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Ganan gobernadores round a AMLO; bajo tensión, pactan reunión de seguridad para enero

Mandatarios piden al gobierno no polarizar por las faltas a las reuniones de seguridad y; “o le atoramos juntos o fracasamos por separado”, advierte Durazo

Escrito en NACIÓN el

Cambiaron de estrategia. 24 horas después de que el gobierno federal exhibiera públicamente sus ausencias a las reuniones de seguridad de sus entidades respectivas, los 10 gobernantes panistas anunciaron por la red social Twitter su llegada a Palacio Nacional para asistir a la sesión nacional de seguridad pública.

La idea de un boicot blanquiazul se matizó. Sin mayores aspavientos públicos guardaron los reclamos para hacerlos en privado durante la sesión previa del consejo.

El subsecretario Leonel Cota, quien fue gobernador de Baja California Sur por el PRD hace más de una década, inició la reunión previa a la 45 Sesión Ordinaria del Consejo Nacional de Seguridad Pública que se celebró este miércoles 18 en Palacio Nacional. Leyó el orden del día, cuando fue interrumpido por el gobernador chihuahuense, Javier Corral. "El tema del día es otro", sugirió sutilmente en referencia a la revelación de nombres de mandatarios que no acuden a las reuniones mañaneras de seguridad en sus estados. Estaban realmente molestos.

- ¿Por qué no desahogamos en este momento la agenda general? Y propongo tocar el tema al final, en asuntos generales, respondió Cota para ganar tiempo.

Corral, y sus correligionarios aceptaron. Pero llegado el momento, no solo Corral habló; también lo hizo el gobernador panista de Querétaro -Francisco Domínguez- y el de Michoacán, el perredista Silvano Aureoles-.

El planteamiento fue general: un abierto reclamo por exhibirlos de esa manera en temas de seguridad cuando había la existencia de un pacto de neutralidad que blindaba el tema de la seguridad de futuras politizaciones. Tal pacto, entonces, había sido roto. Cota, pero principalmente el Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, escucharon los reclamos que terminaron con una propuesta con fecha, lugar y hora: una reunión con la Conago (Confederación Nacional de Gobernadores), el 13 de enero al mediodía, para hablar exclusivamente de temas de seguridad. "Que las reuniones estatales de seguridad sean el lugar donde se toman las decisiones", plantearon. Durazo aceptó y su “sí” fue una forma de contener, momentáneamente, la rebelión blanquiazul.

Unidos… Pero desunidos

En discursos y entre líneas, fue así fue como se desarrolló la sesión del Consejo Nacional de Seguridad en el salón Tesorería de Palacio Nacional. La tensión entre gobernadores no morenistas y el gabinete federal era tangible, aunque no descontrolada. Ahí estaban, presentes los 32. No faltó ninguno de los gobernadores ni la jefa de Gobierno de la CDMX. Atentos todos al discurso que ofreció Durazo, acompañado del gabinete de seguridad y por supuesto, del presidente López Obrador quien llegó a la sesión con algunos minutos de retraso.

“Estaba iniciando”, dijo Durazo a la llegada del mandatario, “y vale la pena repetirlo, señor presidente, que es claro que entre nosotros existen apreciaciones diversas sobre la mejor manera de recuperar la paz en nuestro país. Sin embargo, no hemos hecho de ellas un obstáculo para garantizar la coordinación de las instituciones que representamos”, señaló.

“Sin un esquema de colaboración estrecha entre los tres órdenes de gobierno no hay estrategia de seguridad pública que pueda obtener resultados tangibles y perdurables”, advirtió.

Luego, usando su discurso como un arma, el sonorense dirigió la mirilla -aparentemente sin dedicatoria y a manera de reflexión- hacia los panistas y el exsecretario de seguridad detenido en Nueva York, Genaro García Luna.

“Efectivamente ha sido un año difícil en materia de seguridad, es evidente que no hemos logrado los resultados deseados”, reconoció. “Como ha quedado demostrado la corrupción puede infiltrarse hasta los más altos niveles de decisión en México, y la protección oficial al crimen representa el máximo desenfreno de la corrupción… La corrupción, esa gran plaga, particularmente se volvió el gran rival de la seguridad en nuestro país… Es de tal tamaño el problema que me he atrevido a calificarlo de crimen uniformado”.

“Sobran circunstancias en las que uno quisiera lavarse las manos”, dijo en franca referencia a la oposición. “Pero: o le atoramos juntos o fracasamos por separado. Nadie debe sustraerse a la tarea que le corresponde”, remató. Entonces el funcionario guardó su discurso y regresó a su lugar.

Tocó el turno al presidente en turno de la Conago, el mandatario queretano y panista, Francisco Domínguez. En menos de cinco minutos, él respondió a la afrenta. “No debe partidizarse y ser mezquinos con la seguridad de todos los mexicanos… Planteemos la unidad nacional para lograr el bien público que pertenece a todas y todos los mexicanos que es su seguridad… Ofrecemos junto al presidente Andrés Manuel López Obrador tener un gran acuerdo nacional”.

Y con tono dulce, sugirió. “Que este sea el último llamado al respeto a las instituciones y soberanías que representamos, porque sólo con respeto se podrá lograr el ánimo y la fortaleza de la unidad nacional contra la delincuencia”.

Un paracaídas llamado S.O.S.

Ahí estaba Alejandro Martí, a 11 años de aquel “¡Si no pueden, renuncien!” que espetó en la cara al exmandatario panista, Felipe Calderón, tras el secuestro y muerte de su hijo Fernando. Usó la palabra como miembro permanente del Consejo para dirigirse a López Obrador en un momento en que, quizás, más de uno de los presentes pensó que pediría renuncias si no pueden, pues ya el 2019 se ha considerado el año más violento de la historia. Pero no fue así.

