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La casa que diseñó los vestidos de Beatriz Gutiérrez Müller

Mussi, una tienda de ropa ubicada en el Centro Histórico, confeccionó los modelos que la doctora lució el 15 y 16 de septiembre

Escrito en NACIÓN el

Ella no es la primera dama, sino la doctora. Y él no es el presidente, sino el licenciado. Ambos detalles son importantes para comprender la historia que hay detrás de los vestidos que Beatriz Gutiérrez Müller lució el 15 y 16 de septiembre, mismos que han generado revuelo en términos de moda, en las revistas de prensa rosa. Pero también en términos políticos bajo el contexto de austeridad republicana que caracteriza al actual gobierno.

Ángel Mussi, cabeza del corporativo del mismo nombre con 29 años de antigüedad y cuya tienda de ropa se ubica en el Centro Histórico, sobre Avenida 20 de noviembre en la CDMX, cuenta en exclusiva a LSR la historia de cómo dos de los diseños que realizó con su equipo de trabajo se convirtieron en noticia, sin tener que competir con modelos de alta costura internacional como Channel o Dior, favoritos de ex primeras damas de México y del extranjero. Pero además salpica esta historia de humor al narrar cómo ambos atuendos dejaron al licenciado boquiabierto, cuando miró la transformación de imagen de su mujer.

Está sentado en su oficina ubicada en plaza Mixcalco, en la zona centro de la ciudad, en un barrio especializado en la venta de textiles que se localiza justo a la mitad entre Palacio Nacional y el barrio de la Merced. Ahí, este diseñador recuerda que en mayo fue contactado por la asistente de Gutiérrez Müller con la finalidad de recibir propuestas de ideas y diseño para los actos de las fiestas patrias. “Nos hicieron el grandísimo favor de buscarnos. La secretaria de gobierno capitalino, Rosa Icela Rodríguez, nos conoce y tuvo a bien recomendarnos”, narra.

Mussi había coincidido con Beatriz en años anteriores, en varias reuniones informales donde cruzaron algunas palabras. “Hace años nos llamó ¿Puedo ir a verlos? Es que necesito comprar unas telas en el centro y quiero que me orienten”. La anécdota descubre un detalle desconocido de la doctora: su gusto por la confección. “La invitamos aquí al negocio y vino, escogió varias telas y pagó; comentó que en ese momento realizaría algunas prendas para ella porque quería hacerse unas blusas”.

Los diseños septembrinos que se le hicieron fueron modelos únicos; y su hechura se realizó en el pequeño taller que se ubica junto a la oficina del diseñador; en el departamento de diseño, trabajan un promedio de veinte personas entre patronistas, costureras, planchadores e hilvanadores. Las primeras dos reuniones de trabajo fueron solo con la asistente para trabajar con una fotografía que Beatriz envío con el modelo de un vestido de su agrado. “Nos mandó una prenda clásica de época, muy bonita, pero que consideramos no era lo que ella necesitaba”, recalca el diseñador mexicano de origen libanés.

Desde el inicio de esta administración, en diversos actos públicos -incluida la toma de protesta del presidente López Obrador, así como su primer informe de gobierno-, ella pasó inadvertida en términos de moda e imagen. De ahí que el diseñador y su equipo estudiaran cuanta fotografía suya encontraron en internet para estudiar su fisonomía, estilo de vestir, maquillaje, peinado y gustos a fin de poder hacer una propuesta de cambio. La primera fue dejar en claro lo que Beatriz debía representar como la doctora, sin importar que fuera esposa del presidente y menos aún como primera dama.

La segunda fue el tema de los colores. Ella propuso inmediatamente el negro. “Es que al licenciado le encanta que me vista de negro”, comentó. “Nosotros no trabajamos con bocetos, sino con las telas sobre el maniquí”, describe Mussi. “Cuando tuvimos ya un par de reuniones con ella, llevamos cinco o seis maniquís con propuestas en negro y otros colores; y planteamos el verde por ser clave en la bandera y solo añadimos el negro como combinación. En cuanto lo vio eligió: ¡Este! ¡Yo creo que será este!”. En cada modelo propuesto se destacaron los puntos fuertes de su físico (piel, ojos, cuello, estatura, figura) mientras que los débiles, como en cualquier modelo, se disimularon.

La tercera propuesta, paradójicamente, vino de Gutiérrez Müller. “No vamos a gastar mucho Ángel, te encargo por favor, me pidió. Entonces le ofrecimos telas de calidad no costosas porque para nosotros el diseño no se basa en una tela cara sino en la creatividad del diseño. No fue difícil convencerla, sabíamos bien que es rebelde. Creo que tuvimos suerte”.

