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El peligro de AMLO, que sea una oportunidad perdida: Moisés Naím

Moisés Naím explica que el único parecido de López Obrador con el mandatario venezolano sería si pierde la oportunidad de llevar a México a un sitio más alto

Escrito en NACIÓN el

El mayor parecido entre el finado presidente de Venezuela, Hugo Chávez y el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, es que este último se convierta, como el sudamericano, en una oportunidad perdida para su país, considera el analista internacional Moisés Naím.

Explica que Chávez tuvo todo para convertir a Venezuela en un mejor país: popularidad, recursos económicos, control político, pero llevó a su país a la ruina. López tiene una situación similar, pero si pierde la oportunidad de llevar a México a un sitio más alto, entonces se parecerá a Chávez, pronostica.

Yo le quiero dar el beneficio de la duda al presidente López Obrador, es temprano en su mandato para tener juicios de opinión. El peligro de López Obrador no es que sea como Chávez o que México se convierta a Venezuela. El peligro es que se parezca a Venezuela en cuanto a que fue una oportunidad perdida. Chávez tuvo todo el apoyo popular, pudo hacer maravillas en Venezuela y no lo hizo. López Obrador tiene también todo el apoyo popular, el control de todas las palancas del poder, controla las instituciones y tiene la posibilidad de transformar a México de manera oportuna, importante, trascendental y corre el riesgo de ser una oportunidad perdida. El parecido con Venezuela es eso, que sea una oportunidad maravillosa de poder eliminar alguna de las tragedias que consumen a México, no hacerlo y ser una vez más una oportunidad perdida”, enfatiza en entrevista con La Silla Rota.

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De visita en México para presentar su nuevo libro Dos espías en Caracas, editado por Debate, en el que el ensayista da el salto a la novela, Naím, venezolano de nacimiento, considera que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el nuevo mandatario electo de Brasil, Jair Bolsonaro, guardan más parecido con el finado Hugo Chávez, a quien califica de haber sido uno de los populistas más consumados del mundo.

“En el ranking mundial de los populistas Chávez estaba entre los primeros lugares. Era un personaje con una capacidad histriónica, con conexión emocional con su gente, audiencia, con una intuición política que no tiene paralelos. Populistas ha habido y sigue habiendo muchos, pero como Chávez pocos. Es muy especial”, refiere.

TIEMPO DE CHARLATANES

Su novela aborda un romance entre dos espías, una estadounidense de origen mexicano y un cubano. Ambos se infiltran camuflajeados en los círculos políticos venezolanos luego del ascenso de Chávez, y sin saber uno del otro que son agentes de otros países, se enamoran.

La trama sirve para describir el régimen de Chávez, cómo seduce con su discurso al pueblo venezolano, cómo se apodera de la empresa petrolera venezolana más importante y gracias a ello se hace de enormes recursos financieros, cómo Fidel Castro se convierte en su mentor político, y cómo a nivel interno Chávez empodera a personajes cuestionables, como “El Pran”, un hombre que desde la cárcel –de la cual entra y sale cuando quiere- maneja redes delincuenciales de secuestro, droga y trata de personas.

“Él controla la cárcel en muchos sentidos y le paga a políticos, generales y policías y diputados, eso refleja una realidad latinoamericana. ‘El Pran’ es venezolano pero estoy seguro que en toda Latinoamérica hay personajes como estos”.

La novela tiene elementos tomados de la realidad e incluso para ello realizó labores de periodismo, afirma.

Para mí una de las sorpresas más importantes que me encontré escribiendo el libro, es lo fácil que lo tienen los charlatanes. El charlatán siempre ha habido en los negocios, la política, que venden elixires mágicos que hacen a los hombres más fuertes, a las mujeres más bellas, a los niños más inteligentes, y son mentiras y en la política también. Siempre hemos tenido políticos que prometen aliviar la pobreza, combatir la corrupción y ayudar a todo y eso no pasa y en el mundo siempre ha habido charlatanes, timadores que tratan de vender cosas sin valor haciéndolas pasar por grandes, que es oro”.

Sin embargo, los charlatanes se han potenciado con las redes sociales y ahora tienen mayor impacto, trascienden fronteras y al mismo tiempo hay consumidores más dispuestos a creerles, ya que están desilusionados y enojados por promesas incumplidas y de corruptos que roban.

