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“La Tuta”, el “youtuber” del narco

De maestro rural a líder criminal, Servando Gómez Martínez le gustaba el foco, ser el centro de atención, grabarse y difundirse a través de redes sociales

Escrito en NACIÓN el

Los peores años de violencia en Michoacán tuvieron nombre y apellido: Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, líder y fundador de “Los Caballeros Templaros”, quien incluso llegó a ser el hombre más buscado de México y por su cabeza el gobierno federal ofrecía 30 millones de pesos.

Antes de ser “La Tuta”, Gómez Martínez era “El Profe”. Estudió en la Normal de Maestros de Arteaga, para luego dar clases en la Escuela Primaria Melchor Ocampo del mismo municipio michoacano.

Se casó muy joven, a los 20 años, relación de la que le nacieron dos hijos. A la vez, se hizo fanático del tarot, gracias a la influencia de su madre María Teresa Martínez.

Sin embargo, y pese a ganar más de 50 mil pesos –hasta el primer trimestre del 2010–, “La Tuta” incursionó a principios del nuevo milenio en el crimen organizado junto a su hermano Luis Felipe Gómez Martínez, “El Güicho”.

Fue hasta 2006 cuando las autoridades federales lo identificaron como uno de los fundadores, primero, de “La Familia Michoacana”, junto con los temibles capos Enrique “Kike” Plancarte, Nazario Moreno González, “El Chayo” y de José de Jesús Méndez Vargas, “El Chango Méndez”.

Era visto como uno de los hombres más violentos dentro de dicha organización criminal, con la motivación de asesinar ante la mínima provocación, incluso sí el tarot le alertaba sobre una supuesta traición.

Durante años, “La Familia Michoacana” –aliados con Los Zetas– se hizo el mandamás en el tráfico de drogas en Michoacán, hasta que en 2011 comenzaron las diferencias en la cúpula del poder: “El Chango Méndez” y “El Chayo” rompieron.

Nazario Moreno junto con “Kike” Plancarte se separaron de “La Familia” y fundaron “Los Caballeros Templarios”, nueva organización criminal a la que se sumó “La Tuta”.

“Los Caballeros Templarios” más allá de un cártel, nació como una secta con tintes religiosos, en el que “El Chayo” se sentía el líder máximo, el mesías, el enviado de Dios, como Jesucristo.

¿La Razón?, en 2010, autoridades mexicanas sin pruebas –más que un audio de “La Tuta” haciendo referencia a “su gente” de que Nazario Moreno “ya no estaba con nosotros” tras un enfrentamiento con Fuerzas Federales– dieron por muerto a “El Chayo”.

 

Al poco tiempo comenzaron a sonar los rumores de que seguía con vida, más cuando el entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, dijo que no podía confirmar o negar la muerte oficialmente porque no había pruebas concretas.

Sintiéndose “santo”, “El Chayo” creó una especie de doctrina que entregaba a los miembros de la organización criminal, este compilado sumaba fragmentos de “La Biblia”, pasajes de los Testigos de Jehová, del libro “El Más Loco” de Yibrán Jalil Yibrán e incluso frases de Ernesto “El Che” Guevara.

El asesinato de “Kike” Plancarte y de “El Chayo” –ahora sí– en 2014 dejaron el camino libre a “La Tuta” para que se hiciera de “Los Caballeros Templarios”.

Bajo el mando de Gómez Martínez, Michoacán se convirtió en un centro de terror. No sólo porque “Los Templarios” se habían hecho del tráfico de marihuana, cocaína y metanfetamina, así como el de armas y hasta de minerales, sino por las extorsiones a empresarios, campesinos y demás daños a los pobladores.

 

“La Tuta” exigía “cobro de piso” a todos los empresarios, grandes, medianos y pequeños, también, “sus muchachos”, se robaban a las mujeres –muchas de ellas menores– y se las regresaban a sus familias embarazadas.

Así lo relataban un grupo de pobladores hartos, quienes se alzaron contra “Los Caballeros Templarios” y “La Tuta”, se hicieron llamar “Los Autodefensas”, destacando como uno de sus líderes a José Manuel Mireles.

Estas “Autodefensas” fueron las que provocaron que el gobierno federal volteara ver a la entidad michoacana.

Ante dicho malestar social, “La Tuta” fortaleció una estrategia peculiar que cargaba consigo años atrás: los videos.

A través de YouTube, Servando Gómez Martínez protagonizó videos, mismos que utilizaba para dos fines: desacreditar a funcionarios locales y hacer un llamado al gobierno federal para consolidar un pacto.

Dos de los videos más escandalosos que protagonizó el líder “templario” fue con “invitados especiales”, el primero, Rodrigo Vallejo, el hijo del en ese momento gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo; el segundo, Jesús Reyna García, secretario de gobierno y luego gobernador interino.

Por consecuencia, Fausto Vallejo dejó el cargo, aunque argumentando su mal estado de salud; mientras que su hijo fue detenido en dos ocasiones, la primera vez obtuvo su libertad tras pagar una fianza, luego, en enero pasado autoridades federales lo volvieron a capturar por delincuencia organizada. Rodrigo nunca quiso hablar de su encuentro con “La Tuta”.

En tanto, Reyna García fue detenido acusado de proteger a “Los Caballeros Templarios”, pero luego liberado en diciembre del 2018 por “falta de pruebas”.

De YouTube, Servando Gómez Martínez saltó a los medios tradicionales, principalmente extranjeros, a quienes otorgó entrevistas.

En ellas, “La Tuta” se muestra como un Robin Hood, regalando dinero a la gente, mientras pasea por el colorido centro de algún municipio michoacano, diciéndoles a las mujeres que convenzan a sus maridos de sumarse a su causa.

En las entrevistas, Gómez Martínez aceptaba que era un mal, pero uno “necesario”, luego atacaba a “Las Autodefensas”, asegurando que eran financiados por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), además echándoles en cara que lo que hacían era trabajo de la Federación.

La imagen mediática de “La Tuta” fue fundamental para que el gobierno federal comenzara una cacería en su contra que se consumó en febrero del 2015.

Fiel a su estilo, un último video ya detenido se hizo viral. Platicando con los Policías Federales que lo capturaron aseguraba que lo habían sorprendido y que así fue porque “lideraba a una banda de pendejos”.

Luego, dos años después de su detención volvió a los focos de los medios cuando, en el penal del Altiplano, recitó un monólogo sobre las piezas de ajedrez como parte de un torneo de dicho juego, favorito entre los reclusos y actividad primordial en la “reinserción social”. Este monólogo fue interpretado como una alegoría a su paso por el crimen organizado.  

Ayer, luego de más de cuatro años de reclusión, un juez sentenció a 55 años de prisión a “La Tuta” por el secuestro de un empresario en 2011. Esta sentencia fue fomentada por la Fiscalía General de Justicia de Michoacán, por lo que aún le faltan las condenas por crímenes federales.

Actualmente, y de acuerdo con la Fiscalía General de la República (FGR), “Los Caballeros Templarios” están divididos en dos células criminales, una liderada por Fernando Cruz Mendoza, “El Tena”, la otra por Gonzalo González, “El Gallito” y operan solo en algunos municipios de Michoacán con un poderío delictivo muy mermado.