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El sanguinario ritual que le dio origen a “Los Zetas”

Galdino Mellado Cruz, miembro fundador, relata el “ritual” sanguinario y la reunión previa que dio origen a “Los Zetas”

Escrito en NACIÓN el

El origen de “Los Zetas” no es desconocido, nacieron como brazo armado del cártel del Golfo, sus miembros fundadores eran desertores del Ejército, particularmente del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), se convirtieron en la organización criminal más sanguinaria.

Sin embargo, poco se sabe de los detalles de su origen, de cómo fueron nombrados y respaldados por Osiel Cárdenas Guillén, entonces líder máximo del cártel del Golfo.

Ahora, a través de la pluma de Ricardo Raphael, se conocen detalles de su inicio. El periodista entrevistó durante un año y medio en prisión a Galdino Mellado Cruz, miembro fundador de “Los Zetas”, tras lo cual escribió su más reciente libro “Hijo de la Guerra”.

En un fragmento publicado en la revista Proceso, Raphael expone el “ritual” sanguinario y la reunión previa que dio origen a “Los Zetas”, en una historia que es calificada por el propio autor como un “debate entre la ficción y su realidad”.

Galdino Mellado Cruz

Galdino acudió a un desayuno en un restaurant, los demás “muchachos” y el “jefe” los esperaban. Nadie hablaba.

Ante el escenario, como de funeral, José Eduardo Costilla Sánchez, “El Coss”, preguntó “¿Ustedes qué tienen, cabrones? ¿Están mal cogidos o se les apareció el diablo?”.

El silencio continuó hasta que intervino Osiel Cárdenas Guillen preguntando qué sucedía. Mellado Cruz se envalentó a hablar, le relató a Osiel que lo habían visto en la televisión, acusados de narcotráfico.

Cárdenas Guillen comenzó a reírse tras las palabras de Galdino, “¿antes no sospechaban nada?”, preguntó Osiel, “un poco”, respondió Medallo Cruz.

Osiel Cárdenas Guillen 

Óscar Guerrero, otro de los “muchachos”, intervino, le preguntó a Cárdenas Guillen las razones de por qué habían ocultado toda la verdad. Osiel señaló que había dejado esa responsabilidad a Arturo Guzmán Decena y a Heriberto Lazcano, “El Lazca”.

Luego, Cárdenas Guillen dijo a todos que salieran al estacionamiento, donde le dijo a Alejandro Lucio Morales Betancourt que trajera una de las camionetas que tenía, abrió la puerta del conductor, sacó una navaja y cortó la piel del respaldo, de donde sacó varios paquetes cubiertos de plástico y cinta cénela.

Osiel les dijo que cada asiento delantero de la camioneta tenía 30 kilos de cocaína, mientras que los dos asientos traseros tenían 120 kilos más. Cárdenas Guillén pidió que trajeran otra camioneta e hizo lo mismo, en esa ocasión no sacó droga, sino dólares alrededor de 750 mil billetes.    

Entonces, regresaron al restaurant, adentro estaban “El Coss”, Ezequiel Cárdenas Guillen, alias “Tony Tormenta” –hermano de Osiel– y un Treviño, sin embargo, Galdino no detalla si se trata de Miguel Ángel, Omar o cualquier otro miembro de esa familia criminal.

El Coss

Ahí, Cárdenas Guillén dijo: “Bueno, muchachos, ahora que no hay más secretos y todos tienen la misma información, quiero preguntar si van a seguir sirviendo a la compañía”.

El primero en hablar fue Heriberto Lazcano: “Miren, compas, el que no quiera seguirle, mejor dígalo de una vez; no hay pedo, se los juro. El que así lo desee, se va. Pero hay que decirlo ahorita, no hasta la noche, ni mañana”.

Por su parte Guzmán Decena dijo: “Piénsenlo antes de responder. Ahora tienen buen sueldo, respeto, identificaciones, nadie los detiene; cada vez estrenan camioneta nueva, traen trapitos chingones y andan con buenas viejas”.

“La situación es esta: si se quedan, ganarán 120 mil pesos netos al mes, que no gastarán porque les estaremos dando viáticos todo el tiempo”, refirió Lazcano.

"El Lazca"

Habló de nuevo Arturo: “Mírense la ropa, traen buen reloj, alhajas finas, portan el arma que quieren; si entran a un restaurant, el más caro del país, no tienen que preocuparse por el precio”.

“Recuerden los sueldos que se pagan allá fuera. Cuando éramos militares ¿cuánto ganábamos? No hay comparación con lo que el patrón nos está ofreciendo”, concluyó Heriberto.

Jaime González Durán, “El Hummer”, rompió el silencio: “Pero las cosas han cambiado, patrón- A usted lo busca la policía, y aunque nos quedemos, pues de poco nos servirán las ganas con tanta gente en contra”. Al respecto, Osiel dijo que no se preocuparan, que tenía a los medios y al gobierno de su lado.

“¿Entonces?”, preguntó “El Lazca”. “No hay pedo, ya estamos aquí”, respondió Óscar Guerrero”. “Pues e entramos”, secundó Morales Betancourt. Así cada uno de los 21 miembros del Ejército, en ese momento aún en activo, aceptaron la propuesta.