“Son un terreno muy fértil y están buscando a alguien, a un salvador que venga y diga una frase sencilla que sea la solución a los problemas, que ellos puedan entender que sea fácil, que no sea con esfuerzos. Y siempre hay charlatanes que ofrecen eso”, critica.

-¿Y ahí hay espacio para los populistas?

-De Trump no tengo duda, la manera como se refiere a la construcción del muro es casi que le da propiedades mágicas cuando habla a sus seguidores y trata de descalificar a los medios de comunicación que muestran que él miente, él le da a eso un tono casi místico, habla del muro, de la pared como si construyéndolo resolverá el problema y no es así. Él habla de medios de comunicación y los denuncia como enemigos del pueblo y no es así. Chávez hacía lo mismo”, recuerda.

-¿Es más similar Trump a Chávez?

-Sí, absolutamente. Pero también lo tiene Bolsonaro, el presidente de Brasil, lo hemos visto en otros países. La gente que propuso el Brexit, el divorcio de Inglaterra de la Unión Europea lo hicieron mintiendo, ellos se separaron diciendo mentiras que les creían. Para mí la gran sorpresa es lo fácil que lo tienen los charlatanes, le estamos haciendo muy fácil la vida a los charlatanes.

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CHÁVEZ SANTERO

De acuerdo con su biografía, Naím fue ministro de Fomento del gobierno que Chávez intentó derrocar. Después se convirtió en un reputado ensayista y académico. Es reconocido por su obra Ilícito, donde de manera visionaria describe la globalización del crimen organizado.

En Dos espías en Caracas, su primera novela, dice que optó por dicho género porque había una parte de la historia de su país que no podía explicarse sin el uso de la ficción. Afirma que casi todo lo que escribe sobre Chávez es cierto o está basado en la realidad, como lo es la exhumación de Simón Bolívar, ordenada por Chávez, y que apenas se mostró al mundo el desentierro de los restos del héroe libertador, en la madrugada, dejó de transmitirse el evento. En el libro se afirma que la interrupción se debió a que se trataba del mayor acto de santería en el mundo, y que el entonces presidente venezolano ordenó la exhumación para que pudiera usar los huesos de Bolívar y obtener parte de su poder, como se tiene la creencia en los ritos santeros.

Cuestionado al respecto, admite que no puede probar que haya sido un rito santero, pero que lo que describe en el libro es como aparece en la red social Youtube y la exhumación sí ocurrió. Otros pasajes son producto de su imaginación.

Es un intento de contar lo que sucedió en ese país, pero el primer objetivo era hacerlo de manera divertida y apasionante. No quería contar un texto pedagógico didáctico”.

Añade que en el proceso halló cosas del desarrollo de la política que se aplican en toda Latinoamérica como Brasil, Chile o México.

Se le pregunta si le preocupa que se repita un fenómeno como el de Chávez, y su respuesta es que no lo sabe, pues el comparar a alguien con el chavismo, puede ser ya una forma de descalificarlo.

“La experiencia venezolana le hizo daño a la marca del populismo y en muchas de las elecciones en América Latina los candidatos deben defenderse de las acusaciones de que son chavistas, simpatizantes de Chávez o que si ellos ganan terminará  siendo como Venezuela. En el caso de México eso no es cierto y no tiene el gran peligro de terminar siendo como Venezuela. El presidente López Obrador no es como Chávez, las circunstancias políticas e instituciones del país tampoco y el contexto internacional de México es diferente. Chávez potenció su mensaje puesto que él era muy carismático, tuvo un mensaje que tuvo mucha cabida en todo el mundo a comienzos del siglo 21, de denuncia contra la desigualdad, la exclusión, la corrupción y además tenía muchísimo dinero.

“Coincidió en su gobierno con un aumento del petróleo y los ingresos de Venezuela que los podía gastar a discreción, no tenía que darle cuentas a nadie. Esa combinación de un mensaje que tuvo atractivo para un momento que había en el mundo, así como todo el dinero que él tenía para apoyar campañas políticas y electorales en otros países para ayudar a sus aliados, configuró una influencia importante en el mundo. Pero lo que más me interesaba en el libro era mostrar a un Chávez que no fuera tan maniqueo, que hay quienes lo apoyan o ven con adoración y sin defectos y quienes se oponen y lo ven como un diablo. Yo quería mostrarlo con sus contradicciones, grandezas, vilezas y bajezas y logros, a pesar que el resultado ha sido muy negativo.”, concluye.