“Hoy, a un año de su gobierno, observamos aciertos, oportunidades y grandes retos”, dijo. “Reconocemos los aciertos del proyecto que usted encabeza, sobre todo por el sentido humano que le distingue para apoyar a los menos favorecidos, de impulsar a los jóvenes que no han tenido oportunidades en nuestro país y que lamentablemente son carne de cañón para el crimen organizado. Esta es una posición firme para atacar las causas, una de las varias en el tema de la inseguridad”.

Sin ser omiso ante lo evidente, Martí utilizó su autoridad moral para dirigirse a tirios y troyanos, a panistas y lopezobradoristas. “Señor presidente, señores miembros del Consejo Nacional de Seguridad Pública. México reclama un llamado a la unidad nacional y coincido plenamente, porque solamente unidos podremos combatir la lacerante ola de violencia, la terrible impunidad y corrupción en la que seguimos envueltos… Yo siempre he partido de la base que, si sus políticas públicas son un éxito, esto se verá reflejado en la ciudadanía y, por ende, en nuestro país”.

Llegado el turno, el mandatario tomó la palabra y dio continuidad al discurso de Durazo. En tono mesurado y conciliador (que fue interpretado como una manera de sobar el golpe propinado a los panistas el día anterior) planteó un decálogo que más bien fue la reiteración y actualización del plan de trabajo de su gobierno en materia de seguridad.

“Cero corrupción… Que no gobierne la delincuencia, que no tenga poder”, afirmó. Luego, como no queriendo, puso el dedo en la llaga e invitó de nuevo a todos los gobernadores presentes, a acudir a las reuniones diarias de seguridad en sus entidades. “Y esto significa atender el problema todos los días. Tiene que haber perseverancia y atención directa de las más altas autoridades. No delegar la atención al problema de la inseguridad y de la violencia, asumirlo nosotros de manera directa… Si todos los días compartimos información y tomamos decisiones conjuntas, es muy importante… Sumar voluntades, sumar esfuerzos en esta causa común de garantizar la seguridad pública”, pidió.

Después, en referencia al fantasma Calderonista, reiteró. “Nada de tortura, nada de desapariciones, nada de masacres, no el ‘mátalos en caliente’… Nada de: Tú haz tu trabajo y nosotros nos encargamos de los derechos humanos”.

Y como en su discurso del primero de diciembre, López Obrador reiteró una alianza social para enfrentar el consumo de drogas en el país. “Como todos sabemos, los que cometen los crímenes más horrendos lo hacen drogados... Nosotros tenemos que atender este problema del consumo; si no, se nos va a dificultar garantizar la paz y la tranquilidad”.

Para concluir, el presidente tendió la mano a la oposición. “Son muy malas las comparaciones, odiosas, pero sí podemos decir que hay en nuestro país gobernabilidad, gracias al esfuerzo de todos, del apoyo de todos… La relación que tenemos con los gobernadores, con todos los gobernadores (recalcó) es de respeto, hemos podido trabajar de común acuerdo con todos y vamos a seguir haciéndolo… Independientemente de si se firma o no se firma, si se suscribe o no un documento, creo que sí debemos de hacer el compromiso todos de trabajar juntos. Son momentos de unidad nacional”. Y los aplausos llovieron.

Esta historia… Continuará…

Sí, el viernes esta historia continuará en Querétaro, en una reunión privada que el gobernador Domínguez sostendrá con AMLO durante la visita que el mandatario realizará en su entidad. El tema no está ni estará terminado, pues los panistas saben bien -más allá de las consecuencias políticas-, las implicaciones electorales que este tema tendrá a corto y mediano plazo.

- Nos vamos a encontrar allá, vamos a platicar, adelantó Domínguez.

- ¿Considera que fue una falta de respeto ventilar sus nombres?, le preguntó un reportero

- No quiero poner esa palabra, dijo. Tenemos autonomía, a la ciudadanía no le interesa cuántas veces nos reunamos o no, ellos solo quieren resultados. Que nos midan con base en lo exige la ley, para medir el avance entre un estado y otro. Yo no asisto a ninguna reunión de seguridad, es correcto; pero eso no quiere decir que no tenga toda la información, no todo tiene que ser presencial.

- ¿Entonces sí fumaron la pipa de la paz con el presidente?

- Acordamos la reunión de la Conago el 13 de enero para hablar exclusivamente de seguridad. Así se hace la política, hablando, informó el queretano.

El gobernador Corral no pudo evitar a la prensa. Y minutos antes de hablar con ella, se le fotografió al lado del Consejero Jurídico de la presidencia, Julio Scherer Ibarra, quien optó por dar la espalda a los reporteros gráficos mientras hablaba al oído de Corral.

El chihuahuense, más que conciliador, se mostró políticamente indignado. “Es un error politizar el tema de la seguridad pública. Los resultados en seguridad no son halagüeños y ahora se quiere responsabilizar a los gobernadores de una incidencia delictiva que tiene fundamentalmente competencia federal; y en la que nosotros, solo colaboramos. Hablan de unidad, sí claro. Pero el propio gobierno tiene que contribuir y abonar a esa unidad nacional. No debemos permitir que la polarización de otros ámbitos y sectores de la vida pública, se traslade al ámbito de la seguridad porque se había acordado que esa, era una zona de neutralidad política”.

Pero la realidad es que, al parecer, dejó de existir esa zona de neutralidad.

MJP