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La psicóloga que hurgó en las mentes del Chapo, el Z40 y la mataviejitas

Mónica Ramírez Cano, psicóloga y criminóloga ha tratado a criminales como el Z40, Joaquín “El Chapo” Guzmán y Juana Barraza

Escrito en NACIÓN el

La psicóloga y criminóloga Mónica Ramírez Cano vive con una dualidad similar a la de los peligrosos personajes con los que ha trabajado.

Su voz estentórea y su seguridad al desenvolverse imponen, como la de los capos que ha entrevistado. Pero tiene tres razones para que su corazón se ablande: Maika, Ella y Mia, tres perritas que son las que mandan en su casa.

Acostumbrada a dar instrucciones y hablar sin tapujos, Mónica se transforma si sus “hijas”, como ella las llama, andan cerca. 

Les pide por favor se comporten al tiempo que su voz baja en decibeles. Según ella, los grandes criminales se ablandan cuando se trata de sus hijos. 

El trío canino brinca, lame, echa a correr y dispone a sus anchas del único sillón de la sala. No hacen el menor caso a la chihuahuense a quien, inclusive, Miguel Ángel Treviño “El Z-40” intentó convencer para tener un hijo que sacara el liderazgo de él y la inteligencia de ella.

Una colaboradora batalla para llevarse a las perritas a un cuarto.

Se sienta en una silla y a sus espaldas están, inscritas con plumón en el muro, redes de vínculo y todo tipo de anotaciones en torno al Cártel de Sinaloa.

Esta mujer de 42 años de edad y con estudios en el extranjero pudo hurgar en la mente de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Lo logró también con Juana Barraza Samperio “La Mataviejitas”, quien asesinó a varias ancianas en Ciudad de México y le regaló una artesanía dedicada: “el apoyo que me da una gran amiga, te quiero mucho mi rebelde”, se lee en la dedicatoria.

Su labor con los mafiosos se dio durante los años que el Gobierno Federal la requirió. Fueron, admite, tiempos complicados para su vida, pues tenía que estar escoltada por policías día y noche. 

Ahora se le ve un poco más relajada, viste zapatos Gucci, ropa holgada y pulcra y resalta una placa que cuelga de su cuello, la cual contiene sus datos personales, tipo de sangre, contacto y la marca Tiffany.

¿Cómo fue que te despertó la pasión por la psicología criminal?

-"Yo soy originaria de la ciudad de Chihuahua y crecí en un ambiente que empezaba a violentarse. Estaban sucediendo ciertos crímenes que me llamaban la atención, luego viene lo de las muertas de Juárez y me meto en el tema, habría teorías que decían que la gente que victimizaba de esa manera brutal a las mujeres necesitaba hacerlo para estimularse sexualmente, y yo decía ¿cómo se da eso?  Me dije, yo tengo que estar enfrente de estas personas y comprenderlas.

¿Qué elemento es lo que más le intriga de su trabajo?

-Dentro de los propios crímenes hay grados de severidad, dentro de los mismo grupos de delincuentes me dicen, no, (el peor) Daniel Arizmendi, yo soy secuestrador pero no violo; José Luis Canchola me decía que le daba “piso" a los que durante un robo violaran mujeres, entre ellos mismo tienen como muy claro y cuando decido meterme a la mente más perversa, tenía opciones y yo dije, me voy a meter a estudiar psicología y luego el comportamiento anormal y el criminal.

-Llevas una vida anormal también…

-De ahí se derivaron una serie de cosas y de decisiones que marcaron mi vida, como no tener hijos. Mis matrimonios han sido muy complicados porque mis parejas no entienden esta pasión que yo tengo, me quita tiempo, espacio que le podría dar a los demás, yo no llevo una vida normal, mi vida es muy bajo perfil, muy solitaria, no puedes hablar de esto con la gente y esto es complicado.

¿Cómo le haces para, con el tiempo, no confundir a tu entrevistado con un amigo?

