Todos los estereotipos, “o casi” que se tienen de México en el mundo son ciertos, asegura el director de la agencia France Presse (AFP) en el país, el estadounidense Patrick Anidjar.
“Que es un país violento, que el aire es irrespirable, que las rutas son suicidas, que los terremotos son demasiado frecuentes, que hay una corrupción palpable a todo nivel (...) todo es cierto, o casi..”, escribe.
Es este sentido, a menos de cuatro meses de desempeñarse en su nuevo puesto, el periodista compartió su visión sobre lo que significa vivir en México:
VIOLENCIA
Luchas por un territorio entre cárteles, ajustes de cuentas entre bandas delictivas, robos que salen mal o feminicidios son de los hechos que hacen que México no pase un día sin “su cuota de muertes violentas”, considera Anidjar.
Por lo que destaca las cifras de 250 mil asesinatos y alrededor de 40 mil desaparecidos desde que se inició “una ofensiva federal contra los cárteles de la droga”.
“Asimismo, se cuentan 3 mil 366 feminicidios desde 2015, el número más alto en toda América Latina, y 100 colegas periodistas asesinados desde 2000, incluido Javier Valdez, nuestro corresponsal en el estado de Sinaloa. asesinado a tiros el 15 de mayo de 2017 en Culiacán, la capital del estado”, rescata.
CONTAMINACIÓN
La respiración, en la Ciudad de México, es difícil, asegura. Ello debido no solo a la altura de 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar, sino por la contaminación.
“Llenar los pulmones de aire sin intentarlo adrede parece complicado. Especialmente cuando pasas cerca de los muy locales ‘peseros’, microbuses siempre atestados de gente que escupen su humo negro en la cara de los transeúntes”.
A lo que se suma la despreocupación sobre el clima con que los conductores de “la contraparte mexicana de las SUV estadounidense” se mueven por la ciudad.
RUTAS
“En las calles es la guerra. Allí, algunos mexicanos se transforman en conductores de tanques bélicos, abalanzándose sobre todo lo que se mueve, incluso sobre vehículos mucho más grandes que el propio, y a menudo prefieren dar un golpe repentino de volante para pasar al ras de un peatón, en lugar de cederle el paso”, observa el estadounidense.
Al respecto, dice que la consigna parece ser: “nunca espere y disminuya la velocidad sólo cuando sea absolutamente necesario (en otras palabras, casi nunca)”.
Ante ello, consideró un “extraño y milagroso alivio” el llegar al otro extremo de un crucero en la CDMX.
BICICLETA
Para el periodista los esfuerzos del gobierno capitalino por impulsar una cultura de respeto hacia los ciclistas, son insuficientes. “En un país donde se puede comprar un permiso de conducir y la educación vial no es obligatoria, las reglas se subestiman”, apunta.
En este sentido, resalta a los autos estacionados sobre ciclovías, camiones que ignoran los carriles exclusivos, mismos que son usados por motociclistas para eludir el tráfico o madres que dan paseos a sus bebés en sus carreolas.
“Pero un día a la semana es el paraíso de los ciclistas. Los automóviles están prohibidos todos los domingos en el centro de la ciudad, y miles de bicicletas se apoderan de sus calles”, en referencia a los paseos dominicales en puntos como Paseo de la Reforma.
SISMOS
“La amenaza de los terremotos es omnipresente, y no sólo en el inconsciente colectivo”, asegura Patrick, quien pone de relieve sus experiencias con ligeros temblores.
Dentro de este tópico resalta que tanto en algunas casas, oficinas o salas de espectáculos, así como en supermercados, esquinas, terminales de autobuses, aeropuertos, se encuentran las señales indican el procedimiento a seguir en caso de un terremoto.
“Aún son visibles los restos del último terremoto, que en 2017 mató a 369 personas. Los letreros colgados en las ruinas de edificios derrumbados indican que se emprenderán trabajos para reconstruirlos. No se estipula ninguna fecha”.
CORRUPCIÓN
“En lo que llevo de estadía, no la he comprobado de primera mano, pero puedo decir que la corrupción es recurrente en las conversaciones”, expone el periodista de EU, “junto a la inseguridad y la delincuencia, es el problema más preocupante para los mexicanos”, agrega.
Ello deriva en una falta de confianza hacia cualquier tipo de autoridad y funcionarios públicos.
“Sin embargo, las personas se corrompen con facilidad. Tienen poco o ningún respeto por los oficiales. Basta con mirar la forma en que se pasan los semáforos rojos bajo las narices de los policías que en vano hacen sonar sus silbatos”.
El periodista dice que por momentos le parece que camina en Tel Aviv o Jerusalén, ciudades de Israel en las que ha sido corresponsal.
“La misma distracción alucinada de los conductores, la misma costumbre de mirar su teléfono móvil, especialmente en las esquinas, antes de detenerse a tres milímetros de una anciana que cruza con su perro”.
Sin embargo, apunta, “en Israel, la policía hace al menos el intento por detener ese comportamiento, fotografiando por ejemplo la matrícula del infractor. En México, los agentes, desplomados en sus motocicletas o bebiendo una Coca-Cola, son testigos de este tipo de escena sin siquiera levantar una ceja”.
LOS MEXICANOS
Sin embargo, resulta de “gran dificultad” conciliar esas imágenes que los mexicanos ofrecen con “la sonrisa y la amabilidad de la mayoría en la calle”.
“En este último caso en particular, estamos lejos de la sordidez y la oscuridad de otros cielos. El servicio suele ser atento, sonriente, y a veces incluso... rápido. Sin mencionar el menú, tan rico como soleado. Y no sólo en las taquerías donde se sirven durante todo el día los famosos tacos que se comen parado en el pavimento y en platos de plástico.
“La experiencia confirma que es posible escapar a esta maldición intestinal atribuida a este rey débil e indeciso (la maldición de Moctezuma, como se le conoce a la ingesta de picante) cuyo reinado marcó el inicio de la conquista española del siglo XVI. Un cliché más sobre el colapso de México después de dos meses aquí. ¡Vamos, chíngale!”, concluye.
(diego joaquín)