar” y “La Línea”, respectivamente.
Al abordar al cártel de Juárez, el informe menciona que esta organización criminal “tiene acceso regular a armas y a equipo militar”.
El documento precisa que este cártel utiliza una amplia gama de pistolas y armas explosivas, como rifles AR–15, pistolas calibre .38 y .32., así como armas automáticas calibre .30, rifles de calibre 7.62X39 de origen rumano, pistolas calibre 7.62X39, cargadores, cajas de cartucho, cartuchos, granadas y lanzagranadas.
También presume en su artillería rifles Barrett calibre .50, el sistema portátil de defensa aérea Redeye MANPADS (Sistema de Defensa Aérea Humana Portátil).
En cuanto a equipos militares, han tenido acceso a chalecos tácticos, cascos militares, botas y uniformes. Además ha utilizado coches bomba, sofisticándose en materia.
La FGR coloca al cártel de Juárez únicamente en Chihuahua; la DEA, por su parte, menciona que dicha organización trafica marihuana y cocaína principalmente, aunque recientemente ha incursionado a heroína y metanfetamina, su principal mercado está en El Paso, Denver, Chicago y Oklahoma City.
En cuando al cártel de Sinaloa, el informe refiere que la organización fue uno de los más beneficiados de la “Operación Rápido y Furioso”, en la cual la ATF dejó pasar a México innumerables cantidades de armamento para rastrearlo, dar con su paradero y golpear simultáneamente a los cárteles, el problema fue que la ruta de las armas se perdió.
Incluso se atribuye al arsenal de esta operación fallida la “victoria” del cártel de Sinaloa en la guerra contra el cártel de Juárez, misma que inició a principios de los dosmiles y que aún persiste, según un cable dado a conocer en su momento por Wikileaks.
El cártel de Sinaloa, refiere el documento, posee armas y equipos militares entre los que destacan lanzacohetes y ametralladoras de varios calibres como el .38, además tiene la capacidad para planificar, coordinar y llevar a cabo operaciones militares.
El llamado “culiacanazo”, es decir, el operativo fallido contra Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, y cabecilla del cártel de Sinaloa, evidenció el poderío armamentístico de esta organización criminal.
De acuerdo con FGR, el cártel de Sinaloa opera en siete de los 32 estados del país; mientras que la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) precisa que esta exporta metanfetamina, marihuana, cocaína, heroína y fentanilo a Estados Unidos, cruzando la mercancía por los pasos fronterizos de California, Arizona, Nuevo México y el oeste de Texas.
