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La historia del 2 de octubre del 68 en imágenes

Hace 51 años, una bengala verde en el cielo de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco dio el inicio a uno de los pasajes más oscuros en la historia contemporánea de México

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Hace 51 años, una bengala verde en el cielo de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco dio el inicio a uno de los pasajes más oscuros en la historia contemporánea de México: la represión del movimiento estudiantil de 1968, en el que estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y otras instituciones fueron brutalmente reprendidos por el Ejército.

(Revista Proceso 2001)

Miembros del Batallón Olimpia, grupo paramilitar destinado a labores de seguridad durante la Olimpiada que se aproximaba en ese entonces, y elementos del Ejército Mexicano dispararon contra civiles desarmados en medio de un mitin de estudiantes que dejó innumerables muertos, heridos y desaparecidos.

(Revista Proceso, Edición Especial)

Hasta el día de hoy, 2 de octubre de 2019, aún no se sabe la cifra exacta de los muertos, pues en su momento, el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz dijo que hubo 26 muertos, 100 heridos y mil 43 detenidos, mientras que el diario británico The Guardian, citó cifras de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Consejo Nacional de Huelga (CNG), que sumaron 325 muertos. Pero, días después surgió una tercera cifra de muertos registrada por un cercano observador de los hechos: Estados Unidos, quien envió un documento en donde la cifra de muertos ascendió a las 200 víctimas.

UNAM

(Revista Proceso 2001)

En cuanto a los hechos, fueron varios los que dieron su narrativa de lo que habían vivido de cerca, como la UNAM, que describió que varios jóvenes vestidos de civil, de cabello corto, sin documentos de identificación y con un guante o pañuelo blanco en la mano izquierda, integrantes del Batallón Olimpia, fueron quienes dispararon hacia la plaza, apostados en la azotea de los edificios Chihuahua, 2 de Abril, 15 de Septiembre, ISSSTE 11 y Revolución de 1910, en la iglesia de Santiago Tlatelolco, en departamentos del edificio Chihuahua y en el balcón del tercer piso de éste, mientras otros de sus compañeros se dedicaban a someter, a punta de pistola, a los que encabezaban el mitin y a otros miembros del Consejo Nacional de Huelga.

Gustavo Díaz Ordaz

(Revista Proceso, Edición Especial)

Por su parte y tras el ataque a estudiantes ocurrido aquel 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, Gustavo Díaz Ordaz, quien fuera presidente de México en esos momentos, escribió en sus memorias su propio testimonio de lo sucedido. En los fragmentos del texto habla de los estudiantes y el papel que jugó el ejército en este día que marcó la historia de México: “No habiendo podido apoderarse de Palacio Nacional, se les ocurre posesionarse del edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, situado precisamente a un costado de la plaza. Y con ello dar un golpe de incalculables proporciones a la organización de los Juegos Olímpicos”, escribió Díaz Ordaz.

(Revista Proceso, Edición Especial)

De acuerdo con las palabras de Díaz Ordaz, el ejército tenía órdenes de resguardar la periferia de la plaza e impedir la toma del edificio de Relaciones Exteriores, por lo que las fuerzas militares habrían acordado utilizar un código, pues creían que los estudiantes intervendrían las señales de sus radios de comunicación interna, de ahí surgieron las famosas bengalas: “Cuando se da la orden por parte de los grupos alborotadores para tomar la Secretaría de Relaciones Exteriores, se prende una bengala al aire. Esa bengala verde que dio lugar a tantas versiones y especulaciones de misteriosos significados, llenas de espeluznantes amenazas”.

(Revista Proceso, Edición Especial)

Al recibir la señal, el ejército, liderado por el comandante de las fuerzas armadas, avanza. Sin embargo, este hombre, con arma en mano, entra y recibe balazos por la espalda de arriba hacia abajo: "Están disparando desde los altos de uno de los edificios cercanos, donde no hay soldados, no hay policías, son ellos los que están disparando”. Enseguida, se origina una "nutrida balacera", que dura poco tiempo, luego hay disparos aislados, luego se realizan detenciones para luego llevarlos a una “examinación” al Campo Militar No. 1, señala la narración.

(Revista Proceso, Edición Especial)

"Por fin habían ganado sus ‘muertitos’. ¡A qué costo tan alto! Y lo lograron asesinando a sus propios compañeros", dijo Díaz Ordaz antes de finalizar su escrito, en donde afirmó y recalcó, que México seguiría igual tras los hechos de Tlatelolco. "México es el mismo antes de Tlatelolco y después de Tlatelolco. Y quizás sigue siendo el mismo en parte por Tlatelolco".

Oriana Fallaci

(Revista Proceso 2001)

La periodista italiana Oriana Fallaci se convirtió en una de las víctimas de la represión gubernamental contra el movimiento estudiantil del 68 en la Ciudad de México. Fallaci siguió las protestas de los estudiantes, ahí, a unos metros de la Plaza de las Tres Culturas, la corresponsal de guerra vivió en carne propia la represión contra el movimiento estudiantil. La experiencia durante su trabajo periodístico en la guerra de Vietnam le valió para saber que las bengalas, lanzadas desde un helicóptero, eran el indicativo de que habría un operativo para frenar la protesta. Como cientos de los ahí presentes, no tuvo tiempo de reaccionar y de ponerse a salvo, en segundos empezaron los disparos y comenzó la masacre.

