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Fideicomisos: “La ciencia no se va al traste; sí el servicio al país”

Científicos relatan a La Silla Rota como la eliminación de fideicomisos afectaría no solo a sus proyectos de investigación, sino al país entero

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Escrito en NACIÓN el

La investigación del científico Juan Carlos Herguera registra un avance de 95 por ciento y él no sabe qué sucederá ahora con la extinción del fideicomiso del que depende su trabajo que no es cualquier cosa. “Es tratar de entender cómo vamos a abordar un derrame petrolero de gran magnitud en mar”, sintetiza a La Silla Rota. “Fue una necesidad estratégica de Pemex que se desencadenó en el último derrame de la British Petroleum, un parte aguas para todas las compañías petroleras”. 

Ocurrió en 2010 cuando el Golfo de México quedó contaminado tras la explosión de una plataforma de aquella compañía en Lousiana, EUA; los pescadores mexicanos no fueron indemnizados pese a que el hecho fue considerado como el mayor derrame petrolero del siglo porque alcanzó a contaminar 321 kilómetros del Golfo de México, equivalente a la distancia promedio que hay entre la CDMX y Morelia, Michoacán.

“Se dieron cuenta que el conocimiento que tenían en ese momento, no era suficiente para abordar estos accidentes de manera efectiva porque los rebasó ¿Cómo tapar un pozo a gran profundidad, en bajas temperaturas y altas presiones? ¿Qué hacer con el hidrocarburo cuando llega a superficie? ¿Cómo sabemos a dónde va a ir y como minimizamos las consecuencias para salud humana, ecología y animales?”. En 2014 el proyecto arrancó a cargo de este oceanógrafo, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias e investigador del departamento de Ecología Marina del CICESE, Conacyt. El dinero provino del fideicomiso del Fondo Sectorial SENER (secretaría de Energía) CONACYT de Hidrocarburos.

Legalmente, éste quedó extinto por el poder Legislativo en tres semanas; y sólo es cuestión de meses para que su eliminación quede concretada también de manera administrativa ante la secretaría de Hacienda. Será antes del 15 de noviembre que, frente al diseño del presupuesto de Egresos 2021, Herguera pueda conocer a detalle si su proyecto quedará o no, trunco.

¿Qué hacer con mil 570 mdp en seis años?

Es el dinero del fideicomiso que recibió este proyecto durante estos 6 años. De ahí se pagó a un promedio de 300 científicos entre post doctorantes, investigadores de ciencias de la atmósfera de la UNAM, del Instituto de Ciencias del Mar, Instituto de Biotecnología de la Universidad Autónoma de Baja California, del Instituto de Investigaciones Oceanológicas, del Cinvestav en Mérida y el Cidesi, un centro Conacyt ubicado en Querétaro ¿Y qué hicieron?

“Pemex dijo que para ellos era estratégico conocer cómo funcionaba el medio ambiente y sobre todo, tener instrumentos de observación y modelos para entender por dónde iría una mancha del petróleo para anticiparnos a su propagación en el Golfo de México. Comprendió la importancia y valor estratégico que tiene de la observación del mar en tiempo real”.

“El trabajo se enfoca en cuatro puntos”, precisa el científico. “Uno, observar el mar en tiempo real. Dos, saber cómo está el Golfo en cuanto a especies, desde el pasto marino hasta llegar a los grandes mamíferos como el pez espada o atún. Tres, generar escenarios de derrame en diferentes fechas y bajo diferentes condiciones meteorológicas para crear escenarios, situaciones extremas y no extremas para conocer con precisión cómo sería la propagación del petróleo en mar. Y cuatro, entender el comportamiento del Golfo para degradar hidrocarburos a través de microbiota que son las bacterias especializadas en el mar para degradarlos”.

