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“Hacía 10 minutos, ahora serán 40”, sin Metro y con covid, Tláhuac a clases

Alicia Rojas se plantea si vale la pena llevar a la escuela a su hijo Ángel, porque tardará 40 minutos de ida y otros 40 minutos de vuelta

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Ante el regreso a clases, Alicia Rojas se plantea si vale la pena llevar a la escuela a su hijo Ángel, porque tardará 40 minutos de ida y otros 40 minutos de vuelta, para clases de dos horas en el colegio José María Morelos y Pavón, a una calle de Avenida Tláhuac y cerca de la estación Calle 11 de la Línea 12, cerrada desde el 3 de mayo.

“Si existiera la necesidad de tenerlos que mandar, la verdad es que no sé ni cómo le haría. El caos que se hace en la avenida y las propuestas de turnos incompletos sería llevarlos y hacer 40 minutos para que estén dos horas y regresar otros 40 minutos, y además en el transporte hay mucha gente, está muy lleno”, explica.

“Es en la mañana, mero cuando salen a trabajar, que puede ser desde las 6 hasta las 9:30am. A mí sí se me dificultaría mucho enviarlo con la propuesta de que estén poco tiempo en la escuela. En mi opinión nos quitaría el tiempo y habría riesgo de contagio en el transporte para ellos”, advierte.

ANTES HACÍA 10 MINUTOS

Antes de la pandemia no era así. Bastaba con que Alicia se subiera en la estación Tezonco de la Línea 12 del Metro, ya que vive cerca de ahí, recorriera dos estaciones, Periférico Oriente y Calle 11, y llegaba al colegio, en la calle San Francisco, que está a una cuadra de la estación. Su hija estudiaba ahí, pero este año ya no lo hará, al iniciar su preparatoria.

Pero todo eso se ve lejano. Luego llegó la pandemia de la covid-19 y se suspendieron las clases desde el 20 de marzo del año pasado. No fue lo único que afectó a la zona. El 3 de mayo de este año, entre Tezonco y Olivos, una ballena de la estructura del Metro colapsó, lo que ocasionó la muerte de 26 personas, y la suspensión del servicio de toda la línea 12 del Metro.

Con el regreso a clases presenciales impulsado por el presidente de la República y la Secretaría de Educación Pública, Alicia también teme que su hijo sea contagiado de la covid-19 en el transporte público. No lo dice gratuitamente. Empleada en el sector Salud, en área covid, desde que empezó la pandemia no se había enfermado.

TRANSPORTES ALTERNOS VAN SATURADOS

Pero luego del colapso en la Línea 12, que modificó el transporte de Tláhuac hasta Mixcoac, y la declaratoria del Semáforo Epidemiológico Verde en la ciudad, previo a las elecciones del 6 de junio, se enfermó en julio pasado. Está segura de que fue en el transporte, donde pese a las distintas alternativas para compensar la falta del Metro, ahora hay Metrobús, Trolebús y RTP, en las unidades no hay sana distancia, porque no pueden transportar tanta gente, se atoran y se tardan en los cuellos de botella que hay en Tezonco, Periférico Culhuacán y Atlalilco.

“Estamos en Tezonco, bajábamos en Calle 11, yéndose en carro el tramo es conflictivo porque hay mucho transporte y gente ahí. Lo que disminuía un poco el tiempo era el Metro y llegábamos muy rápido. Ahorita convino que estuvieran en clases virtuales y el Metro no nos afectaba tanto y, solamente en relación con el trabajo, me afectó muchísimo”, describe.

Como trabaja al norte de la ciudad, el trayecto que antes a lo mucho era de 50 minutos, ahora puede ser de hasta 3 horas. Aunque en la mañana se desplaza en transporte privado, en la tarde regresa en camión. Ahí es donde cree que se contagió, pues la gente platica, o de plano no lleva cubrebocas y además come.

“Yo no voy a mandar a mis hijos, preferiría que perdieran un año y no o tratar de exponerlos porque a fuerzas quieren que vayan, primero con el caos que hay se me dificultaría, no tendría quién los llevara y los recogiera con la propuesta de regreso a clases”.

TENÍAMOS LA PANDEMIA Y AHORA VINO ESTA SITUACIÓN

Angélica Jiménez Sánchez es profesora integrante de la sección 9 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Vive cerca de la estación Olivos, y está al tanto de la situación del transporte. Ella misma para ir a una escuela de educación especial donde da clases debió desviar su ruta, que era irse antes a Periférico y de ahí a Constitución de 1917, pero ahora sin servicio de la Línea 12, debe tomar un pesero que sale cerca de su casa pero que hace más tiempo. Si se fuera por avenida Tláhuac sería peor. Por eso prevé que con el regreso a clases habrá más caos vial y riesgo de contagio.

“Las horas pico coinciden con los horarios de alumnos, nos estaríamos juntando todo mundo, aparte de que no hay condiciones en las escuelas en la zona. Aparte de la pandemia nos vino a caer esta situación. Es la sensación de injusticia y de falta de respuesta, finalmente más allá de todo el caos, son vidas y nos volvemos a quedar como sociedad con este sinsabor de que en cualquier momento nos puede pasar algo”, expone.

Recuerda que los contagios del virus se dan en niños y adolescentes y que lo más importante es cuidar sus vidas, y asegura que los maestros no los han dejado solos y han estado en contacto. Ella misma ha dado clases de manera individual en casos especiales.