-La línea es muy delgada, en donde estamos platicando y otra es el contexto, parece que estamos platicando dos amigos en un café, se vale porque estamos hablando como dos seres humanos, yo no llego y me siento: a ver 3870, delincuente, asesino, pláticame cómo era tu vida con tu mamá. Yo debo de dejar eso, es importante dejar los prejuicios a un lado, son monstruos por lo que han decidido hacer, no justifico, mi trabajo es entender los factores que se mezclaron para esas decisiones equivocadas, pero en aras de poder identificarlos y decirle a la gente de prevención, para que no tengamos después este tipo de personas. Es un tipo de relación cordial, no es una amistad.

Los criminales, ¿nacen o se hacen?

¿Por qué mi hermano sí (se volvió agresor serial) y yo no? Es ambos, nacemos y nos hacemos. Nacemos con un kit neuronal, médula espinal, donde están la sabes fisiológicas de las emociones que se traducen en conductas, si naces con eso debilitado o deficiente, o vienes por herencia con alguna cuestión, esto no va a acabar bien. El medio ambiente, nuestros padres o tutores, estas figuras tan importantes de amor y de cuidado, cuando se desarrolla la personalidad, influyen. Viene la parte del colegio, de los amigos, de las relaciones, de la cultura, el área profesional y económica, todo eso se mezcla. Por ejemplo, a un niño que lo regaña su mamá le puede parecer que los están violentando, que no lo quieren, que es el patito feo y al hermano puede pararse y decirle a la mamá que no pasa nada y no se trauma. 

¿Puedes reconocer en una plática informal a una persona que tiene un perfil psicótico?

Definitivamente sí, tienes a una persona enfrente y es la experiencia. Trabajas tanto tiempo con personas que se han drogado toda su vida, y aunque esté en un periodo de sobriedad, los efectos de alguien que se ha drogado mucho tiempo son muy similares a un daño orgánico. Hay muchos agresores que no les diagnosticaron un Trastorno de Déficit de Atención con hiperactividad de pequeño.

¿Cuándo te ves al espejo también te analizas?

Claro, también me analizo, pero diría mi terapeuta, es muy fácil autoengañarme. Toda mi vida he estado en terapia, con estas cosas también necesitas tomar médicamente para dormir. Los casos que se más se me complican son los de los pedófilos, definitivamente. Me debo volver en la persona que no siente. 

Los narcotraficantes con los que has trabajado ¿te han desdeñado por ser mujer?

Me toca trabajar tanto con hombres como con mujeres, y las mujeres son más complicadas porque, sin generalizar, hay una competencia brutal, te ven como competencia, entras y a ver quién es mejor, a ver si con tantos títulos académicos esta mujer me saca información, hay que abrir esos mecanismos de defensa. Hay que convencer de que uno no va como amenaza, estamos en distintas posiciones, pero el día de mañana nada me exime de estar del otro lado.

Con el hombre es diferente y sí es un recurso a valorar, el hombre está encerrado, no ve diario mujeres, ya que vaya una tiene per se un área de oportunidad, pero tampoco se puede instaurar uno en el plan de yo sé más que tú. 

¿Quién es, para ti, el Z-40?

Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, es un ser humano con gustos muy particulares. Él creció en un contexto criminógeno, donde la casa que había enfrente era de prostitución que dirigía una mujer de edad y tenía un carácter terrible. Él creció en este ámbito, el vecino drogado, el de acá es coyote, el otro el que vende armas. La violencia es perjudicial en tanto te desensibiliza, y es lo que le pasó a él. Miguel Ángel Treviño creció así y es un psicópata, a diferencia de otros, no todos los que están en la cárcel lo son. Él sabe diferencia entre el bien y el mal pero le vale, en este caso así lo eligen. 

Es una persona acostumbrada a ser el centro de atención, él es el que manda, a diferencia de los capos anteriores como “El Chapo", "El Azul", los anteriores se basaban en la palabra y el acuerdo y los actuales, como Miguel Ángel, sustituyeron ese acuerdo por intimidación y violencia. Miguel no es militar, pero se trajo gente de centro y Sudamérica, especializados para la guerra, ex militares.

¿Hay algo positivo que se rescate, de su personalidad, de los narcotraficantes que has entrevistado?