Para realizar esto recrearon, en grandes laboratorios, tanques de agua de mar con organismos típicos del Golfo; introdujeron hidrocarburo en distintas concentraciones y observaron el comportamiento de los animales. También estudiaron el mar y el comportamiento de sus olas, circulación, corrientes, salinidad, gases, temperaturas y profundidad; para lo cual instalaron siete boyas con estaciones meteorológicas, siete más para medir oleaje a diferentes profundidades, 15 radares costeros que cubren el Golfo en la zona mexicana, dos gliders que informan lo que sucede en los primeros mil metros de profundidad y varios sensores que reportan lo que ocurre en profundidades de 10 metros. “Son estaciones de observación deben estar funcionando las 24 horas del día 7 días a la semana, de manera continua y no podemos parar”, precisó. Recién hubo un imprevisto: una de estas boyas se soltó al paso del huracán Delta por Yucatán.

También se utilizaron radares de alta frecuencia costeros, planeadores submarinos que bajaron hasta mil metros de profundidad del mar para conocer la temperatura y salinidad del agua así como de materia orgánica para no limitarse sólo una visión de la superficie a través de imágenes satelitales. Un derrame, señala, puede ocurrir tanto en lo profundo como en la superficie del mar. ¿Y qué pasó después? "Pemex dijo ahora quiero tener estas ventanas de observación funcionando de manera continua durante un año, para evaluar la capacidad que tienen de informarnos en todo momento lo que sucede en el Golfo de México en términos de circulación marina porque con esto pueden generar pronósticos ¿qué sucede en un derrame? ¿para dónde van las corrientes dominantes del mar? ¿por cuántos días? ¿cómo afectaría eso meteorológicamente? Es información que no sé tenía hasta ahora".

Una investigación que se encuentra en 95% de avance, solo falta hacer el proceso de entrega y unas últimas revisiones para evaluar el producto final.

-¿Cabe el argumento de frenar este trabajo por la pandemia?, se le pregunta.

-La pandemia nos ha limitado enormemente el trabajo en campo, pero los derrames tampoco distinguen de una pandemia; puede haber un derrame en cualquier momento. La investigación no se va al traste; lo que sí, es el servicio que se le da al país porque la industria de hidrocarburos es un problema de seguridad nacional. El país necesita tener medios de observación en el mar para hacer frente a cualquier contingencia.

No obstante, Herguera confía. “Esperemos que para cuando nos ministren de otra forma, que podría ser a finales de este año o principios del próximo, ya hayan mejorado las condiciones sanitarias porque la vacuna va a tardar. Si dejan de ministrarnos recursos por algunos meses, se pone en riesgo la continuidad de la investigación, cosa que no ocurría con el fideicomiso por ser un gasto fiscal diferente. Ahora te pueden cerrar la puerta y decirte ‘se acabó y no me vengas con historias’”.

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El doctor Rafael Villegas abrió camino en México en un proyecto complejo. “Estudiar la ecología y biodiversidad de los vertebrados voladores y su interacción con parques eólicos en México”, señala su curriculum en la página web del Instituto Nacional de Ecología (Inecol). Traducción: que las aves no choquen con los aerogeneradores que funcionan similar a un molino de viento, pero cuyo fin es generan energía eólica. “Mi línea de investigación es para conservar flora y fauna en equilibrio con las energías alternativas”, explica a La Silla Rota.

“¡Ufff! Tengo al menos 8 años trabajando en un proyecto con una eólica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el Itsmo de Tehuantepec. Estamos midiendo la cantidad de aves y murciélagos que chocan con los aeroventiladores que producen energía; implementando técnicas para reducir estas colisiones para conservar la energía eólica y la sustentabilidad del medio ambiente. Reducimos la muerte de aves y la energía no emite a la atmósfera, se considera ya es una energía limpia”.

Villegas (biólogo con doctorado, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y autor de diversos artículos publicados) precisa “en México hace 15 años, al inicio de la energía eólica, se desconocía que las aves chocaban con los aerogeneradores en una zona como el Istmo de Tehuantepec; al detectar el problema se reportó a la secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales”. Conforme lo estudiaron se tomaron medidas y con la investigación se redujo la muerte de estas aves en casi un 45%.