Cuando te subes al camión no hay sana distancia, no se puede porque la zona de por sí es conflictiva y esto vino a empeorar, estamos más tiempo, hay mucho tráfico y no hay posibilidad de que te puedas estirar un poquito en el camión, en el micro, en el RTP o Metrobús que es muy grande, no es suficiente

Agrega que una vez debió ir por al monumento a la Madre y se regresó por la línea 1 de Insurgentes y se bajó en Félix Cuevas, donde pasan camiones que salen de Mixcoac hasta Tláhuac y tardó casi 3 horas.

Tomé el camión, uno que no es gratuito, está siendo cobrado, cuando es un daño que yo pienso tendría la obligación el Estado de pagar el transporte, todos los transportes te cobran. Para llegar a Olivos hice alrededor de 3 horas. Te da un parámetro que los trayectos son una situación miserable para quien no lo pueda resolver

AÚN HAY ESPACIO EN EL VESPERTINO

La Silla Rota visitó otras escuelas sobre Avenida Tláhuac o cerca y a las que algunos papás llevaban a sus hijos en Metro. Una es la Juan de Mata Rivera, a dos calles de la estación Tezonco. Es una primaria de una fachada gris con la pared descarapelada en algunas zonas y algunas partes con pasto crecido. Ahí hay un cartel que informa que aún hay espacio en el turno vespertino y para quien esté interesado, proporciona un correo electrónico de la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México y también un número celular.

Un signo del descuido en que se encuentra la escuela son las letras metálicas sobrepuestas que dicen Escuela Propiedad del Depar…ento del DF. Al mensaje le faltan las letras “tam”, además que la capital dejó de ser DF y ahora se llama Ciudad de México, desde 2017.

A unos metros de ahí se encuentra sobre la acera Ángel Sánchez, vendedor de mochilas. Entrevistado por La Silla Rota, dice que el año pasado debido a la suspensión de las clases presenciales, ni siquiera vendió mochilas previo al inicio del año escolar y dio un giro a su negocio, con dulces.

NO TODOS QUIEREN REGRESAR

Cuando supo del regreso a clases recuerda que dio gracias a Dios. “Nos tiene que ir un poquito mejor”, previó. Volvió a la venta de mochilas, de las cuales tiene varios modelos, de distintos colores y diseños, entre las que destacan unas que tienen la textura dividida en cuadritos.

Serio, explica que la venta no ha sido como antes de la pandemia. “Está muy tranquilo, ha sido un porcentaje bajo, a estas alturas ya habría vendido más. Con este regreso pasa menos gente, no todos están de acuerdo en regresar, unos sí y otros no”, añade Ángel, que además de vender también escucha a los padres, y algunos le confiesan que sí tienen miedo.

“Unos sí me lo comentan, ahora sí que hay que cuidarse y llevar los protocolos, el cubrebocas, el gel. Hay mucho contacto, los camiones vienen llenos, hay que cuidar que no haya contacto de la pandemia para los niños”, continúa.

Pero en su opinión, sí se requiere la vuelta a clases para los niños. “Necesitamos que regresen a clases. Les pido a los padres que se acerquen y nos apoyen por ese lado, tenemos varios modelos y mochilas”.

PENDIENTES DE LA PÁGINA WEB

Otras de las escuelas visitadas fueron la José María Morelos, pero que es de la SEP ubicada una cuadra antes de la estación Zapotitlán, rumbo a Tláhuac. Se encuentra junto con el jardín de niños Citlali.

Aunque la pared que lleva el nombre del autor de los Sentimientos de la Nación luce pintada, a la vuelta, en la calle Sebastián Trejo hay un pizarrón con los datos de la escuela, pintarrajeado con firmas de aspirantes a grafiteros y stickers, que cubren los datos del plantel. Cerca hay un cartel de un negocio llamado Los 3 Hermanos que vende uniformes escolares y que acepta la tarjeta de útiles y uniformes del gobierno capitalino.

Otro cartel pegado en la puerta de la escuela solicita a los padres que vayan a enviar a sus hijos al turno vespertino, estar pendientes de la página web de la escuela, donde se publicará información referente a las inscripciones al plantel. En otra puerta, una mujer se asoma y al ser consultada sobre cómo va el regreso a clases, responde que no sabe porque los maestros no han ido.

En el jardín de niños Citlali, cuya entrada está sobre Avenida Tláhuac, también se ve una fachada descuidada y pintada con grafiti o arte urbano, y a unos metros se ve a comerciantes que ocupan parte de la explanada del plantel.

Ahí también se informa a padres, madres o tutores interesados en que sus hijos cursen el ciclo escolar 2021-2022 y que no han realizado la preinscripción, que aún hay lugares disponibles para tercer, segundo y primer grado.

Cerca de ahí, en contra esquina y del otro lado de Avenida Tláhuac, está la secundaria diurna 126 y la Primaria Plan de Guadalupe, sobre la calle Francisco Jiménez. En la segunda la fachada también luce desteñida y rayada. En la puerta hay un cartel que pide consultar la página de la AEFCM para inscripciones extemporáneas y para las reinscripciones habituales, estar pendiente de “nuestras indicaciones” del 16 al 23 de agosto.

MJP