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Duplican muertes por covid el escenario catastrófico de López-Gatell

México llega a 120 mil muertes por covid y repasamos las incongruencias durante la pandemia del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell

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México rebasó las 120 mil muertes por covid-19, el doble del “escenario catastrófico” de 60 mil decesos que estimaba el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, el pasado 4 de junio. Ese es solo uno de los traspiés que pone en evidencia el fallido e incongruente manejo de la pandemia en el país.

La lamentable cifra de 120 mil 311 mexicanos que han muerto por coronavirus y los un millón 1 millón 350,079 que se han infectado, por lo menos de manera oficial,  son resultado de la estrategia poco coherente que se ha mantenido en el país.

El pasado 4 de junio, el subsecretario dijo que desde febrero hicieron estimaciones con base en la información de la pandemia de Wuhan, en la que calcularon que podrían haber 6 mil, 8 mil, 12 mil 500, 30 mil y hasta 60 mil muertes por covid-19 en México, aunque dijo que esta última sería era el “escenario catastrófico”. En esa ocasión señaló que “todos (los escenarios) pueden ser reales en distintas condiciones”, aunque destacó que “el intervalo hasta 30 mil o 35 mil es el intervalo plausible”.

Cual embestida de un automóvil, así llegó el primer golpe con la realidad el 22 de agosto cuando llegamos a la lamentable cifra de 60 mil 254 personas fallecidas por coronavirus, el escenario catastrófico nos alcanzó.

Al país le tomó 156 días llegar a las primeras 60 mil defunciones por coronavirus y pasaron sólo 124 días más para que lográramos duplicar la cifra a 120 mil y el reciente aumento en los contagios vaticina que lo peor podría estar por venir.

Por lo menos así lo pronostica la ciencia, ya que el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME) de la Universidad de Washington estima que para el 1 de abril las muertes por covid-19 en México serían 159 mil 919, siempre y cuando se agilice la vacunación en los siguientes 90 días, de lo contrario, y si se reducen las medidas de prevención, el total se incrementaría a 166 mil 604 decesos. 

DE QUÉDENSE EN CASA A ACUDAN PRONTO AL HOSPITAL

Por el mes de febrero, cuando todavía no se sabía la dimensión que podría tomar la crisis por el virus Sars-CoV2, un López-Gatell más sereno señaló que “el nuevo coronavirus se comporta como un virus de agresividad leve”, instaba  a la población a quedarse en su casa si tenía síntomas leves y decía que sólo con paracetamol era posible recuperarse.

“El coronavirus nuevo 2019, como lo hemos dicho desde el inicio y sigue siendo vigente esta realidad, se comporta como una enfermedad respiratoria de moderada a baja gravedad. Es más leve que la influenza estacional, seguimos en la temporada de influenza, se va a acabar en el hemisferio norte hasta marzo o abril”, dijo en una de las conferencias.

Meses después cambió el discurso por completo e hizo el llamado a la gente a acudir al hospital lo más pronto posible para evitar complicaciones. Incluso en una entrevista con La Jornada admitió que si dijo a la gente que se quedara en casa aunque tuviera síntomas de covid fue porque no querían que se saturaran los hospitales.

“Sobre que las personas llegan graves (a los hospitales), fue al principio. No teníamos camas suficientes y si decíamos: no te esperes, se hubieran saturado los hospitales. No es un accidente. En cuanto ampliamos la capacidad hospitalaria, en abril,  pasamos del quédate en casa a señalar que las personas desconocen que tienen diabetes, pero si tienen familiares con la enfermedad y además presentan síntomas respiratorios deben acudir al hospital”, declaró a La Jornada en septiembre.

En el libro La historia oscura detrás de la pandemia. El baile de cifras de López-Gatell, publicado por La Silla Rota, se indica que en promedio el 10% de quienes han muerto por coronavirus en México fueron enviados a morir a sus casas, ya que aparecen en las bases de datos oficiales como pacientes ambulatorios, a pesar de que tenían comorbilidades que aumentaban su riesgo de complicaciones.

Prácticamente este porcentaje se ha mantenido durante estos meses, pero hay que tomar en cuenta que en estos datos se contabiliza  sólo a quienes se confirmó que tenían covid-19 a través de una prueba, por lo que se está dejando fuera a todas las personas que ni siquiera llegaron a una unidad médica.