(Revista Proceso, Edición Especial)

En ese momento, un helicóptero apareció sobre la plaza, bajando, bajando. Unos segundos después, lanzó dos luces verdes en medio de la multitud. Yo grité: "Muchachos, algo malo va a pasar. Ellos han lanzado luces". Me contestaron: "Vamos, usted no está en Vietnam". Pero yo repliqué: "En Vietnam, cuando un helicóptero arroja luces, es porque desean ubicar el sitio a bombardear”. “No más de tres segundos después, escuchamos el fuerte ruido de carros militares acercándose y estacionándose alrededor de los lados de la plaza. Los soldados saltaron con su ametralladora y abrieron inmediatamente. No al aire, como para amedrentar, sino contra la gente”.

Es un complot: Corona del Rosal

(Revista Proceso, Edición Especial)

De acuerdo con un repositorio documental, el entonces regente del Distrito Federal, Alfonso Corona del Rosal, dio un discurso ante trabajadores del Sindicato Único de Trabajadores del DF (SUTDF). Ahí, el funcionario capitalino aseguró que el movimiento estudiantil formaba parte de un complot contra México “para romper el orden y la tranquilidad del país”. La teoría de que fuerzas oscuras trataban de dañar y desestabilizar a México, fue de las más socorridas por integrantes del gobierno mexicano para justificar la represión.

Venezolanos infiltrados

(Revista Proceso 2001)

La teoría del complot y fuerzas extranjeras que buscaban desestabilizar al país también se plasmó en el oficio confidencial número 509077, enviado por el entonces secretario de Relaciones Exteriores, Antonio Carrillo Flores, a quien ocupaba el titular de la Secretaría de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez. De acuerdo con el mensaje, la embajada de México en Venezuela tenía información de que venezolanos izquierdistas buscaban desestabilizar a México: “El gobierno venezolano tiene noticias ciertas de que varios venezolanos se encuentran entre los estudiantes mexicanos que promueven actos violentos en México. Se supone que esas personas pertenecen a facciones de la extrema izquierda y tratan de sabotear los juegos de la XIX Olimpiada cumpliendo instrucciones del llamado ‘Comando General del Caribe’”.

(Revista Proceso 2001)

El telegrama añadía que el gobierno venezolano tenía conocimiento de que grupos estudiantiles contaban con armas cortas y largas, ametralladoras y grandes ofensivas de gran potencia. Además, que los venezolanos habían entrado a México con pasaportes colombianos o panameños y de que la embajada de Venezuela solicitaba la filiación de sus compatriotas para proceder a la identificación.

La desinformación

(Revista Proceso 2001)

La desinformación sobre los sangrientos sucesos fue la constante, y las embajadas mexicanas lo resintieron. Un ejemplo es el telegrama cifrado y puesto a disposición del público, enviado por el embajador de México en Francia, Silvio Zavala, con fecha 4 de octubre: “No hase (sic) recibido todavía comunicado oficial relativo acontecimientos Plaza Tres Culturas, lo cual dificulta responder a preguntas periodistas y público. Ruego ponernos aptitud atender importante asunto”, pidió el diplomático a la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Fernando Gutiérrez Barrios

(Revista Proceso, Edición Especial)

Sin duda alguna, una clave importante para que se concretara la masacre estudiantil, es Fernando Gutiérrez Barrios, quien en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, encabezó la operación de cada organismo de inteligencia y seguridad nacional desde el inicio del movimiento estudiantil de 1968 y hasta su culmen, con la represión y matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. A través de esta Dirección, se infiltraron agentes en el movimiento estudiantil, y se dieron informes puntuales a la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación, y a la Agencia Central de Investigaciones (CIA) de los Estados Unidos.

Atentado vs. Díaz Ordaz

(Revista Proceso, Edición Especial)

Ante lo sucedido, uno de los personajes clave en la masacre estudiantil del 2 de octubre en Tlatelolco, Gustavo Díaz Ordaz, quien en 1968 fue uno de los principales responsables de la matanza de estudiantes, sufrió un intento de asesinato por parte de Carlos Castañeda. Sin embargo, ese 5 de febrero de 1970, cuando pretendía hacerle pagarle los hechos al entonces presidente de México, según relata el diario La Jornada, Castañeda disparó contra el automóvil del secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán, por lo que fue detenido inmediatamente por elementos del Servicio Secreto y la Guardia Presidencial, para después ser trasladado al Hospital Psiquiátrico Samuel Ramírez Moreno, ubicado en el kilómetro 5.5 de la autopista México-Puebla. 

2 de octubre no se olvida: Cartones del 68

(Revista Milenio)

Hace 51 años no es nada. Antes el gobierno decía: “Es muy pronto para saber qué fue exactamente lo que pasó”. Ahora, después de tanto tiempo, el gobierno dice: “Ya pasó mucho tiempo, ya no tiene caso saber qué fue exactamente lo que pasó”.

(Revista Milenio)

Monumento a la mano extendida.

(Revista Milenio)

El joven de la foto guarda un gran parecido con el lic. Labastida Ochoa.

(Revista Milenio)

Testigos aseguran que el otro personaje es el secretario de Gobernación de aquel entonces que andaba por Tlatelolco y se embarró un poquito de sangre.

(Revista Milenio)

El joven Gurría no fue ajeno al movimiento estudiantil, sólo que sus pequeñas salvedades ideológicas…

(Revista Milenio)

La joven Rosario era un poco impuntual. Si llegó a Tlatelolco, pero años después… Aunque no es sabido, Robertito Madrazo no se apellida así; es un apodo que le pusieron sus compañeros del H. Cuerpo de Granaderos en el cual él empezó su brillante carrera política. Cuenta la anécdota que el presidente Díaz Ordaz, de visita en el agrupamiento, abrazó a Robertito y dijo: “Romperemos cráneos juntos hasta el año 70”.

MJP