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La noche mexicana que se tiñó de sangre en Morelia

El 15 de septiembre de 2008, dos granadas explotaron en el centro de Morelia, Michoacán, en el considerado primer acto narcoterrorista en México

Escrito en NACIÓN el

Leonel Godoy daba por primera vez el “Grito de Independencia” como gobernador de Michoacán, era la noche del miércoles 15 de septiembre del 2008 y estaba repleto el centro histórico de Morelia.

Al finalizar la tradicional arenga, dos explosiones retumbaron en la capital michoacana. Una en la plaza Melchor Ocampo, a un costado de la Catedral de Morelia y enfrente del Palacio de Gobierno de Michoacán. Otra a unos metros, en el cruce de la Avenida Francisco I. Madero y la calle Andrés Quintana Roo, a un lado de la Parroquia de la Merced.

En un principio se creyó que era un accidente relacionado con los fuegos artificiales, espectáculo que ocurre terminado el “Grito de Independencia”, pero no, se trataba de la detonación de dos granadas de fragmentación.

El saldo: ocho muertos y más de 100 heridos en el considerado primer acto “narcoterrorista” en México, pues desde el primer momento se culpó a los cárteles de la droga por el ataque.

En aquellos años, y hasta la fecha, Michoacán era epicentro de una guerra entre bandas del crimen organizado, en esa ocasión el enfrentamiento era particularmente entre “La Familia Michoacana” y “Los Zetas”. 

Tras los atentados, aparecieron mantas “firmadas” por ambos cárteles deslindandose de las explosiones.

Dos semanas después del atentado, la entonces Procuraduría General de la República (PGR) presentó a tres sujetos señalados como los responsables de lanzar las granadas aquel 15 de septiembre. 

Juan Carlos, Julio Cesar y Alfredo confesaron ante la PGR que habían participado en el atentado. 

“Testigos protegidos” de la PGR los señalaron como miembros del Cártel del Golfo, organización de la que aún dependían “Los Zetas”, desde seis años antes del atentado. 

Sin embargo, había más irregularidades que certezas sobre el caso, parecía fabricación de culpables. 

El periodista José Reveles en su libro “Las historias más negras del narco, impunidad y corrupción en México”, publicado en abril del 2009, le dedica un capítulo a los granadazos de Morelia. 

En el libro, Reveles señala que la captura de los tres detenidos fue luego de una “llamada anónima” que los ubicó en una inmueble del municipio michoacano de Apatzingán.

Cuando las autoridades llegaron al lugar, encontraron a tres sujetos maniatados, con los ojos vendados y con huellas de tortura. 

Las esposas de los tres detenidos aseguraron que éstos fueron “levantados” los días siguientes del atentado, el 18, 21 y 23 de septiembre. Todas presentaron denuncia por la desaparición de sus esposos. 

Juan Carlos aseguró que fue plagiado por un grupo de hombres armados que lo torturaron física y psicológicamente, luego lo “prepararon” para aceptar la responsabilidad de los granadazos en Morelia. Así habría pasado con los tres detenidos. 

José Reveles señala que el grupo responsable de “poner” a los detenidos a la PGR fue “La Familia Michoacana”, por eso los ligaron con “Los Zetas”, sus enemigos.

En una primera declaración sin la presencia de sus abogados, los tres detenidos aceptaron su responsabilidad. Sin embargo, luego se retractaron asegurando que habían sido torturados para declararse culpables. 

Un video de uno de los detenidos confesando el crimen ante la PGR fue difundido en diversos medios. En ella, el señalado no puede ni siquiera describir la granada con la realizó el atentado. 

Por si fuera poco, señala Reveles, más de 30 testigos señalan que los tres detenidos estaban a 400 kilómetros de distancia el día de los atentados, en el municipio de Lázaro Cárdenas.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Michoacán confirmó los actos de tortura en contra de los tres detenidos. 

Aún así, permanecieron siete años detenidos, hasta que el 27 de mayo de 2015 un juez ordenó la libertad inmediata de los detenidos.

Aunque la PGR apeló las decisiones judiciales para que Juan Carlos, Julio Cesar y Alfredo no fueran absueltos, no lo consiguieron. 

A 11 años de los granadazos en el centro de Morelia, Michoacán, no hay ningún responsable sentenciado por el considerado primer acto narcoterrorista en México.


rgg