Un lugar en Palacio Nacional

Mussi cuenta con gracia los detalles de la última reunión con la doctora. “No había lugares en Palacio donde pudiéramos trabajar; primero nos prestaron un salón con una mesa y nosotros llevamos otra mesa con focos para el maquillista; propusimos a Chamo (Manuel Ángel Rincón) porque trabaja con nosotros en nuestros catálogos. Adicional llevamos plancha, burro para planchar y otras cosas. Luego nos cambiaron a otro salón que ya tenía un pequeño espejo y un biombo”.

 “El 15 llegamos a las ocho de la noche, llevamos el vestido verde que era el plan A; y un negro que también le gustó, pero ese era el plan B. ¿Cuál elegirá? Nos preguntamos. Ella tomó ambos y se retiró sin decirnos cuál era el bueno. “No les voy a decir, al licenciado le gusta el negro, dependiendo de lo el que él me diga”. Dedujimos que el vestido verde, que era en el que más habíamos trabajado, tendríamos que guardarlo. Nos retiramos a las diez de la noche; la dejamos lista, peinada y maquillada; y sinceramente estaba de muy buen humor porque llevamos una bocina con música para pasar un buen rato mientras la arreglábamos; y nos sorprendió mucho verla por momentos bailar y cantar canciones de los Ángeles Azules. Pero no supimos qué vestido eligió hasta que la vimos en la televisión”, cuenta el diseñador entre sonrisas. “Hasta donde supimos eligió el vestido verde de último momento”.

El atuendo del 16 de septiembre (un modelo color hueso que combina pantalón, blusa y saco de solapa de ojal con rebozo de artisela), llevó menos tiempo de confección. Se realizó en un promedio de veinte días contados a partir del 15 de agosto. “Ella quería que fuera color negro pero le explicamos que de día, lo mejor son los colores claros. Llegamos a las ocho de la mañana y en dos horas la transformamos. Ayudamos en todo ¡Hasta en el pantalón del licenciado! Porque se les cayó y arrugó, pero ahí estábamos nosotros con la plancha y todo quedó arreglado”.

-¿Consideran que después de estas fiestas patrias, hay un antes y un después en la imagen pública de la doctora? Sin pensarlo mucho, Mussi responde

-Eso lo tiene que decir la opinión pública, pero ella estaba feliz. Sí le preguntamos qué opinó el licenciado de ambos atuendos y nos contó que se había quedado con la boca abierta; que incluso bromeó al decirle que no le daría un beso para no desmaquillarse. Para nosotros pesa también la opinión de revistas nacionales e internacionales, que refieren que la doctora se veía elegante, son un look sencillo y ad hoc ¡Hasta se me pone la piel chinita!

-¿Cuál fue el costo real de ambos vestidos?

-El verde costó un promedio de entre cuatro y cinco mil pesos; el blanco entre dos mil y dos mil 500 pesos. Los dos son modelos únicos, no se van a poner en venta, ni exponer ni replicar para nadie más. Son de ella. Y aunque insistió en pagarnos nuestra respuesta fue que era un honor que nos haya elegido y permitido realizar este trabajo. Le dije si usted está contenta y satisfecha y su esposo al verla dijo ¡Guau!, me doy por bien servido.

-¿A qué otras personalidades ha vestido Corporativo Mussi?

-Conductoras de televisión, algunas magistradas del tribunal capitalino, senadoras y alguna gobernadora; pero debo precisar que no fue por hacerles un modelo exclusivo, sino porque fueron a visitar nuestra tienda y compraron algún modelo. El caso de la doctora es la excepción.

-¿Seguirán vistiéndola en futuros eventos públicos?

-Tenemos muchas ideas para ella, pero no hay seguridad de nada. Así lo dijo ¡Ángel, yo no me caso con nadie! Y pensé ¿Ahora qué haremos? Pues trabajar más fuerte para ofrecerle otras propuestas de imagen. Poder vestir a alguien con tanta cultura y conocimiento, que no es fácil de convencer, es un reto. Y si tenemos suerte, confiamos en lograr que nos elija de nuevo.

-¿Creen que ella podría volver a usar estos modelos?

-Nos pidió guardarlos porque decidió que en un futuro cercano, serán subastados para donar ese dinero a una fundación que lo requiera.

 

JGM