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El extraño viaje que hizo a México el asesino de Kennedy

Semanas antes del trágico hecho que marcó la vida de los habitantes del país vecino, Lee Harvey viajó a territorio mexicano

Escrito en NACIÓN el

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump anunció en días pasados que se revelarían los archivos ocultos sobre el asesinato de John F. Kennedy, ocurrido el 22 de noviembre de 1963.

El único detenido por el homicidio del entonces mandatario estadounidense es Lee Harvey Oswald, a quien acusaron de actuar como un "lobo solitario", al ser el único sospecho del crimen.

Sin embargo, semanas antes del trágico hecho que marcó la vida de los habitantes del país vecino, Lee Harvey viajó a México para reunirse con agentes de la KGB y diplomáticos de Cuba.

Los documentos que se darán a conocer podrían dar luz en esta investigación que continúa abierta desde hace 54 años.

De acuerdo con informes resguardados en el Archivo General de la Nación, consultados por el periódico El País, las autoridades mexicanas, de la Dirección Federal de Seguridad estuvieron al tanto de la conducta del "lobo solitario" e informaron a Estados Unidos.

Lo calificaron de una personalidad zizagueane y herida: un marine desertor, casado con una rusa, que pretendía abandonar Texas para regresar a Moscú, donde vivió algún tiempo.

Lee Harvey Oswald, de 23 años de edad ingresó a México por el Río Bravo el 26 se septiembre de 1963. Con los agentes aduanales se identificó como fotógrafo y le otorgaron un permiso de 15 días para permanecer en el país.

Nunca ocultó sus simpatías por el comunismo, ya que con diferentes viajeros y turistas comentaba sus opiniones políticas.

Llegó a la Ciudad de México 20 horas después de ingresar al país y se hospedó en el hotel Comercio, en la calle Sahagún de la colonia Guerrero.

Una vez instalado en la capital, Lee Harvey se dirigió a la Embajada de Cuba para solicitar una visa de tránsito por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Ahí mostró su pasaporte, su antigua cédula de trabajo soviética, su acta de matrimonio y afirmó ser miembro del Partido Comunista en Estados Unidos.

Después, se presentó en la embajada Rusa donde se entrevistó con agentes de la KGB (Komitet Gosudarstrennoaja Bezopasnosty, agencia de seguridad rusa) que se ocultaban bajo cargos diplomáticos.

Les aseguró que el FBI no lo dejaba vivir y les expresó su deseo de tener un visado para viajar a la unión soviética. Sin embargo, los agentes le explicaron que el procedimiento era tardado, lo que lo frustró en gran manera y gritó: “¡esto terminará para mí en tragedia!”.

Oswald regresó a la embajada cubana donde de igual manera se alteró con los empleados del lugar. Por su actitud agresiva, el embajador le anunció que no le concederían la visa.

Al día siguiente, un sábado, acudió a un partido de voleibol de los diplomáticos rusos para insistir nuevamente en su necesidad de obtener una visa. Les dijo que temía por su vida ante amenazas del FBI e incluso le mostró un revólver que portaba por seguridad. Pero los funcionarios no cedieron.

Lee Harvey continuó su camino. El domingo acudió a los toros, visitó museos el lunes fue a Ciudad Universitaria en busca de apoyo con estudiantes comunistas, pero nada logró.

Otras personas aseguran que tenía una amante llamada Silvia Durán, empleada del consulado de Cuba; sin embargo, ella ha asegurado que nunca hubo una relación sentimental, ni sexual.

La misma noche del lunes, el estadounidense se presentó en una fiesta twist, típicas de la época con los empleados de la embajada cubana. A la misma reunió acudió Elena Farro, exesposa de Octavio Paz, quien aseguró ve a Oswaldo hablando con dos hombres junto a la chimenea.

El martes por la mañana saldó su cuenta en el hotel Continental y tomó el transporte de regreso a la frontera con Estados Unidos: 53 días después mataría de un tiro en la cabeza al 35° presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.

El enigma de quién pudo haber ordenado o influenciado a Oswald para asesinar al mandatario podría descifrarse en los próximos días. También revelaría si las autoridades estadounidenses estaban al tanto de las intenciones de Lee Harvey y si no hicieron nada por detenerlo.