"El Hummer"

Osiel Cárdenas interrumpió: “Pérense, pérense. Este es un nuevo contrato de familia, así que quiero oír a cada uno aceptarlo”.

Comenzó Guzmán Decena: “Yo seré Zeta-1”; “Zeta 2”, continuó Morales Betancourt; “Zeta 3”, dijo “El Lazca”; “Zeta 4”, refirió González Durán, así cada uno de ellos. Galdino había tomado el “Zeta-9”.

Cuando la creación de “Los Zetas” parecía consumarse, Osiel intervino de nuevo: “No se retiren tan rápido, antes hay que apartar el trigo malo del bueno, Ciro Justo Hernández, salga usted de la formación”.

“El Coss” y Treviño flanquearon a Hernández, mientras Cárdenas Guillén continuó: “Este hijo de la chingada estuvo hablando de más. Por su culpa la policía nos investiga y la DEA sabe cosas que no deberían saberse”. “De este judas se encargaran todos ustedes”, añadió “El Coss”.

Arturo Guzmán Decena 

Osiel relató que Ciro se cambió el nombre y que en realizad era hermano de Óscar Guerrero, otro de “Los Zetas” presentes. Éste aceptó que sabía que su hermano se había cambiado el nombre, pero no sabía nada de sus prácticas traidoras.

“Óscar está limpio, ya lo investigamos y no hay problema con él. En cambio, el tal Ciro no merece trabajar en la compañía. Entregó nuestras claves de radio y proporcionó información sobre lo que hacemos y no hacemos; por su culpa nos metimos en problemas con la DEA, pero ese pedo ya está resuelto. Ahora lo que falta es que arreglemos cuentas aquí adentro”, sentenció Cárdenas Guillén.

Oscar intentó calmar las cosas, asegurando que él se encargaría de que este no volviera a cometer un error, pero éste no aceptó.

“El Coss” y Treviño se llevaron a Ciro a una casa de seguridad a 20 minutos del restaurant. Cuando Galdino llegó, en el lugar ya estaba “El Lazca”, Decena, “El Hummer” y Betancourt.

Los hermanos Treviño Morales

Ciro estaba completamente desnudo, amarrado a una silla de metal, ya había comenzado el “trabajo”, de su boca salía sangre, le hacían falta varios dientes.

Óscar intentó salvar de la tortura a su hermano, pero Osiel se opuso, le hizo saber que el primer traicionado era él: “Tú lo metiste al Ejército y luego lo ayudaste para que fuera GAFE. Tú lo propusiste, eres el primer traicionado y a los traidores solo hay una manera de tratarlos”.

Guerrero se dio cuenta que no podía salvar a su hermano, entonces, Osiel le preguntó si estaba con él, este aceptó. Entonces la tortura se reanudó.

“El Lazca” se aproximó a Cito y le pegó un golpe en la cabeza con la palma abierta diciendo: “Por tu culpa pudo haberse desmadrado la operación, por tu culpa el jefe está en los noticieros, al patrón le costó muchos millones construir esta organización para que un pendejo como tú venga a echarlo a perder”.

Heriberto Lazcano sacó un martillo y le masacró los dedos de sus pies, luego, “El Hummer” le puso tremenda patada en el pecho que lo sacó volando, Betancourt lo levantó y lo puso en la silla de nuevo, animó a todos a que continuaran la tortura.

“El Hummer” sacó un cuchillo y cruzando el labio superior le arrancó un pedazo de la mejilla, se alcanzaba a ver el hueso por encima de las muelas.

Galdino relata que entre los 20 zetas que se encontraban desollaron a Ciro. Entre él y Betancourt se encargaron de mantenerlo con vida para que la tortura durara más.

“El Hummer” castró a Ciro, mientras que Guzmán Decena le amarró un petardo a su entrepierna, mismo que hizo explotar.

Al final Osiel decidió parar la tortura, le entregó a Óscar una pistola Colt nueve milímetros para que le diera un tiro de gracia a su hermano. Lo hizo.

Tras haber matado a su propio hermano, Guerrero recibió un abrazo de Cárdenas Guillén, quien –dijo– lamentó su pérdida.

“Guerrero, hoy perdiste a un hermano, pero ganaste una familia, 20 hermanos y yo que desde ahora formamos parte de ti. Con esta traición nace una hermandad, y así durará. Piénsenlo como un ritual que nos une para siempre”, concluyó Osiel.

Galdino Mellado Cruz aseguró que esa fue la primera muerte sanguinaria en la que participó, aceptó que existe un tipo de excitación al realizarla: “Quieres ver más sangre, más golpes, quieres oír más gritos […] no quieres que se detenga”.

Así nacieron “Los Zetas”, quienes a la larga se separarían del cártel del Golfo y formaran su propia organización independiente. Posteriormente, a su vez, se fragmentarían y hoy debilitados continúan con vida gracias a dos células criminales: el “cártel del Noreste” y “Los Zetas Vieja Escuela”.

 

rgg