NO SE NECESITAN HOSPITALES ESPECIALES PARA COVID, DIJO EN FEBRERO

Uno de los problemas es que la estrategia llegó tarde a México, a pesar de que tuvimos por lo menos dos meses de ventaja para prepararnos, pues se supo del virus en diciembre de 2019 y el primer caso en nuestro país se detectó la noche del 27 de febrero.

En la conferencia matutina del 11 de febrero, el mismo subsecretario destacó: “No se necesita tener hospitales designados, esto es importante también. Hay mucha mitología en lo que hemos escuchado en la prensa internacional, de que se necesitan construir hospitales especiales o tener centros exclusivamente para el coronavirus. No.

“El coronavirus nuevo ha cobrado mucha notoriedad porque es una enfermedad emergente, pero la proporción de grave es la proporción de muertes son semejantes o incluso menores a la influenza, no se necesitan hospitales especializados”, afirmó.

La realidad rebasó ese mensaje, pues hasta ahora hay 981 hospitales covid en toda la República, de acuerdo con los datos oficiales. La cifra incluso va en aumento ante el incremento de contagios en la Ciudad de México y el Estado de México, que llevaron al límite la capacidad hospitalaria e hicieron urgente la necesidad de expandir otras zonas, como el centro vacacional del IMSS en Oaxtepec.

EL SEMÁFORO “INTRASCENDENTE”

El zar del coronavirus en México ha sido cuestionado por diversos temas a lo largo de estos 10 meses. El más reciente fue por el tema del semáforo epidemiológico de riesgo covid en la Ciudad de México, que se esperaba que cambiara a rojo desde el viernes 11 de diciembre cuando el Valle de México fue declarado en alerta covid.

Desde semanas antes las redes sociales ironizaron que el gobierno federal y el de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, estaban inventando tonalidades de naranja para evitar que el semáforo cambiara a rojo.

Ese viernes, el subsecretario López-Gatell declaró: “En cuanto al color, es ciertamente intrascendente, alerta por covid-19, emergencia por covid-19, ¿hay alguna duda?”.

El siguiente lunes señaló que la prensa nacional tergiversó su desdén por el semáforo, que tanto había defendido a capa y espada frente a los gobernadores de los 32 estados de la República.

“Por ahí, desafortunadamente como suele ocurrir, esta idea, mención que hice de lo irrelevante que era concentrarnos en el color del semáforo, derivó en tema de conversación, además distorsionado, donde se ha planteado que el semáforo es irrelevante. El semáforo no es irrelevante, el semáforo no se ha dado de baja, el semáforo sigue vigente”, dijo.

LAS POCAS PRUEBAS DE COVID QUE NUNCA AUMENTARON

Desde el inicio de la pandemia en México, el subsecretario indicó que la estrategia que se usaría sería la de mitigación, esa es la razón por la que nunca se ha logrado controlar la propagación del virus.

Las pruebas de detección del virus Sars-CoV2 se hacen sólo a las personas en estado grave y en ocasiones ni a ellos, según se ha documentado a lo largo de estos meses, ya sea porque mueren antes de que se les pueda tomar la muestra o porque al final  no se puede procesar su resultado.

El pasado 21 de agosto, el director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud, Michael Ryan,  dijo además que la escala de la pandemia en nuestro país estaba subrepresentada, ya que las pruebas  que se hacían eran limitadas.

“Aproximadamente tres pruebas por cada 100 mil  personas diariamente, Estados Unidos, por ejemplo, hace 150 test por 100 mil personas. Las pruebas positivas continúan siendo muy altas, con hasta el 50%, y eso significa que muchísima gente no está siendo diagnosticada o está siendo diagnosticada muy tarde, y esto tiene un impacto diferente en las distintas comunidades del país”, alertó.

Cómo olvidar la famosa frase  “test, test, test (pruebas, pruebas, pruebas)” que expresó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, la cual también fue minimizada por el subsecretario y en general por el gobierno.

En el libro La historia oscura detrás de la pandemia. El baile de cifras de López-Gatell, especialistas como Malaquías López Cervantes, académico de la UNAM, destacaron la necesidad que se diera un giro a la estrategia contra la pandemia, con la realización de más pruebas, entre otras medidas.

