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El pelotón de la muerte: los militares que torturaban y asesinaban “criminales”

Acusados de ser el terror de supuestos criminales y civiles, quienes –ante la menor sospecha– eran detenidos, torturados, asesinados y desaparecidos

Escrito en NACIÓN el

En septiembre del  2009, 31 jefes militares y soldados fueron detenidos, para luego ser recluidos en el penal militar de Mazatlán, Sinaloa, acusados de delitos contra la salud, robo, tortura, asesinato y violación a las leyes de inhumación.

Estos uniformados detenidos no eran militares cualquiera, eran pare de la Tercera Compañía de Infantería No Encuadrada (CINE), que es una unidad del Ejército independiente que no opera bajo las ordenes de una unidad superior, por ejemplo, un batallón.

Eran apodados como “El pelotón de la muerte”, acusados de ser el terror de supuestos criminales y civiles, quienes –ante la menor sospecha– eran detenidos, torturados, asesinados y desaparecidos. Por su fuera poco, las víctimas eran despojadas de sus pertenencias a veces incluso introducían a las casas de los detenidos para robarles.

“El pelotón de la muerte” operó en Ojinaga, Chihuahua, principalmente entre 2008 y 2009, como parte de la “Operación Conjunta Chihuahua”, ordenada por el presidente Felipe Calderón en la llamada “Guerra contra el narcotráfico”.

Los responsables de este grupo letal con evidentes violaciones a los derechos humanos van desde los más altos mandos del poder, según quienes pertenecieron a la misma.

La cadena de mando comenzaba en el entonces presidente Felipe Calderón; su titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Guillermo Galván; el General de División Marco Antonio González; el General de Brigada Felipe de Jesús Espitia; el General Jesús Moreno Aviña; y el Teniente Coronel José Julián Juárez Ramírez.

“El pelotón de la muerte” ha sido ampliamente indagado por investigaciones periodistas como “Cadena de Mando”, realizado como parte de la Beca Mike O’connor del International Center for Journalists (ICFJ), y “La Tropa: Por qué mata un soldado”, galardonada con el Premio de Periodismo 2018 Javier Valdez, así como por medios como la Revista Proceso y Reforma.

LOS CASOS

Innumerables detenciones arbitrarias, torturas y robos cargan en sus espaldas “El pelotón de la muerte”, pero de forma concreta son señalados por la muerte de cuatro supuestos criminales, aquí tres de los casos.

“El Azteca”

Era 22 de junio del 2008, el Mayor de Infantería Alejandro Rodas Cobón y el Teniente de Infantería Arturo Huesca Isasi patrullaban las calles de la llamada “Zona de Mulato”, cuando el primero reconoce en la calle a un presunto delincuente.

Se trataba de Esau Samaniego, apodado como “El Cholo” o “El Azteca”, quien iba a bordo de una cuatrimoto.

Los uniformados, parte de “El pelotón de la muerte”, inspeccionaron a Esau Samaniego. Alejandro Rodas Cobón lo acusaba de querer secuestrar al hijo y a la esposa del Sargento Guillermo Arce García.

Mientras lo inspeccionaban le identificaron un tatuaje de águila en el hombro derecho. Eso fue suficiente para que los militares lo vincularan con “Los Aztecas”, un brazo armado del cártel de Juárez, mismo que opera en tierras chihuahuenses.  

Entonces lo detuvieron, lo amarraron de brazos y pies, le taparon los ojos, para luego subirlo a su camioneta, apodada “Lobo del Mal”. Lo llevaron a las instalaciones militares del CINE.

Arturo Huesca Isasi interrogó a “El Azteca”, a la vez que lo torturó por horas. Le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza y luego lo golpearon hasta la muerte. Se les “pasó la mano”.  

Ya en la madrugada del 23 de junio, Alejandro Rodas Cobón ordenó al Sargento Andrés Becerra a cargar con dos garrafones de gasolina y diésel a la “Lobo del Mal”, luego –argumentando que no había chóferes– le pidió que condujera la camioneta.

Mientras el Mayor daba dicha orden al Sargento, militares subían a la caja de la “Lobo del Mal” un bulto encobijado, se trataba de “El Azteca”.

Andrés Becerra, Alejandro Rodas Cobón, Arturo Huesca Isasi, así como los cabos Omar Ramírez y Pablo Cruz, más un subalterno no identificado, arribaron al Rancho Trece, cerca de las instalaciones militares del CINE.

Huesca Isasi ordenó al subalterno no identificado que vigilara la zona, mientras los cabos bajaban el cuerpo de Esau Samaniego de la camioneta, le hicieron una cama de leña donde lo colocaron, lo llenaron del combustible que Andrés Becerra, por órdenes de Rodas Cobón, había subido a la “Lobo del Mal”, y le prendieron fuego.

“El pelotón del mal” esperó por horas hasta que el cuerpo de “El Azteca” se consumiera. Luego, en las mismas cobijas se llevaron las cenizas y, durante su camino de regreso a las instalaciones del CINE, las esparcieron por la terracería.

“El Michoacano”

Dos meses después del asesinado de “El Azteca”, en agosto del 2008, el soldado Isauro Pérez fue asesinado de 13 puñaladas en el bar El Foro Cinco.

