La detención de Naasón Joaquín García, líder de la iglesia de “La Luz del Mundo”, quien recibió un supuesto homenaje en Palacio de Bellas Artes, puso una duda sobre la mesa: ¿Hay una agenda evangélica en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y la llamada “Cuarta Transformación”?
Tras estallar el escándalo del homenaje en Bellas Artes, detractores del presidente aseguraron que detrás de este evento que violaba el Estado Laico estaba Morena, esto dado a la presencia de legisladores del partido como Martí Batres y Sergio Mayer.
Sin embargo, quien –según los organizadores– estaba detrás del evento en dicho inmueble icónico fue el senador del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) Israel Zamora Guzmán.
Aun así, la pregunta de la agenda evangélica en este nuevo gobierno continúa, pues hay indicios para considerarlo.
Durante la contienda electoral que derivó con el triunfo de Morena, el hoy presidente se alió con un partido de extrema derecha y vinculada ampliamente con iglesias evangélicas: el Partido Encuentro Social (PES). La decisión fue criticada más al ser Andrés Manuel un político de izquierda.
Con una agenda conservadora, el PES ha estado detrás de legislaciones en contra del matrimonio igualitario y el aborto.
Tras las elecciones del año pasado, el PES perdió el registro, pero dejó su semilla dentro de la Cuarta Transformación: es la cuarta fuerza política en la Cámara de Diputados, sólo por detrás de Morena, PAN y PRI; a la vez que El “súper delegado” del Gobierno Federal en Morelos es Hugo Eric Flores Cervantes, quien fuera fundador y presidente nacional de Encuentro Social.
El partido moribundo, que actualmente solo mantiene el registro en Yucatán, Sonora, San Luis Potosí y Morelos, no es el único nexo evangélico de López Obrador, la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) también destaca.
La Confraternice ha protagonizado diversos encuentros con Andrés Manuel. Está ha tenido tal influencia en el gobierno actual que el presidente solicitó a la Secretaría de Gobernación (Segob) que impulsará una ley para otorgarles canales de radio y televisión.
Cabe mencionar que si bien la Confraternice es la agrupación más amplia de iglesias evangélicas, “La Luz del Mundo” no forma parte de ella.
El periodista Diego Petersen Farah, en su artículo “López Obrador, La Luz del Mundo y la agenda evangélica” publicado en El País, sostiene que el presidente “cree fervientemente en el poder de la fe no solo motor de transformaciones sino como un elemento de sanación moral y social”.
También sostiene que ha citado a la Biblia como ningún otro mandatario mexicano lo ha hecho.
Este nexo, refiere Petersen Farah, es por una agenda compartida que por el número de seguidores. En México, las iglesias evangelistas tienen entre sus seguidores el 10% de la población mexicana, mientras que acercarse a la iglesia católica significaría una contradicción de ideas.
Para el periodista, vincular amplia y directamente a la “Luz del Mundo”, así como a Naasón Joaquín García, con López Obrador “es una extrapolación”.
Y sentencia: “Lo que sí podemos esperar es una cada vez más cerca relación entre los actores políticos de ‘La Luz del Mundo’ y el gobierno de López Obrador e incluso podremos ver en el futuro a algunos miembros de esta iglesia y otras de corte evangélico como candidatos de Morena”.
Los nexos de los evangélicos con el poder no son exclusivo de México, expone Petersen Farah. En América Latina varios gobiernos han tenido relaciones amplias con estas iglesias.
En Brasil, una de las principales cunas del movimiento evangélico, esta religión ha sido muy cercana al poder.
Se aliaron primero con Dilma Rousseff, a quien apoyaron en su candidatura y reelección, luego, fueron parte fundamental en su destitución luego de vincularse con el congreso.
Actualmente son muy cercanos al presidente conservador Jair Bolsonaro, con quien comparten dicha agenda moral.
En Venezuela fue parte fundamental en la Revolución Bolivariana apoyando a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro.
En Nicaragua lograron introducir una agenda conservadora de la mano de la vicepresidenta Rosario Murillo.
En otros países como Colombia, Ecuador y Costa Rica han mantenido cercanía con los congresos.