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Ecocidio en la sierra por complejos de lujo en NL

Ambientalistas, especialistas y vecinos observan con impotencia como se desforesta la sierra, principalmente en el área de Parque Nacional Cumbres

Escrito en NACIÓN el

Monterrey, N. L.- “La desforestación de la sierra es criminal, las autoridades autorizan cambios de suelo, a ellos no les importa y se construyen edificios y casas, tenemos años de lucha y nadie nos hace caso”, dice Celina Cañada,  activista y defensora de la Sierra Madre Oriental.

Ambientalistas, especialistas y vecinos observan con impotencia como se desforesta la sierra, principalmente en el área de Parque  Nacional Cumbres, cuyo decreto de protección cubría 380 mil hectáreas, sin embargo,  sólo quedan unas 130 mil ante la invasión de desarrolladores privados.

Tan sólo en la parte de San Pedro Garza García -conocida por ser hogar de acaudalados regiomontanos- residencias y edificios se construyen en lo alto de la sierra, acciones que generan la destrucción de la geología natural, derrumbes y mantiene el peligro de desplome por pendientes y desniveles, según denuncian vecinos que se ubican por debajo de la cuota permitida de construcción, con la complacencia de las autoridades de los tres niveles de gobierno.

“Las construcciones de casas y edificios han subido hacia la sierra, destruyendo (por los cortes realizados) algunos caminos, calles, la geología natural; impactando en la hidrología, pues todas las cuencas que están en este sector de la Sierra Madre se afectaron”, dice el investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Israel Cantú Silva, quien advierte de posibles desastres de seguir el ritmo de construcción y destrucción natural.

Por si fuera poco, la nueva Ley de Desarrollo urbano  que se fabrica en el Congreso Local con la finalidad de adecuarla a la Ley federal de Asentamientos Humanos permitirá que sus montañas sean objeto de una mayor devastación, pues permitirá construir en pendientes de hasta 90 grados, revela el diputado Samuel García, de Movimiento Ciudadano.

Asimismo, eliminará la exigencia de que los edificios tengan cajones de estacionamiento y aumentará la densidad del suelo para construir hasta 300 viviendas por hectárea. “Si ahorita con 45 grados nos comemos los cerros con 150 viviendas por hectárea, imaginémos el doble”.

El ecologista Guillermo Martínez Berlanga reprueba que el gobierno estatal haya buscado iniciar un proyecto de un corredor bajo el argumento de hacerlo ecoturístico, pero sin presentar una base de sustentabilidad.

Se refiere a la conexión de Ciénega de González en el municipio Mágico de Santiago   con la presa Rompe Picos en el de Santa Catarina, lo que representa un daño al ecosistema, pues  dice ocasionará alteraciones por ruidos, pero lo principal, abrir las puertas a la invasión de un área del Parque Nacional Cumbres.

“Las víboras, insectos, perritos de la pradera, y más, van a afectarse. No hay reservas ecológicas suficientes ni zonas protegidas que entre zonas federales y estatales, pues en total suman un miserable 3% de toda la superficie de Nuevo León; pero a los desarrolladores no les falta pretexto para seguir la invasión”, añade.

Recuerda que el Parque Cumbres que abarca ocho municipios ahora ronda en 130 mil hectáreas de 380 protegidas en 1939 por decreto presidencial. Todo está invadido, con qué argumento sustentable se le ocurre a estos burros partir el parque en dos? Deben tener basura en la cabeza, es un ecocidio adelantado”,

 Para el ambientalista Raúl Rubio, se agravaría el déficit de árboles que es de más de cuatro millones, y coincide con Martínez Berlanga y Celina Cañada que se busca apoyar a desarrolladores privados para que construyan en zonas protegidas; una avanzada de lujo en el área que es uno de los principales abastos de agua”.

En los últimos años la mancha urbana se ha extendido hacia lugares que antes ni se pensaba se podría vivir por lo inaccesible del terreno, tal es el caso de la zona de la Sierra Madre Oriental aledaña a la Meseta de Chipinque en el municipio de San Pedro Garza García.

Ayuda desde Japón

Estos acontecimientos motivaron a Israel Cantú Silva, doctor de la Facultad de Ciencias Forestales (FCF), de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), para que desarrollara un proyecto de investigación con el nombre de Elucidación de niveles críticos de precipitación y contenido de humedad del suelo para prevenir desastres por deslizamientos de tierra en la Sierra Madre Oriental en el noreste de México, en el cual analiza este contexto.

Se trata de un proyecto en conjunto con la Universidad de Kyushu en Japón. De hecho, parte del instrumental como pluviómetros, sensores de humedad del suelo y un extensómetro han sido donados y enviados por ellos, además de otros instrumentales”, comenta.

El objetivo es monitorear y evaluar la estabilidad de puntos en laderas de bajo riesgo en la Sierra Madre Oriental, específicamente en la parte colindante con el Parque Chipinque.

“Ubicamos ciertos lugares que nosotros consideramos como de alto riesgo, donde tenemos instalados instrumentos. Estos aparatos nos ayudan a detectar cualquier deslizamiento que tenga la ladera de la sierra con una precisión de décimas de milímetro, y así podemos lanzar una alerta temprana para la evacuación de la zona y evitar una catástrofe, principalmente la pérdida de vidas humanas. “Tenemos pluviómetros automatizados que hemos colocado en el área de la meseta de Chipinque y en el cerro de El Mirador. Y con los sensores de humedad hemos determinado que entre 35 y 40 milímetros de lluvia acumulados existe una alta probabilidad de que se presenten derrumbes”, destaca.

El parque alberga 22 especies de mamíferos y 120 de aves; entre las priemeras están jabalí, venado cola blanca, gato montés, jaguar, puma, lince, zorro gris, halcón peregrino, paloma de alas blancas y loro tamaulipeco.

En el paraje Chipinque, habitan en la colonia San Ángel unas 780 familias y 1700 en la Olinalá, pero hay autorizadas más construcciones y nuestras casas están en riesgo, no tenemos a quien acudir, nadie nos hace caso”, denuncia Celina Cañada, quien muestra algunos ejemplos en esa zona de lujo.

 Peter Vandenberg, residente del sector y luchador en favor del Parque Nacional Cumbres dice que hay una negligencia criminal en las autoridades que autorizan mutifamiliares y no respetan el uso del suelo. “Se construye en cañadas, en corrientes naturales de agua, aumenta el peligro”.

“Acabar con un área protegida en detrimento de la gran mayoría de los nuevoleoneses, es el gran precio que se paga para que nuevos ricos lleguen a lo más alto de las montañas en busca de un estatus social que es superficial y que pone en riesgo su patrimonio y el de quienes vivimos dentro del orden legal”, puntualiza Celina Cañada.