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Educación online causa en alumnos miedo a no hacer lo suficiente

Los docentes suelen cargar de actividades a sus estudiantes, y a ellos mismos, al tratar de suplir las clases presenciales

Escrito en NACIÓN el

Pese a la rápida adaptación por parte del alumnado a la educación a distancia en el marco de la pandemia de covid-19, esta modalidad de clases ha dejado en los jóvenes distintos estragos emocionales, como el miedo a no hacer lo suficiente para lograr sus metas académicas.

Cambios de ánimo, reducidos tiempos de descanso y sobrecarga de trabajo en estudiantes y profesores, son algunas de las consecuencias de las clases virtuales, explica la doctora Ivonne Acuña Murillo, académica de la Universidad Iberoamericana

La catedrática señala la necesidad de evaluar de manera acelerada y continua los impactos a nivel académico, laboral, familiar y emocional a raíz de las clases a distancia, así como del confinamiento y distanciamiento social, el cambio drástico en las rutinas diarias, el miedo al contagio, la pérdida de algún familiar o amistad a causa del coronavirus Sars-CoV2 y la soledad frente a múltiples pantallas.

ELEMENTOS EMOCIONALES DE LA EDUCACIÓN ONLINE

Para Acuña Murillo, la preocupación por el desempeño y el bienestar personal cobra mayor relevancia dentro de este análisis. 

Señala, ante ello, que no es suficiente la voluntad de las autoridades para atender todas las necesidades de la población, ni todas las urgencias de los estudiantes, debido al carácter multifactorial de los trastornos emocionales de los seres humanos.

No se puede dejar de lado, agrega, el hecho de que el personal docente tiene la posibilidad de captar dichos trastornos y de incidir de alguna manera en la salud emocional de sus las y los jóvenes

Por ello, es importante observar con atención los cambios de humor y actitud en los estudiantes y compartirlos en los espacios abiertos.

Entre las recomendaciones se incluye el ser sensibles con las emociones del alumnado y ofrecer un tiempo de su clase para escucharles; permitir que compartan entre ellos y ellas la forma en que se sienten y cómo eso incide en su desempeño académico; compartir la propia experiencia, en particular la que se relaciona con la labor docente, para darles la confianza de hablar sobre sus experiencias.

¿CÓMO HACERLO?

Con el cuidando de no violentar la intimidad de los alumnos, ni abrir la propia de manera inadecuada. Se debe poner atención en no eliminar la distancia que debe existir entre docente y discente

Alberto Segrera compartió en la charla Atención adecuada a las emociones de nuestros estudiantes, del pasado 1 de octubre, una serie de herramientas para ello. A saber:

-Dar a los estudiantes espacio para pensar, discutir y nutrirse, haciendo del ‘acompañamiento’ el centro de la atención. 

-Estar consciente de que la relación maestro-alumno conlleva que las y los docentes observen y manejen sus propias emociones, antes de atender las de sus estudiantes.

La catedrática concluye que los docentes suelen cargar de actividades a sus estudiantes, y a ellos mismos, al tratar de suplir las clases presenciales y con la intención de no sacrificar la calidad brindada ante el miedo de no hacer lo suficiente.

(djh)