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Ferieros "cada vez más en el hoyo”, ya un año sin empleo por covid

Ha pasado ya un año sin empleo después de que el gobierno capitalino cerró las ferias, por eso, Don Enrique recuerda que ellos todavía sobreviven

Escrito en NACIÓN el

"Nos sentimos cada vez más en el hoyo”. Así resume el último año de su vida Enrique Ortiz, el vendedor de algodones y juegos en ferias que, literal, hoy no ve su suerte. “Bromeamos al decir que, si no nos mata el covid, nos va a matar el hambre porque acabando de vender o empeñar nuestras pertenencias ¿Qué sigue? ¿Robar? ¿Saquear? No está bien pensar en eso, pero la necesidad es mucha".

Ha pasado ya un año sin empleo después de que el gobierno capitalino cerró las ferias en el contexto de la pandemia del coronavirus en la CDMX. Sin embargo, Don Enrique les recuerda a los chilangos que ellos todavía sobreviven, aunque sus condiciones de vida no son las mejores; la realidad es que entre la pandemia, la crisis económica y el desempleo, la gente olvidó ya comprar algodones, alcancías y juegos de feria. Es lógico: la cotidianidad hizo que la gente enfoque su atención en sus propias prioridades.

 

"Por favor, pedirle a la gente que si se topan con algún compañero de las ferias ¡Cómprenos un producto! Un algodón, papas, banderillas, una alcancía”, suplica. “Le soy honesto: ya no sabemos ni qué hacer. Pero no somos gente mala, sabemos trabajar".

La Silla Rota ha seguido esta historia desde mayo de 2020, cuando en los días más duros de la pandemia documento cómo el cierre de las ferias pegó a este sector que a la fecha no ha podido levantarse otra vez.

 

"Ahora nos apoyamos entre compañeros: yo les pasó algodones y ellos nos pasan alcancía y así le hacemos para tratar de vender lo poco que nos queda. Tenemos ya un año sin trabajar después de que nos notificaron parar nuestra labor en las ferias por la aglomeración de gente", relata en entrevista telefónica. Su voz no es la misma de hace un año; ahora se escucha apagada, preocupada, desesperada.

"La gente nos ayudó mucho al principio y amortiguamos un poco, pero no toda la vida nos van a estar apoyando", reconoce. Por eso, sin ingresos fijos y a falta de ferias, Don Enrique ha tenido que vender -y principalmente empeñar- cuanta pertenencia tuvo para poder comer. Un taladro, remachadora, pulidora, una planta de soldar, la herramienta que utilizaba para su trabajo en ferias y que perdió por no poder pagar las boletas de empeño.

 

Se nos están yendo a nuestras pocas pertenencias. La única herramienta que conservo es mi planta de soldar porque gracias a ella de repente me sale algún trabajito de herrería. Pero también hago trabajos de electricidad, pintura y un poquito de albañilería. Lo demás, desgraciadamente, ya se fue y por muy poco dinero, mucho menos de lo que realmente valían

Hasta 2019 las ferias le permitían ganar un promedio de 8 mil pesos mensuales; hoy apenas logra juntar dos mil; y los gastos crecieron pues su padre enfermó y sobrevivió a dos infartos. “Necesita cuidados, medicinas, electrocardiogramas y otros estudios, pero no tenemos la solvencia para hacerlo".

 

Hace medio año su situación era menos grave pues contaba aún con alguna mercancía y recorría diferentes puntos de Iztapalapa para vender sus algodones de azúcar. Pero la crisis económica le dio la espalda y se agravó la sobrevivencia.

IMPOTENCIA FRENTE AL FUTURO INCIERTO

Así siente Don Enrique; por eso reclama que a ellos el gobierno capitalino no les permita trabajar cuando a los restaurantes se les permitió reabrir al 30% al aire libre. “Y una feria también es al aire libre. Por eso siento frustración, impotencia, enojo... No buscamos culpables de esta enfermedad, sino soluciones: pero no las hay. Sí ahorita que está empezando el año ya empeñamos muchos artículos ¿Qué podemos esperarnos en los próximos meses? Muchos compañeros están vendiendo por internet sus juegos porque no hay de dónde subsistir. En Michoacán si les están permitiendo la colocación de algunas ferias, pero ni modo de irnos hasta allá. No faltará quien compre los juegos que se rematen aunque no se pueden dar al precio de lo que realmente valen”. 

OTRO AÑO SIN TRABAJAR

Fue la noticia más reciente que les dieron funcionarios que se identificaron como personal del gobierno capitalino. "Hemos tenido reuniones, juntas, para ver si nos dejan poner las ferias en algún lado para que la gente nos apoye con aportaciones voluntarias; entendemos que la gente también está maltratada económicamente, pero nos dicen que no, que por el momento no es posible porque como hay mucho estrés la gente saldrá para querer distraerse y que eso causará de nuevo aglomeraciones”, relata. “Así que nos dijeron háganse a la idea de que este año tampoco podrán trabajar, hasta 2022. Esto es ya muy desesperante porque salimos al día para vender lo poco que tenemos; pero ganar entre 50, 100, 200 pesos por día".

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Saber que la actual situación sanitaria no es culpa de nadie, no los consuela ni les da de comer. Tampoco tienen esperanzas en la etapa de vacunación que comenzó de manera formal hace un mes y que según el esquema federal, avanzará en los próximos meses hasta junio. "Mucha gente le tiene miedo a la vacuna y no se quiere vacunar. Pero nosotros no tenemos claro aún si vacunarnos será una cura o solo nos dará la inmunidad; o sólo reducir el efecto de la enfermedad", se pregunta.

Lo dice basado en una experiencia: en agosto y septiembre 2020 la alcaldía Gustavo A. Madero les permitió colocarse de manera ordenada en dos fiestas patronales, como un apoyo situación económica. “Sólo fuimos a gastar lo que no teníamos. La gente no quiso exponerse y a pesar de que teníamos las medidas sanitarias pertinentes, no llegó a la feria".