El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología tiene una “falta de humanidad” y un “absoluto desconocimiento en materia de género”, según acusan científicos e investigadores que han sido despedidos del programa de becas conocido como Cátedras Conacyt, publicó la revista Science.
En un artículo publicado este 2 de junio, la revista especializada resalta un caso en el que Conacyt despidió a una investigadora que había notificado que su embarazo era riesgoso. “Hay una falta de humanidad que está completamente impregnada en Conacyt”, dice para la revista Claudia Patricia Juan Pineda, abogada que representa a más de 20 exinvestigadores de Cátedras.
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La científica fue notificada de su despido luego de no poder acceder a la plataforma en línea en la que debía subir un informe anual requerido y al ponerse en contacto con Diego Axel López Peláez, subdirector de evaluación y seguimiento -pero a quien señalan como el responsable de programa ante la falta de un director en la administración de María Elena Álvarez-Buylla-, este le dijo que ya no trabajaba para el Consejo.
Otros investigadores han referido que si se negaban a firmar la renuncia propuesta por López Peláez, hecha bajo la promesa de recibir una indemnización, a los pocos meses dejaban de recibir el apoyo económico del Conacyt y se deshabilitaba su correo electrónico institucional, no importando que las científicas o científicos tuvieran familias con hijos pequeños en ellas.
Hasta junio de 2020, se habían presentado 145 demandas activas por despido injustificado por un monto de 8.2 millones de pesos en daños, según un documento interno revisado por Science.
En febrero, alrededor de 200 investigadores de Cátedras formaron un sindicato con la esperanza de negociar un contrato que protegiera sus puestos de trabajo y mejorara las condiciones laborales.
Documentos del Conacyt señalan que al menos 425 investigadores han abandonado el programa -creado para mitigar la fuga de cerebros en el país-desde su lanzamiento, la mayoría a partir de 2019; por lo que ahora 1,284 investigadores son los beneficiarios.
CONACYT NIEGA DESPIDOS INJUSTIFICADOS
La directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla ha negado, por su parte, que la agencia haya despedido injustamente a empleados. "No es verdad.", afirma. Tanto ella como Diego Axel López Peláez no respondieron a solicitudes de comentarios de la revista.
Science resalta que desde 2018, cuando Álvarez-Buylla tomó las riendas del Consejo, se ha dado por una ruptura significativa entre el Conacyt y la comunidad científica. En febrero de 2019, la titular se refirió a los investigadores de Cátedras como "aprovechadores de la nómina", lo que provocó indignación.
Y tras prometer 99 nuevos lugares para el programa, 2 meses después dijo que no habría nuevas vacantes mientras la Conacyt evaluaba la viabilidad económica del programa y consideraba reestructurarlo.
En 2020, el presupuesto del programa aumentó un 23%, a 68 mdp, sin embargo, Conacyt no ha ofrecido nuevas vacantes desde 2018 y los despidos se han disparado.
EL CONACYT TAMPOCO PAGA A BECARIOS
"Algunos de nosotros no hemos tenido beca desde agosto del año pasado", lamentó una becaria de Conacyt-Sener Hidrocarburos que dejó de recibir el apoyo económico y se encuentra varada en Reino Unido a la espera de que las autoridades resuelvan si le dan la extensión de la beca, ya que no hay recursos pues estaban en uno de los fideicomisos que el presidente Andrés Manuel López Obrador extinguió el año pasado.
El pasado 31 de mayo, La Silla Rota documentó que al menos 14 becarios de Conacyt-Sener se encuentran en esta situación y hasta la fecha sólo han recibido largas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, que desde finales del año pasado los mantiene en el limbo.
Aunque el Conacyt reconoció en un correo enviado a los afectados que "esta situación es apremiante y preocupante para todos los becarios de dichos fondos", no hubo una respuesta clara.
En un segundo correo enviado, les informaron que ya se había realizado el primer paso que era la Comisión de Evaluación, pero nuevamente el proceso se quedó atorado.
(djh)