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‘Jamspa’, el activista preso por protestar

El gobierno de la CDMX no lo reconoce como preso político, tampoco a los cuatro hombres que también están recluidos, luego de haber sido capturados en protestas

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El activista Jesse Alejandro Montaño Sánchez auto nombrado “Jamspa” cumplió este lunes tres años en la cárcel, luego de que fuera detenido el 12 de junio de 2014 por escalar una megapantalla instalada en el Zócalo que transmitía los partidos de futbol del mundial en Brasil, para protestar por presos políticos. 

Fue ingresado al Reclusorio Sur, ahí le dieron una sentencia de ocho años de prisión, no por el episodio del Zócalo, sino porque supuestamente le encontraron dos bolsas de mariguana cuando fue detenido durante las protestas del 1 de septiembre de 2013. 

En junio 2012 durante una manifestación del movimiento Yo Soy 132 sobre Paseo de la Reforma, Jamspa escaló la Estela de Luz para colocar una manta en contra de Enrique Peña Nieto, entonces recién electo como Presidente. Un paramédico hizo que bajara y constató que el joven no tuviera lesiones. 

No fue detenido. Sin embargo a partir de ese momento policías capitalinos lo identificaron, incluso ellos lo apodaron “El estela”, relató en entrevista Luna Flores, activista y defensora de presos políticos. 

Después, el 9 de octubre de ese año, Montaño Sanchez apoyó las protestas en contra de la Reforma Laboral que se realizaron afuera del nuevo edificio del Senado. A pesar de que fue una manifestación pacífica, refirió Luna Flores, policías de la CDMX lo encapsularon y golpearon. Ese día Luna y Jamspa se conocieron. 

Siguieron las protestas. El 18 de noviembre de 2012 fueron a la manifestación que se realizó contra las Corrida de Toros afuera de la Plaza de Toros, ubicada en eje 6, todo fluía tranquilo hasta que llegó la policía. 

“(La protesta) se salió de control por los granaderos. A mí me subieron a una camioneta y después me soltaron. A Jasmpa lo agarraron en el área de los torniquetes, lo golpearon y luego lo liberaron”.

Ya se iba, cuando en la esquina de la Plaza de Toros fue detenido por policías capitalinos y lo llevaron a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) en Río de la Loza acusado supuestamente de haber robado un radio y con él haber golpeado a los uniformados. 

Esa vez fue la primera vez que fue recluido. Estuvo tres días en el MP de la PGJ conocido como ‘bunker’. Fue trasladado al Reclusorio Oriente y luego al Sur. 

“Lo detuvieron con una acusación falsa y después de trasladarlo dos veces, Derechos Humanos intervino, y fue liberado de esos cargos después de estar 10 días preso”.

Llegó el 1 de diciembre de 2012, la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, sin embargo debido al miedo de ser detenido de nuevo, Jamspa no acudió a la marcha. Pasó dos meses para que se atreviera a salir de su casa y retomara su activismo. 

En febrero de 2013, comenzó a participar de nuevo en protestas. Fue criminalizado y señalado de que recibía dinero para realizar disturbios e infundir temor entre la ciudadanía. A pesar de las acusaciones seguía en pie de lucha, relató Flores. 

En 1 de septiembre de 2013 se realizó una manifestación con motivo del primer informe de gobierno de Peña Nieto, y antes de los disturbios fue abordado por policías, quienes lo encapsularon y detuvieron. Se lo llevaron y después de varias horas sus amigos y activistas los encontraron en el Ministerio Público de Tláhuac. 

Según Flores, le sembraron dos bolsas de mariguana y un cuchillo. Eso sirvió para que lo trasladaran al Reclusorio Sur. El juez le impuso una fianza de 132 mil pesos para que saliera y pasara su proceso en libertad.

“Estuvo 10 meses en proceso por delitos sembrados y luego un día su abogado lo malinformó y le dijo ya no era necesario de que firmara, que le iban a retirar los cargos, pero eso no fue cierto”.

El 12 de junio de 2014 fue al Zócalo capitalino y escaló una de las megapantallas que fueron instaladas para transmitir los partidos de futbol del mundial en Brasil, con el fin de manifestarse por los presos políticos recluidos en cárceles de la CDMX. 

Cuando se bajó de la megapantalla ya lo esperaban policías, quienes lo reaprendieron con el argumento de que violó su libertad condicional por no haber ido a firmar. 

Debido a que interpusieron varios recursos sólo lograron que le redujeran la sentencia de ocho a siete años siete meses.

El gobierno de la CDMX no lo reconoce como preso político, tampoco a los cuatro hombres que también están recluidos, luego de haber sido capturados en protestas. 

 Como último recurso antes de que acudan a instancias internacionales, defensores de derechos humanos pidieron a la Asamblea Legislativa de la CDMX aprueben la Ley de Amnistía Internacional para que logre su libertad de manera llana y comprobar que no es culpable de los delitos por lo que fue sentenciado.

“Algunos diputados nos dijeron que dentro de un mes van a dar fecha para discutir la Ley en el Pleno y nos prometieron que van a votar a favor”.

Flores confío que con la Ley saldrá libre de la cárcel y se podrá resarcir el daño. Además de que se podrá limpiar su nombre.