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La guerra interna que está acabando con “Los Zetas”

En 2011 era el cártel más sanguinario y poderoso del mundo, hoy se cuentan los últimos días de su imperio criminal

Escrito en NACIÓN el

Hace siete años, “Los Zetas” eran el cártel más sanguinario y uno de los más poderosos del mundo, así lo determinó la administración del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando en julio de 2011 calificó a la organización criminal como una “inusual y extraordinaria amenaza a la estabilidad de los sistemas políticos y económicos internacionales”.

En aquellos años, la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) colocaba a “Los Zetas” en 16 estados del país: San Luis Potosí, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Colima, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo y Morelos.

Hoy, las mismas autoridades estadunidenses, particularmente la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), colocan a “Los Zetas” como un cártel en declive cuya “influencia ha disminuido significativamente”. 

Mientras que su marcada presencia en territorio mexicano, de acuerdo un documento de la Procuraduría General de la República (PGR) en posesión de La Silla Rota, los coloca asentados únicamente en Tamaulipas. 

Pero, ¿a qué se debe la caída que actualmente sufre a “Los Zetas”?

De acuerdo con la DEA a dos factores provocaron que dicha organización criminal se rompiera: La neutralización de los líderes fundadores, así como la guerra interna que estalló entre ambos bandos dentro del cártel. 

Prácticamente la debacle de “Los Zetas” comenzó al año siguiente de ser incluida en la lista de los objetivos prioritarios del Gobierno de Estados Unidos y, por lo tanto, de México. 

Heriberto Lazcano, “El Lazca”, considerado en ese entonces líder máximo de “Los Zetas”, fue abatido en sospechosas condiciones, durante un enfrentamiento con elementos de la Secretaría de la Marina (Semar), en 2012, en Coahuila. 

“El Lazca” era también apodado “El Z-3”, señalamiento particular que portaban los líderes fundadores del originalmente brazo armado del Cártel del Golfo. Todos ellos miembros desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (Gafe), del Ejército Mexicano.

Tras su caída, una familia tomó el mando de “Los Zetas”, los Treviño Morales. Una serie de hermanos que se ganaron la confianza de Osiel Cárdenas Guillen, exlíder del Cártel del Golfo, mismo que los introdujo a “Los Zetas”. 

Los Treviño Morales eran vistos con ojos ajenos dentro de la organización criminal, pues no tenían antecedente militar como los demás líderes de “Los Zetas”, ellos provenían directamente del mundo criminal. 

Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”, fue el sucesor de Heriberto Lazcano. Él consolidó una alianza con el cártel de los Beltrán Leyva, mismos que acababan de romper con el Cártel de Sinaloa, enemigos naturales de “Los Zetas”, acusaban a Joaquín Guzmán Loera de “poner” a Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, capturado el 2008, en Culiacán, Sinaloa. 

La corona no le duró mucho a “El Z-40”, pues fue aprehendido por elementos de la Semar en julio de 2013 en Anáhuac, Nuevo León. 

En su lugar quedó su hermano, Omar Treviño Morales, “El Z-42”, que al poco tiempo también fue capturado, el en marzo del 2015, en San Pedro Garza García, Nuevo León. 

El vacío de poder fue ocupado por otro miembro de la familia Treviño Morales, Juan Francisco Treviño Chávez, alias “Kiko”, sobrino de “El Z-40” y “El Z-42”, así como hijo de Juan Francisco Treviño Morales, alias “El Kiko Ozuna”, hermano mayor de la sanguinaria dinastía familiar. 

El poder de “Kiko” comenzó bajó el respaldo de Miguel Ángel Treviño Morales, pero fue Omar Treviño Morales quien consolidó su poder criminal, incluso, cuando “El Z-43” aseguró su liderato, tras la caída de su hermano, se fue de “retiro” y dejó al mando a Juan Francisco. 

La llegada de un tercer Treviño Morales al liderato de “Los Zetas” no fue bien visto por aquellos miembros leales a los fundadores de antecedente militar, así que decidieron disputarse el liderato de la organización criminal. 

La guerra interna provocó la aparición de dos grupos antagónicos: El Cártel del Noreste, formado por los Treviño Morales, y “Los Zetas Vieja Escuela”, aquellos fieles a los orígenes militares de la organización. 

“Kiko”, ya liderando al Cártel del Noreste, fue detenido en 2016 en territorio estadunidense por elementos de la DEA. 

En su lugar se mantiene Juan Gerardo Treviño Chávez, alias “El Huevo”, calificado por autoridades estadunidenses como el último líder zeta de la familia Treviño Morales.  

Por su parte, “Los Zetas Vieja Escuela” eran liderados por José María Guizar Valencia, “El Z-43”, el último de los líderes fundadores de “Los Zetas” en operaciones.

Sin embargo, Guizar Valencia fue capturado en febrero de este año en la Colonia Roma, delegación Cuauhtémoc de la Ciudad de México, quedando así debilitado “Los Zetas Vieja Escuela”. 

Tamaulipas ha sido el epicentro de la guerra interna de “Los Zetas”, misma a la que se ha sumado el enfrentamiento con otros cárteles enemigos, como el Cártel del Golfo y sus células criminales. 

Enfrentamientos, ejecutados, secuestrados, bloqueos y demás hechos de violencia se han vuelto una contante en territorio Tamaulipeco, desde donde “Los Zetas” cruzan cocaína, heroína, metanfetamina y mariguana a Estados Unidos.

De enero a julio de este año han sido asesinadas 704 personas en Tamaulipas, mientras que todo el año pasado fueron mil 52 las víctimas de homicidio doloso en el estado. 

Esto representa un promedio de 92 asesinatos al mes, tres al día, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). 

Más las 97 víctimas de secuestro en lo que va del año, sumadas a las 199 del año pasado, lo que arroja un promedio mensual de 15 casos, uno cada dos días. 

Del mismo modo, en los primeros siete meses de 2018 se han denunciado 161 casos de narcomenudeo en Tamaulipas, mientras que el año pasado fueron 351 carpetas de investigación abiertas por el mismo delito. 

Es decir, el promedio de denuncias por narcomenudeo en Tamaulipas por mes es de 26 casos, casi uno al día. 

Sin mencionar que hasta abril pasado se registraron 6 mil 131 desaparecidos en tierras tamaulipecas, de acuerdo con Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED).

fmma