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Entre plásticos, chóferes del Metrobús se “envuelven” en la pandemia

Chóferes de Metrobús colocaron metros de hule cristal con el fin de cubrir su asiento y mantener distancia con los pasajeros que abordan este transporte público

Escrito en NACIÓN el

Envueltos en plástico. Sí, así se encuentran algunos chóferes de unidades del #Metrobús de la #CDMX en un intento por blindarse y protegerse en términos sanitarios de la pandemia. Por eso, de manera artesanal e improvisada, colocaron metros de hule tipo cristal a manera de cortina, con el fin de cubrir su asiento y mantener distancia de las decenas de pasajeras o pasajeros que abordan este tipo de transporte público. De paso, reafirman la medida extendiéndose, detrás de su propio asiento, entre dos y cuatro asientos de la zona asignada a mujeres, clausurados con la misma cortina de hule y/o cintas plásticas con la palabra “protección” o “no pase”.

No es nuevo, me cuenta uno de los operadores quien por segundos accede a brincar la normatividad de “se prohíbe hablar con el conductor”. Tengo suerte, me regala tres frases en 15 segundos.

- Es la misma protección que usan los taxistas, se justifica.

- ¿Colocó esta protección en la nueva normalidad?, le pregunto.

- No, desde abril, para protegernos del virus. Sólo quienes quisimos.

- ¿Y si se siente usted más seguro? ¿Se siente protegido?

Y mueve la cabeza afirmativamente.  

Incuestionable su decisión en términos de salud personal; pero sí cuestionable en términos de, ¿qué palabra poner? ¿privilegio? porque quienes usamos el mismo medio de transporte no somos beneficiarios de la misma medida. Imaginarlo sería imposible. Cuestionable también en términos de movilidad a sabiendas que las unidades del Metrobús suelen viajar con sobrecupo de pasajeros; así que prescindir de dos a cuatro asientos en el área rosa de mujeres, impacta en el abordaje de menos pasajeras.  

De hecho, la medida no se encuentra entre el protocolo que tres medidas únicas que promueve en términos informativos, las pantallas televisivas de cada unidad: guardar silencio para prevenir contagios, usar cubrebocas completo en nariz y boca; y respetar la sana distancia.

RIP. Lo sentimos mucho, pero ella murió con la nueva normalidad dentro del transporte público porque, si tienes suerte, lo más lejos que podría estar de ti el pasajero de al lado será acaso medio metro. Si viviera, #SusanaDistancia se moriría de vergüenza porque no cabe en el Metrobús. No obstante, en su cuenta de la red social Twitter este sistema de transporte informa (y no es broma): “Medidas para un viaje más seguro: por tu seguridad, evita abordar autobuses llenos… Detén el contagio, viaja con sana distancia”.

 

“@MetrobusCDMX En la unidad SBR-921 linea 7 a las 7:51 am el chofer dice que no aplica la sana distancia en las unidades!! Cómo seguir las recomendaciones si instruyen a los operadores!!”, fue la queja de @RRockxs hace unos días. Y por respuesta recibió un amable “Gracias por su reporte, informamos al área operativa para su atención. Buen día”.

“@MetrobusCDMX No entiendo mandan 5 camiones vacíos del Rosario, dejan que se junte la gente ¿Y no quieren que nos subamos después de esperar 30 minutos?” fue la otra queja de @Luis04314432. La respuesta fue igual. “Gracias por su reporte, informamos al área operativa para su atención. Buen día”. Una salida institucional a un problema real, un copy paste que no resuelve ni tranquiliza en términos de una emergencia sanitaria que nadie sabe cuándo terminará mientras el semáforo epidemiológico habla de números al alza.

Quizás por eso alguien más les reviró por la misma vía: “Pendejos, se nota que quienes hacen sus recomendaciones no usan este transporte”.

Hable y hable

Le valió madre; se quitó el cubrebocas, sacó el celular y platicó por espacio de veinte minutos. Nadie le dijo nada, nadie le reclamó, nadie le llamó la atención ¿Se podría? Ni siquiera él y la policía que estaban a un metro de esta pasajera parlanchina a bordo de la unidad. Por cierto, uno de ellos con el cubrebocas mal puesto y tampoco había manera de corregirlo ¿Verdad?  

Peculiar la mujer adicta al celular, relatando un chisme familiar; inconsciente de que no debería quitarse el cubrebocas de tela (ni siquiera para usar el celular); ignorante de que, al hablar en voz alta en un lugar cerrado, con poca ventilación y varias personas cerca, podía escupir micropartículas de coronavirus en caso de estar contagiada. De ahí la incomodidad de la chica que estaba sentada a su lado y cuya mejor solución, fue bajarse de la unidad por sentirse más segura.

Sin duda, ésta es y será la escena a ver todos los días. Y eso que todavía no llegamos al primero de octubre, cuando regresarán las dependencias de gobierno a trabajar.

(María José Pardo)