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La mujer que reclutaba prostitutas para “El Chapo”; lo traicionó y casi la matan

Se trata de Andrea Vélez, una mujer alta, delgada, con un prologado cabello castaño, vestía un sobrio traje de falda y chaqueta negra, y altos tacones.

Escrito en NACIÓN el

En el preludio de la condena contra Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, una mujer tomó el estrado, con la voz entrecortada relató una historia de claroscuros junto al exlíder del cártel de Sinaloa, quien se encontraba a unos metros de ella, frente a frente.

Se trata de Andrea Vélez, una mujer alta, delgada, con un prologado cabello castaño, vestía un sobrio traje de falda y chaqueta negra, y altos tacones.

Su nombre salió a relucir en diferentes ocasiones durante el juicio, pero ahora era ella quien salía a relatar su versión.

Vélez era asistente de Alex Cifuentes, un capo colombiano que se autocalificaba como la mano derecha e izquierda de “El Chapo”.

Manejaba la “caja chica”, le compraba su ropa, sus relojes y todas sus cosas personales, precisó el narcotraficante.

También coordinaba su agenda y sus contactos, se reunía con integrantes de la guerrilla colombiana, con narcos de todo el continente y militares corruptos.

"Yo admiraba profundamente al señor Guzmán (...) Lo llegué a ver como una persona buena, educada, que se preocupaba por mí, amable y con carisma. En un momento sentí que era de mi familia", dijo Andrea al frente del estrado.

Cifuentes aseguró que Andrea lideraba una agencia de modelaje en la Ciudad de México que en realidad era una fachada para reclutar prostitutas para el cártel de Sinaloa.

El capo colombiano detalló que las mujeres no solo eran para la organización de Guzmán Loera, sino también para funcionarios que eran corrompidos por el narcotráfico.

Alex relató la historia de un general, de quien no precisó nombre, que había emprendido una cacería contra Guzmán Loera, por ello, a través de las “modelos”, le entregaron 10 millones de dólares para que lo dejaran en paz.

De acuerdo con el colombiano, el militar no aceptó el dinero, pero no por incorruptible, sino porque detestaba a “El Chapo”. Esta versión no fue creída por Guzmán Loera, quien acusó a Andrea Vélez de mentir.

Por ello, Guzmán Loera ofreció un millón de dólares a una banda de pandilleros llamada “Hell Ángeles” para que la asesinaran. Sin embargo, cuando los pandilleros harían el acuerdo con Cifuentes, este fue detenido.

Vélez, entonces, pidió ayuda al Buró Federal de Investigación (FBI, en por sus siglas en inglés), con quienes trabajaba en secreto desde un año antes a cambio de no ser detenida y recibiendo un pago de 290 mil dólares.

Tras las amenazas de “El Chapo”, Andrea fue enviada a Estados Unidos donde se convirtió en testigo protegido.  

"Soy un milagro de Dios, porque el señor Guzmán intentó matarme”, dijo Vélez en el estrado.

Aseguró que padeció  el síndrome de Estocolmo, y que sus amigos se transformaron en "sus captores".

"Me recordaron que si me iba solo podía hacerlo en una bolsa de plástico y con los pies para delante".



Las palabras de Andrea se dieron en una situación donde "El Chapo" ya estaba acabado, declarado culpable y a nada de recibir sentencia, como un tipo de recordatoria al juez y al jurado de quien es el hombre que estaban juzgando.

"Señor Guzmán, como pido perdón, yo le perdono, y espero que usted pueda perdonarme", concluyó la última testigo del caso.