Asaltos violentos, extorsiones opresivas y seres queridos asesinados, son algunas de tragedias que vivieron los miembros de una comunidad desplazada de Matamoros, Tamaulipas, luego de solicitar refugio en los Estados Unidos y les pidieran que regresaran a México a esperar.
“A veces siento que no puedo aguantar más”, dijo Jaqueline Salgado, quien huyó al campamento desde el sur de México, a The New York Times.
Pero cuando recuerdo todo lo que he pasado y lo peor que fue, vuelvo a la conclusión de que tengo que esperar
La Sra. Salgado es una de las 600 personas varadas en un lugar que muchos estadounidenses podrían haber pensado que nunca existiría: un campo de refugiados.
CAMPO DE REFUGIADOS
Es un campo de refugiados a las puertas de los Estados Unidos, uno de varios que han surgido a lo largo de la frontera por primera vez en la historia del país.
El campamento de tiendas de campaña está abarrotado al otro lado del río desde Texas con escombros podridos, una mezcla de juguetes rotos, desechos humanos y comida no consumida repleta de moscas.
La ropa y las sábanas cuelgan de los árboles y se secan rígidas después de estar empapadas y embarradas.
Después de aparecer por primera vez en 2018, el campamento al otro lado de la frontera de Brownsville, Texas, explotó a casi 3,000 personas el año siguiente bajo una política que ha requerido que al menos 60,000 solicitantes de asilo esperen en México la totalidad de sus casos legales, lo que puede tomar años.
Aquellos que no se dieron por vencidos y regresaron a casa o tuvieron los medios para mudarse a refugios o apartamentos mientras esperan, han estado atrapados afuera desde entonces en este campamento, o en otros similares que ahora se encuentran a lo largo de la frontera suroeste.
Muchos han estado viviendo en tiendas de campaña deshilachadas durante más de un año.
POLÍTICA MIGRATORIA DE TRUMP
La administración Trump ha dicho que la política de "permanecer en México" es esencial para poner fin a la explotación de las leyes de inmigración estadounidenses y aliviar el hacinamiento en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza después de que casi dos millones de migrantes cruzaron a Estados Unidos entre 2017 y 2019.
Las autoridades mexicanas han culpado al gobierno estadounidense por la situación. Pero también se han negado a designar las áreas al aire libre como campos de refugiados oficiales en colaboración con las Naciones Unidas, que luego podrían haber proporcionado infraestructura para vivienda y saneamiento.
(MJP)