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El mapa de militares asesinados por el narcotráfico

En 12 años de guerra contra el narcotráfico, 543 soldados han perdido la vida en combate, según datos de la Sedena

Escrito en NACIÓN el

Cientos de miles de muertos ha dejado la llamada guerra contra el narcotráfico que emprendió el entonces presidente Felipe Calderón en 2006, continuó su sucesor Enrique Peña Nieto en 2012 y sigue dejando bajas en el recién iniciado gobierno de Andrés Manuel López Obrador, pese a sentenciar que el combate contra los cárteles había acabado.

Los asesinatos que esta fallida estrategia de seguridad no sólo ha afectado a civiles, miembros del orden se han visto mermados particularmente el Ejército Mexicano, quienes han sido la primera fila de combate contra el crimen organizado.

De acuerdo con un documento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de diciembre del 2006 a enero de este año, es decir en los últimos 12 años y un mes, 543 soldados han perdido la vida en la guerra contra el narcotráfico.

De esta docena de años, de 2010 a 2012 fue el lapso más letal para los elementos de la Sedena. 

En 2010 se registró una baja de 89 uniformados, en 2011 el número de soldados caídos fue de 62 y para 2012 los castrenses fallecidos en combate fueron 73.

Es decir, en esos tres años murieron el 41% de todos los militares asesinados en la guerra contra el narcotráfico.

En contraste, 2018, con 11 bajas; y 2016, con 24, fueron los años que menos soldados perdieron la vida. En 2006 y 2019 se registraron menos muertes de elementos castrenses, sin embargo, se trata únicamente de los registros del último y primero mes del año, respectivamente.

Tamaulipas es el estado que mayor bajas en acción del Ejercito Mexicano ha registrados en los últimos 12 años, con 132 casos; en el listado continúa Sinaloa, con 68 muertes de militares; Michoacán acapara el tercer lugar con 58 soldados fallecidos; Guerrero sigue, con 55 asesinados en combate; y Nuevo León, con 33 uniformados caídos.       

En Tamaulipas y Nuevo León desde hace muchos años el cártel del Golfo y “Los Zetas” se han disputado el control del trasiego de drogas hacía Estados Unidos; más las disputas internas que ambas organizaciones han sufrido debido a la fractura de sus organizaciones ante la neutralización de sus líderes criminales.

En Sinaloa, bastión del cártel de Sinaloa, también ha sido escenario de disputas contra el cártel de los Beltrán Leyva, y sus fracciones, así como guerras internas,  las que por ejemplo hace dos años protagonizaron Dámaso López Núñez, “El Licenciado”, y Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar, “Los Chapitos”, por el control de la organización delictiva. 

Guerrero, por su parte, es de las entidades que mayor número de organizaciones criminales alberga en sus entrañas, como lo son el cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), la Familia Michoacana, Guerreros Unidos, “Los Granados”, “Los Rojos”, “Los Ardillos”, el cártel Independiente de Acapulco (CIDA), los Caballeros Templarios, “Los Tequileros” y el cártel del Sur.

Michoacán también ha sido un duro territorio de disputas criminales donde ha incursionado desde “Los Zetas”, la Familia Michoacana, los Caballeros Templarios, hasta el CJNG

Por otra parte, en siete entidades del país no se ha reportado baja alguna de miembros de la Sedena en el combate contra el crimen organizado: Ciudad de México, Hidalgo, Querétaro, Quintana Roo, Tabasco, Tlaxcala y Yucatán.

Este dato sorprende, pues en Quintana Roo, por ejemplo, la violencia ocasionada por el crimen organizado ha aumentado los asesinatos de civiles en los últimos años, al pasar de 232 asesinatos en 2015 a 774 el año pasado. 

Por su parte, en la Ciudad de México, donde las bandas delictivas han iniciado una guerra en la capital, elementos de la Policía Federal y de la Secretaría de Marina (Semar), son los que se han encargado del narcotráfico,

Mientras que en Hidalgo, la incursión de militares apenas comienza con la estrategia del presidente para combatir el robo de combustible en el país.

Agresiones con arma de fuego, accidentes automovilísticos o aéreos derivados de operativos contra el crimen organizado, así como ejecuciones, son las formas más comunes en las que los militares han perdido la vida en su lucha contra el narcotráfico.