En esta zona hay un promedio de 2 mil 500 aerogeneradores; cada uno gira a una velocidad de 12 kilómetros por hora; pese a esa lentitud los animales se estrellan por comportamiento, porque están cazando una presa o porque no detectan el giro de las hélices. Afecta lo mismo a las parvadas durante sus viajes de norte a sur del continente, hasta águilas o murciélagos.

“Con ellos el problema fue mayor porque no detectaban este obstáculo nocturno”, precisa el científico. Para ellos la solución fue colocar sistemas de localización nocturna e infrarrojo; para las demás aves se instaló un sonido similar a una corneta y también un radar marino que detecta las parvadas a 12 kilómetros de distancia, antes de cruzar el lugar. “En ese caso pedimos al controlador de los aerogeneradores que detenga algunas filas para que las parvadas pasen; hay casos en que puedes ver hasta 300 mil aves en un día, según la temporada”.

“Nos afecta a todos”

Villegas explica que como tal, a él no le afectaría directamente el fin de un fideicomiso de Conacyt porque el financiamiento de su investigación dentro de Inecol depende de la unidad encargada de hacer proyectos de servicios con el sector privado, compañías extranjeras y los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal). Él dirige esa área.

“Hay gente que dice ‘yo ni estoy en un fideicomiso, no me afecta’. Pero indirectamente sí les afecta porque ellos también están siendo beneficiados. Me explico; del fideicomiso Fondo de Investigación Científica y Tecnológica de Conacyt depende la compra y mantenimiento del equipo que utilizamos y que puede ir desde un microscopio electrónico que se utiliza en otras investigaciones hasta una camioneta para traslado de personal científico y operativo, por diversos puntos del país; las últimas camionetas se compraron hace 7 años. Sin fideicomiso, no podríamos hacerlo”.

“Este fideicomiso no sólo lo alimento yo, hay 30 proyectos al año o más. Somos varios investigadores que conseguimos proyectos externos y lo alimentamos; de ahí se manejan investigaciones, becas de licenciatura, doctorado, para que nosotros tengamos nuestra investigación sin recursos fiscales, sin tocar un peso que nos da el gobierno federal pero que también sirve para cuestiones de la institución. Nos está funcionando muy bien, tiene reglas claras y esta auditado”, explica.

El problema, relata, es que este golpe que recién avaló el Congreso parecería ser el último, pero no el primero.

-Estos recortes presupuestales vienen desde el último año de Felipe Calderón, todo el sexenio de Peña Nieto y ahora con López Obrador. Se redujo el presupuesto paulatinamente y ahora se ve mucho más porque aparte nos quitan los fideicomisos.

-¿Qué insumos materiales se adquirieron con este dinero?

El microscopio electrónico es un aparato súper especializado qué sirve para ver las moléculas del DNA, detectar especies de micro plagas que se pueden detectar por los pelos en sus antenas y proveen información para una cura biológica. Con este aparato puedes ver los picos de proteína del covid. Es muy preciso, vale entre 500 mil y un millón de dólares. Requiere de mantenimiento preciso y eso cuesta porque su precisión es milimétrica; en este momento no hay claridad en ese sentido.

-¿Sin recursos, qué sucedería con su investigación?

-Quedaría trunca o se reducirían los objetivos para publicar. También impactaría al Inecol porque se perdería dinero que no es dinero fiscal. Nos afectará porque no tenemos claro las nuevas reglas de operación, si es que las hay.

-Qué paradoja, usted consigue el financiamiento mayor de este proyecto y ahora le toca el golpe.

-No me quiero meter en temas políticos, soy científico. Pero en lo personal no me gusta que nos metan a todos en la misma cazuela con las personas que están haciendo cosas malas y que te diga que todos los fideicomisos son corruptos. En este caso es una cadenita, todo va ligado: si no cuidamos el medio ambiente a corto plazo tendremos falta de energía, mentira que la energía de termoeléctricas y plantas nucleares van a solventar la falta de electricidad. Cada vez somos más mexicanos y con proyectos de energía eólica o solar, pones las bases duras de la ciencia al desarrollo de la energía para que todos podamos tener luz. Sin ella, habrá apagones como está habiendo en algunas partes del país.

