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"'El Chapo' me quería matar, nunca le fallé, por eso testifico"

Desde ataques con arma blanca hasta granadas dentro de su celda, Miguel Ángel Martínez ha sobrevivido a atentados ordenados por Guzmán Loera

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“Nunca traicioné, ni robé a ‘El Chapo’ y aun así intentó asesinarme en cuatro ocasiones”, relató Miguel Ángel Martínez, "El Gordo”, expiloto del Cártel de Sinaloa y hoy testigo protegido en el juicio contra Joaquín Guzmán Loera.

El “error” de Martínez fue hacer todo lo posible para evitar su extradición a Estados Unidos luego de ser detenido en 1998.

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En su tercer día de testimonio en la corte federal de Brooklyn, el fiscal Michael Robotti le preguntó si él quería testificar en este juicio. Martínez dijo que no.

“Nunca le fallé”, dijo. “Nunca le robé. Nunca le traicioné. Cuidé de toda su familia. Lo único que recibí de él fue cuatro intentos de homicidio a mi persona y eso sin haber dicho nada”.

“¿Por qué testifica hoy aquí?”, le preguntó entonces Robotti.

“Porque imagínese cuántas más voy a recibir”, respondió Martínez justo antes de que la defensa de “El Chapo” presentara una objeción. El juez Brian Cogan la admitió.

Como protector, vigilante y encargado de las diferentes amantes que “El Chapo” tenía, algunas de las casas donde las mujeres vivían estaban a nombre de “El Gordo”, por ello, cuando fue detenido, no lo pensó dos veces cuando vendió uno de esos inmuebles para pagarse unos abogados y no terminar en una cárcel estadunidense.

Dos meses después de ser detenido, relató Miguel Ángel Martínez, tres hombres se metieron en su celda y lo apuñalaron hasta en siete ocasiones.

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El intento de asesinato provocó que sus pulmones e intestinos fueran perforados, fue intervenido quirúrgicamente y se salvó su vida.

No tardó mucho tiempo cuando vino el segundo atentado en su contra, de la misma manera, lo apuñalaron, ahora habían alcanzado su páncreas. Increíblemente sobrevivió.

El último de los intentos para asesinarlo fue el más atroz. Tras ser trasladado a otra cárcel, durante la noche, escuchó desde la ventana de su celda a una banda tocando un corrido, “El Gordo” lo reconoció rápidamente, pues era una canción favorita de Guzmán Loera.

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Durante toda la noche tocaron esa misma canción. Cuando amaneció, el asesino apareció en su celda, amenazó al guardia de que le abriera la puerta, pero él dijo que no tenía la llave.

Entonces, el asesino lanzó dos granadas dentro de la celda de Miguel Ángel Martínez. Sobrevivió gracias a que se cubrió detrás del inodoro.

Al poco tiempo, “El Gordo” fue extraditado a Estados Unidos en 2001.

Martínez aseguró haberle sido leal al capo de la droga y este se lo pagó traicionándolo.

Detalló que cuando “El Chapo” fue detenido en 1993, él donó los 3 millones de dólares que había ganado con el cártel para ayudar al narco y a su familia.

Actualmente, relató el también llamado “testigo sin rostro”, reside en una ciudad estadunidense, viviendo al día y sin poder dormir por el miedo de ser asesinado por el líder del Cártel de Sinaloa.

Con información de Milenio y The New York Times

rgg