Definitivamente todos tienen sus diferencias, cada líder de un cártel es como la representación del mismo, Dámaso no creció en un ambiente criminógeno, es una persona que viene de un ámbito rural, de bajos recursos, igual que Joaquín, donde lo cínico que se hacía era sembrar droga, era la única alternativa. "El Chapo" es una persona que sabe aprovechar oportunidades, es un muy buen estratega, viene de un contexto culturalmente adverso, estaba aislado en un rancho, no se podía acceder a los servicios de salud, un ámbito muy pobre, aunque la pobreza no genera delincuencia, sino desigualdad.

Cuando Mónica habla sobre Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”, arquea las cejas, sus ojos miran con mayor determinación. Su teléfono no para de sonar. Mónica gesticula con cierto enfado.

¿Cómo es "El Chapo"?

-El Chapo, preocupado, porque no había para comer para sus hermanos, crece con esta necesidad y el objetivo de cambiar esto. Mucha gente se intoxicaba en los sembradíos y no tenían acceso a servicios de salud. Cuando él sale de Badiraguato y tiene ciertos negocios compra ropa y alimento para sus hermanos. El Chapo es muy generoso, realmente hay una preocupación auténtica, por eso tiene rasgos psicopáticos muy marcados, pero no es un psicópata. Le preocupa, lo llora, lo padece, viene de la "vieja escuela", lo más importante era estudiar y se dedica a darle a su gente esta oportunidad. Él se ve a sí mismo como un empresario, un estratega, que hubiera funcionado también por la legalidad. Sabe poner a las personas adecuadas en los puestos, tiene mucha visión.

Mónica tiene un centenar de anécdotas con los capos, con “El Chapo”, el más famoso de todos y que ahora está siendo juzgado en Estados Unidos como el enemigo público número 1.

-Fíjate que El Chapo me platicaba, fuera del contexto confidencial, que a él le molesta de sobremanera que cuando está negociando que la persona con la que esté negociando volteé y trate mal a la persona que lo está atendiendo, a la que le trae un café.

''El Chapo'' y su rostro desconocido

Según Mónica Ramírez, el narcotraficante sinaloense le contó que un segmento de su organización que se dedica a proveer a los que no tienen nada. Solo Mónica pudo acceder a todas las caras de una misma moneda y eso la impresionó.

-Se preocupa (El Chapo) mucho por la pobreza de los menores, aunque mucha gente puede decir que luego los utiliza como ‘halcones’, pero no, él no se mete en eso, dentro de su organización dice: ‘menores, no’ ni maten inocentes. Te digo de El Chapo que yo conocí, sí tiene una parte de su organización que se dedica a proveer de alimento y estudio a menores de México, Centro y Sudamérica. Tiene una causa social y respecto a sus hijos, él se encarga de todos, salvo que decidan lo contrario, se hace cargo de que estudien y sean buenos.

El Z-40 y su terror a la pobreza

-Miguel Ángel es un hombre de familia, adora a sus hijos, les tiene un amor profundo y a la madre de sus hijos, los mando fuera de México a estudiar, no quiere que sus hijos se arriesguen a caer en lo mismo; es una persona que se preocupa mucho por su salud y la de sus hijos. Él debió haber sido una persona que en su momento se drogó pero posteriormente cambió. Cuando tú le preguntas a qué le tiene miedo él te contesta “a ser pobre y no voy a permitir que mi familia padezca lo que yo padecía”. Y en eso deriva todos sus recursos. Miguel Ángel, a diferencia de El Chapo, es un psicópata, no le importa lo que tiene que hacer, bajo el psycopatic checklist de Robert Herd, que nos dice quién sí es y quién no. A Miguel no le importan las consecuencias de sus actos, pareciera que no diferencia nada.

Tras la charla con La Silla Rota, la psicóloga y criminóloga Mónica Ramírez Cano relaja los músculos y vuelve a dibujarse una sonrisa perpetua. Nos enseña las artesanías y cuadros que le regalaron asesinos y sicarios. 

Pese a tener un círculo muy reducido de amistades, estar soltera y con dificultades esporádicas para dormir, Mónica suelta: “Esto es mi pasión y no lo voy a dejar sino hasta que me muera”.


fmma