Por el crimen,  el Mayor de Infantería Alejandro Rodas Cobón prometió que encontraría a los culpables. Así, se ordenó un operativo donde “El pelotón de la muerte” detuvo al exmilitar Erick de Jesús Villegas y a su esposa.

Luego, “El pelotón de la muerte” acudió a la casa del soldado caído, donde encontraron a su hermano y a su primo con dos mujeres bebiendo alcohol, mientras al cabo Omar Sánchez lo hallaron durmiendo en la cama del militar abatido. Se los llevaron a todos detenidos.

Al salir de la casa del soldado Pérez, “El pelotón de la muerte” se percató de una camioneta, la cual escapó del lugar cuando los vieron salir. Los uniformados los interceptaron, abordo había dos personas, una de ellas originaria de Sinaloa el otro de Michoacán, revisando su vehículo, les encontraron 14 mil pesos y joyas. También se los llevaron.

En las instalaciones militares del CINE, todos fueron amarrados y torturados, los mojaban y luego les daban choques eléctricos.

El primero en ser torturado fue el exmilitar Erick de Jesús Villegas, quien recibió toques eléctricos hasta que perdió el conocimiento y le salió espuma por la boca.

Por órdenes de Alejandro Rodas Cobón, el siguiente fue José Heriberto Rojas Lemus, de apenas 18 años de edad, nacido en Uruapan, Michoacán. Recibió toques eléctricos en los testículos hasta que comenzó a convulsionarse para luego dejar de moverse.

Llamaron a la asistencia médica. El cirujano dentista Luis Mariano Victoria Ordaz lo declaró muerto, pero al ser dentista los militares rechazaron su diagnóstico, llamaron a otro médico, el doctor Héctor Hernández.

Pasó de nuevo, Rodas Cobón ordenó a los militares que subieran garrafones con combustible a la “Lobo del Mal”, luego el cuerpo de “El Michoacano”. Lo llevaron al Rancho El Virulento, ubicado cerca de las instalaciones del CINE y enfrente del Rancho El Trece, donde quemaron a “El Azteca”.

Ahí amarraron a José Heriberto Rojas Lemus a un árbol seco, lo rociaron de combustible y le prendieron fuego, esperaron horas a que el cuerpo se hiciera cenizas, mismas que subieron de nuevo a la camioneta para posteriormente tirarlas a un arroyo. Sobre el resto de los detenidos, se desconoce su paradero.

“El Campitos”

Erick Valenzuela Campos, “El Campitos”, fue detenido por el mayor Alejandro Rodas Cobón y un grupo de soldados de bajo rango. Cuando los uniformados revisaron el teléfono le encontraron números de agentes aduanales y de la entonces Procuraduría General de la República (PGR).

Para que lo dejaran libre “El Campitos” le ofreció a “El pelotón de la muerte” 250 mil pesos y armas que tenía en su casa. Entonces, fueron a su domicilio, no sin antes quemar la camioneta donde el detenido venía. Ahí encontraron armas y drogas.

Luego, en la madrugada, Erick Valenzuela Campos fue llevado al Rancho Trece, “El pelotón de la muerte” lo bajó de la “Loba del Mal”, le rociaron gasolina para amenazarlo, luego lo interrogaron por tres horas.

Lo regresaron a las instalaciones militares del CINE y a la mañana siguiente lo llevaron a bordo de la “Lobo del mal” hasta llegar a una casa abandonada, donde –por órdenes del mayor Alejandro Rodas Cobón, “El Campitos” fue ahorcado.

Su cuerpo, como en los casos anteriores, fue incinerado. Posteriormente, los restos fueron esparcidos en un río.  

JUSTICIA FALLIDA

Hasta marzo del 2017 –según Proceso– 13 de los 31 miembros de “El pelotón de la muerte” obtuvieron su libertad por falta de pruebas. Los 18 restantes, en su mayoría autores materiales de los crímenes, se encuentran en prisión.

La mayoría de los liberados fueron acusados de testigos, es decir, presenciaron los hechos cometidos y nunca denunciaron. Entre ellos se encuentra el sargento Andrés Becerra Vargas, quien condujo la camioneta “Loba del mal” rumbo al Rancho Trece, donde fue incinerado “El Azteca”.             

En las mismas condiciones alcanzaron su libertad están los cabos José Abel González Duarte, Darío Oluarte Muñoz, Pascual Domínguez Zepeda, el teniente Jasón Acevedo, el sargento segundo Abraham Arrucha Pérez, los soldados Miguel Ángel Benítez Ramírez, Avimadad Méndez y el cabo conductor Adalberto Petlacalco Vázquez.

Al igual que el sargento segundo Rubelio Feliciano Flores y el cabo Sebastián Luciano Lucas, así como el cirujano dentista Luis Mariano Victoria Ordaz y el médico cirujano Héctor Hernández Gutiérrez.

Entre los ya sentenciados de “El pelotón de la muerte” está el General Jesús Moreno Aviña, quien recibió 52 años de prisión por actos de lesa humanidad. Moreno Aviña era el comandante de la guarnición de Ojinaga.

En tanto, el Teniente Coronel José Julián Juárez Ramírez, comandante de la Tercera CINE; y el Mayor de Infantería Alejandro Rodas Cobón, quien ordenó la mayoría de los crímenes, singuen en proceso bajo la justicia civil federal.


rgg