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Está cerrado el panteón, ¿Qué hacemos?, se preguntan floristas

Los vendedores de flores que se ubican en los panteones de la CDMX son algunos de los más afectados por el cierre de estos espacios debido a la pandemia

Escrito en NACIÓN el

Pasado el mediodía, tres personas se acercan a comprar un pequeño ramo de flores, con esos 50 pesos se “persignó” Isidoro Ávila, quien tiene un puesto de flores a un costado del Panteón Civil de Dolores. En un día normal a esta hora ya habría vendido más arreglos y coronas, pero con los camposantos cerrados por la pandemia de covid-19, la situación es completamente distinta.

Los vendedores de flores que se ubican en los panteones de la Ciudad de México son algunos de los más afectados por el cierre de estos espacios al público general, ya que desde marzo pasado sólo se permite el ingreso a un pequeño número de personas que van junto con el cortejo fúnebre.

Aunque es uno de los más grandes de la Ciudad de México, el Panteón Civil de Dolores lucía desolado, en el tiempo que La Silla Rota permaneció afuera del lugar sólo llegó una carroza y algunas personas que querían ingresar, pero no pudieron, como quienes le compraron flores a Isidoro.

Él lleva 35 años vendiendo afuera del panteón y al igual que los otros 13 locatarios, ha enfrentado el impacto económico generado por la pandemia de covid-19. “Aquí estamos sufriendo porque no nos dan la oportunidad de poder trabajar bien, están cerradas las puertas del panteón, ¿Qué hacemos? No tenemos otra entrada y yo soy diabético, tengo ya casi 28 años con la diabetes y aquí estoy”, señaló.

Relató que desde febrero de este año comenzaron a bajar las ventas de flores. Antes de la pandemia iba a la Central de Abastos a surtirse de mercancía dos veces a la semana, actualmente sólo acude una vez para tener pocas flores y que no se le queden.

“Ahorita hay veces que nos vamos sin vender ni un quinto, tal como llegamos, así nos vamos y qué hacemos. No se puede vivir así, por eso hay tanta delincuencia, hay tanto ratero, porque de qué manera puede sobrevivir uno”, lamentó.

Sólo dos macetas con flores de cempasúchil resaltan por su color naranja en el puesto de Isidoro, así como una pequeña cruz con flores blancas. Del otro lado hay algunas rosas, lilis y claveles, entre otras flores.

A Isidoro y a su esposa Lidia, quien le ayuda en el negocio, les preocupa cómo van a seguir pagando la renta, la comida, la luz, el gas y todos los servicios que necesitan en el día a día.

En otros años, este comerciante ya esperaría con ansias el Día de Muertos, pero ahora sabe que a pesar de que esta fecha es una gran tradición, la situación no mejorará, por eso hace un llamado a las autoridades: “Que nos abran la puerta, por lo menos este día festivo para ver si podemos vender, aunque sea un poquito”.

MARIO NUNCA HABÍA VISTO QUE LOS PANTEONES CERRARAN

Mario Rosales tiene pocas flores este año. En la mejor época de ventas, la de Día de Muertos, sólo puede comprarle a quienes van a enterrar a un ser querido. Ubicado dentro del panteón de San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa, tiene además la competencia de otro puesto colocado afuera, y el cual también tiene pocas ventas.

Con 20 años de experiencia, continúa el negocio que su mamá inició. En dos décadas, nunca le había tocado que los panteones cerraran, como este año debido a la pandemia que en México ya dejó 90 mil muertos.

“Nunca, nunca”, remarca.

Al preguntarle como la están pasando, su primera reacción es un movimiento de su cabeza en señal negativa.

“Para uno como comerciante este año en lugar de solventar deudas se va hundiendo uno más, muy mal”, dice con un gesto de desaprobación.

Normalmente, previo a Todos Santos la flor más vendida es el cempasúchil, pero ahora sólo tiene un manojito y la razón es que nadie la pide.

El resto del año las rosas son las flores más vendida, dice el vendedor con apellido floral.

(MJP)