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“El Negro” Durazo: el oscuro súper policía de López Portillo

Símbolo de la corrupción, el despilfarro y el narcotráfico, “El Negro” Durazo fue uno de los personajes más poderosos del país

Escrito en NACIÓN el

Era el primero de julio de 1984, Arturo Durazo Moreno bajaba de un avión proveniente de Brasil, cuando elementos del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) lo detuvo en el aeropuerto de San Juan en Puerto Rico.

Se trataba de la caída de uno de los personajes más oscuros y poderosos de la vida pública del país.

Durazo Moreno, apodado como “El Negro”, nació en Cumpas, Sonora, en 1924. Proveniente de una familia pobre, llegó a la Ciudad de México a probar suerte. En la capital conoció a la persona que cambiaría su vida por completo: José López Portillo.

Codo a codo, López Portillo y “El Negro” Durazo fueron creciendo en la vida política del país, respaldado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Arturo Durazo estudió en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), ingresó a la función pública como trabajador del Banco de México (Banxico), luego fue inspector de tránsito, luego ingresó a la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS).    

Tras ser titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y luego secretario de Hacienda y Crédito Público en el sexenio de Luis Echeverría, José López Portillo fue seleccionado candidato presidencial del PRI, boleto seguro para llegar a Los Pinos.

En la decisión no abandonó a su viejo amigo, López Portillo nombró a Durazo Moreno como el jefe de seguridad de su campaña presidencial. “El Negro” llegaba a las grandes ligas de la política mexicana.

Sin embargo, parecía que en esas tempranas circunstancias, Durazo ya tenía un historial dudoso. En Estados Unidos, una corte de Florida lo acusaba de tráfico de cocaína el 29 de enero de 1976; “El Negro” fue rescatado por López Portillo, las influencias del entonces candidato presidencial cerraron el caso.

Esto, de acuerdo con un informe de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales (IPS) de la Secretaría de Gobernación (Segob) resguardado en el Archivo General de la Nación y dadas a conocer por Milenio.

Con la victoria electoral de José López Portillo, el presidente designó a su amigo incondicional como director de Policía y Tránsito del Distrito Federal, es decir, el súper policía capitalino.

Durante su mandato como jefe policiaco, “El Negro” Durazo fue acusado de torturas, asesinatos, “mordidas” y hasta de ser adicto a las drogas, así como a los centros nocturnos.

A su mando tuvo a la extinta policía secreta, considerada como uno de los cuerpos más represivos y temidos del país.

A lo que se suman los numerosos lujos que el jefe policiaco nunca se esforzó en ocultar, asegurando que eran fruto de su trabajo.

Al menos 20 mansiones habían adquirido en México, Estados Unidos y hasta en Canadá.

De estas lujosas viviendas destacan dos, la primera ubicada en el Ajusco, Tlalpan, al sur de la ciudad que contaba con discoteca, casino, caballerizas, lagos artificiales, baños de vapor, sauna, gimnasios, cine, piscina, helipuerto y entre otras instalaciones recreativas y deportivas.

La segunda residencia que sobresalió fue “El Partenón”, ubicado en la bahía de Zihuatanejo, Guerrero, copia del inmueble griego, que llegó a abarcar 20 mil metro cuadrados y a tener un costo de 700 millones de pesos.

En estas mansiones, “El Negro” Durazo organizaba fiestas que regularmente terminaban en orgías, con grandes cantidades de alcohol y drogas.

Su vida policita también lo acercó al espectáculo, particularmente con un joven Luis Miguel y su padre Luis Rey.

Trasciende que Durazo fue el responsable de que Luis Miguel debutara en pantallas de Televisa, en ese entonces autonombrado “soldado del PRI”, hecho que a la larga llevaría a la fama al joven cantante.

Además, el actor Andrés García, amigo cercano de Luis Miguel y su familia, aseguró que “El Negro” le confesó que Luis Rey lo buscó para que se deshiciera de su esposa y mamá de “Luismi”, Marcela Basteri.

Según García, el jefe policiaco se negó a las peticiones de Luis Rey. Las razones de Durazo: habría estado enamorado de Marcela, asegurando incluso que Sergio, hermano menor de Luis Miguel, es hijo de “El Negro” y no de Luis Rey.

No solo la familia de Luis Miguel aparece en la vida de Durazo. Otros personajes como Olga Breeskin o Verónica Castro habrían mantenido relaciones amorosas con el jefe policiaco, así como demás vedettes de la llamada época de cine de ficheras.  

Por si fuera poco, se publicó el libro “Lo negro del Negro Durazo”, escrito por José González González, un excolaborador del mando policiaco.

Cuando el sexenio de López Portillo terminó, el poder de “El Negro” disminuyó, más cuando el recién llegado a Los Pinos, Miguel de la Madrid, lo hizo con la intención clara de hacer una reestructuración moral dentro de la función pública federal.

En esta reestructuración, Durazo fue uno de los objetivos de De La Madrid. “El Negro” huyó del país para evitar ser detenido, llegando a Brasil.

Autoridades mexicanas, así como la Interpol, organismo que ya tenía una ficha roja en contra de Arturo Durazo, lo encontraron en Brasil. Sin embargo, la nula presencia de Interpol en Brasil hacía inviable su captura.

Además de la nula relación diplomática entre Brasil y México en ese entonces como para solicitar la extradición, existen dos razones más, según la Interpol, por la que Durazo Moreno decidió llegar a Brasil.

La primera, encontrarse ahí con el presidente De La Madrid para que éste le diera su perdón. El encuentro sería realizado a través de Regino Díaz Redondo, director del periódico Excélsior, aprovechando que el priista realizaría una gira por Brasil.

La segunda razón: la idea de “El Negro” de hacerse una cirugía plástica para cambiar su apariencia.

Sin embargo, Durazo cometió el error de salir de Brasil, para ser detenido en Puerto Rico, llevado a Estados Unidos, quienes lo extraditaron a México, donde fue recluido en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.

“El Negro” era acusado de varios delitos, como acopio de armas, fraude, evasión fiscal y contrabando.

Sin embargo, Arturo Durazo solo pasó ocho años en prisión, pues fue liberado en 1992 debido a su estado de salud, así como por su buena conducta. Ocho años más, el 5 de agosto del 2000, falleció en Acapulco, Guerrero.