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Luis Gallardo, doctor en Geofísica, doctor en Ciencias Ambientales y autor de artículos es parte de un proyecto que busca “aprovechar la fuente de energía que quedó atrapada en la tierra y su capacidad de utilizarla para consumo humano”. Un tema complejo que, enlista, serviría para abastecimiento y distribución de energía eléctrica. “Si pudieras extraer ese calor, podrías calentar tu casa o utilizarlo para aire acondicionado además de otros usos”.

El trabajo de cinco años de un equipo de 50 científicos y personal de alta especialidad, depende en este momento del Fondo de Sustentabilidad Energética del Conacyt para continuar su investigación. “La energía geotérmica, su consumo fuerte, está en Baja California Norte; tenemos el campo Cerro Prieto que es el principal productor. Hay otros campos que se llevan con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para reactivar o explorar su uso potencial para usar el calor de la tierra para generar electricidad. La limitante de esto es que necesitamos una tecnología y esa tecnología la producen algunos países, pero México no la tiene y la tiene que adquirir”. Esa es la clave, refiere.

En 2014 se creó el Centro Mexicano de Energía Geotérmica, momento en el que había “poco cerebros e investigadores en el tema”, dice. “A partir de ahí creció el interés en el tema: dónde encontrar esta energía, cuánta hay en todo México, cómo extraerla y finalmente cómo llevarla nuestras casas. En México tenemos consumiendo alrededor del 2% y eso es algo que suena poquito. A nivel mundial estamos entre los países que gozan de una cantidad bastante prominente de calor natural, tenemos bastantes recursos geotérmicos”, asegura.

“El fondo Conacyt es lo que nos ha dado la oportunidad de apuntalar ese tipo de proyectos donde conversamos muchos especialistas en un tema que es de interés nacional, que de otra manera sería muy difícil de conseguir. Ahora acabamos de concluir el proyecto CEMIEGEO y estamos por tramitar su ampliación que sería la parte culminante de este gran proyecto: el calor aplicado a pequeñas industrias y casas como la calefacción, instalación de agua y refrigeración. Tenemos toda la teoría y prototipos en marcha para lograr estos instrumentos; falta darle la última etapa de desarrollo tecnológico. Sin eso, no podrían estar listos para ser fabricados o construidos oficialmente por empresas mexicanas, lo que permitiría impactar directamente en la sociedad”. Gallardo estima que, de diez etapas, este proyecto se encuentra en la número 7.

En esta página web se puede consultar su contenido que, a diferencia de otros proyectos experimentales, aquí analiza el potencial del poder geotérmico en México; sin duda, un tema que requiere de años y quizás, décadas de investigación.

“Tenemos el equipamiento más sofisticado en el mundo, a nivel de equipo de vanguardia, para análisis especializado de fluidos, gases y rocas el cual obviamente se compró y se capacitó al personal en las instalaciones. Se tiene al personal científico capaz de emplear ese sistema ¿Y no contar con el apoyo suficiente para sostenerlo? Lo que necesitamos es darle continuidad y el servicio que se requiere para que esto llegue a formar parte de uno de los brazos del gobierno para compañías como CFE u otra, para brindar servicios en general a cualquier persona o compañía. La inversión ya está hecha, sería realmente una lástima que el proyecto quedara trunco. Sin esos fondos difícilmente se pueden financiar estos proyectos a gran escala”.

“Podríamos tener todo para que cada familia en México tuviera acceso a la posibilidad de adquirir una tecnología mexicana que le permita hacer uso de ese calor, en su propia casa. Y que todo se quede guardado en un escritorio realmente sería una verdadera pena; la cantidad de inversión qué hemos hecho, por mucho, sobrepasa las expectativas”.