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¿Existe el “trastorno por atracón”?

La adicción a la comida es una enfermedad que se agudiza en México; 18 de cada 100 casos de desórdenes alimentarios corresponden a la compulsión por la comida

Escrito en NACIÓN el

Detrás de la compulsión por comer se encuentra un padecimiento psiquiátrico identificado como trastorno por atracón. Esta es una enfermedad que se caracteriza por la pérdida de control sobre las cantidades de alimentos ingeridos y por la voracidad con la que se come.

Alejandro Caballero Romo, coordinador de la clínica de la conducta alimentaria del Instituto Nacional de Psiquiatría, explica que en la mayoría de los casos la comida es una proyección de otros trastornos como la depresión o ansiedad.

Los pacientes con estas características emocionales tienden a mitigar el dolor emocional a través de un exceso en la alimentación”, indica.

La comida por sí misma no genera una adicción como sucede con otras sustancias como el alcohol y el cigarro, aclara el especialista, sin embargo, sí puede generar un fuerte vínculo neurobiológico disparando las sensaciones de alivio y satisfacción.

De cada 100 casos que atiende esta clínica especializada localizada en la capital del país, un 18% corresponde a trastornos por atracón, el resto corresponde a otras enfermedades como la bulimia y anorexia.

Los pacientes no identifican esto como un problema, lo identifican como un problema cuando aumentan de peso. Se conoce que un 30% de los pacientes que buscan tratamientos para la obesidad pueden reunir criterios para trastorno por atracón”, refiere Caballero Romo.

Los cálculos de la facultad de Psicología de la UNAM, apuntan a que entre 16% y 51% de los pacientes con sobrepeso y obesidad que acuden a consulta presentan trastorno por atracón.

Por su parte, Cecilia Silva, académica de este centro universitario, ha señalado que junto a las tasas de obesidad se podría pensar que la prevalencia del comer compulsivo va en aumento. En México, en 2012 la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos de 20 años o más fue de 71%, y en 2016 se incrementó a 72%.

ELLA BAJÓ 85 KG

Guadalupe Arvayo, de 30 años, ha lidiado la mitad de su vida con su placer desmedido por los alimentos, en específico, por los dulces y harinas. “A mí me pasaba algo en la vida y yo quería comer, si me regañaban yo me iba a comer, sacaba malas o buenas calificaciones y comía”, describe esta mujer de Hermosillo, en el Estado mexicano de Sonora.

A sus 25 años pesaba 148 kilos. Con este peso, su única alternativa era viajar a Estados Unidos para comprar ropa de tallas extragrandes. Con el tiempo, la vestimenta fue el menor de sus problemas, después fue agotador atender a sus alumnos de preescolar y luego fue imposible subir los 22 escalones de su casa sin sentirse extenuada.

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Estaba consciente de que me iba a morir supergorda en un cajón que me iban a mandar a hacer porque yo no iba a caber en unos cajones normales”, recuerda Arvayo sobre su enfermedad.

El deleite por la comida se había tornado en un cóctel de tristeza, culpa y frustración para ella. Un laberinto sin salida que solo la llevaba a comer más. La desesperación la llevó a considerar el someterse a una operación para reducir el tamaño de su estómago.

A meses de entrar al quirófano, Arvayo asistió a una sesión de Comedores Compulsivos Anónimos. Las reuniones le hicieron entender que su problema no eran los kilos, ni las dietas, sino una enfermedad psiquiátrica. A diferencia de otras historias con desenlaces fatales, Arvayo ha podido superar su compulsión: en seis años ha logrado bajar 85 kilos.

mlmt