El controversial caso del subsecretario López-Gatell llegó hasta las páginas de la revista médica Science. En el texto otros especialistas mexicanos lo defendieron, al señalar que no es que no se quisieran hacer más pruebas,sino que se actúa con lo que hay.

“Se pueden comprar miles de pruebas, pero si no se tiene el personal (para realizarlas) no se puede hacer mucho”, declaró Mercedes Alpuche Aranda, directora adjunta del INDRE, a Science.

EL CUBREBOCAS DE LA DISCORDIA

El tema del cubrebocas es uno de los que más ha sido señalado durante el manejo de la pandemia, ya que fue hasta los últimos meses del año, con la crisis de contagios encima, que el gobierno ha recomendado su utilización, un exhorto que llegó tarde para una sociedad que necesita mensajes claros y contundentes. 

En la conferencia del 3 de abril, el subsecretario López-Gatell explicó que usar mascarilla no sirve para quienes buscan tener una defensa contra las partículas del virus Sars-CoV2, ya que también entran por los ojos. En esa ocasión también señaló que el riesgo de usar cubrebocas es que la gente se lleva las manos a la cara constantemente y eso eleva la posibilidad de que se infecten.

Semanas más tarde dijo que “el usar cubrebocas tiene una pobre utilidad o incluso tiene una nula utilidad”. Posteriormente, el 25 de mayo, expresó que no es enemigo del cubrebocas y que no está en contra de su uso, pero reiteró que no es un mecanismo efectivo para proteger de contagio a quien lo usa.

En junio, el recientemente fallecido Premio Nobel de Química, Mario Molina, publicó un artículo en el que destacó que el uso de cubrebocas ayuda a disminuir los contagios de covid-19, por lo menos así se demostró en los casos de Italia y la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos. Ni siquiera las pruebas científicas hicieron eco en la visión del gobierno mexicano.

Fue hasta el  11 de julio cuando López-Gatell finalmente dio un giro a su discurso  y recomendó “utilizar el cubrebocas como un instrumento auxiliar de la prevención, particularmente en espacios cerrados como un mecanismo para que la persona que tiene los virus no los proyecte.

“No hay una evidencia clara de que sirva como barrera de protección propia, hay que estar consciente de ello, pero si se usa masivamente, la probabilidad de que las personas que estén con posibilidades de transmitir van (contagien) van a disminuir”, reconoció.

Actualmente ya se le observa llegando a las conferencias con cubrebocas, aunque se lo retira para hablar, con el argumento de que todos mantienen la sana distancia. Otros funcionarios como Ana Lucía de la Garza Barroso, directora de Investigación Operativa Epidemiológica, nunca se lo retiran, aunque estén explicando las diapositivas.

Quien a pesar de todo continúa resistiéndose a utilizar el cubrebocas es el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien resalta en las fotografías de eventos públicos o  en sus giras  por ser el único que no lo porta.

MÉXICO DEFIENDE ESTRATEGIA, PERO LA OMS TIENE OTROS DATOS

La OMS ha criticado en varias ocasiones la estrategia de México para combatir a la covid-19, una de ellas está asociada con el punto previo de este texto: los mensajes coherentes.

En junio pasado, la OMS pidió a los líderes latinoamericanos, en especial al presidente López Obrador, que emitan “mensajes coherentes” para la población, con el objetivo de mejorar el control de la pandemia.

“Los ciudadanos se sienten confundidos si escuchan diferentes mensajes y hay que garantizar que tengan la mejor información para protegerse a sí mismos, a sus seres queridos y a las comunidades”, declaró Ryan.

El 30 de noviembre, la OMS hizo otro llamado de atención a México. Tedros Adhanom Ghebreyesus, encendió las alertas por lo que se vive en el país a causa del virus Sars-CoV2, al declarar que  "la situación en México es muy preocupante. Los números muestran que el país está en mala situación. Cuando suben los casos y también las muertes es un problema muy serio y pediríamos a México que sea serio. Esperamos que todos los líderes den ejemplo".

Al ser cuestionado sobre este tema, el subsecretario López-Gatell minimizó el hecho y dijo que a lo que se refería el director general de la OMS es a mantener las medidas de prevención, las cuales el gobierno ha indicado desde que inició la pandemia.

“No es momento de relajar la atención, la disciplina a estas medidas. Ahorita la sociedad debe reaccionar también frente a esto. Ahorita, no es que el doctor Tedros me lo diga a mí, sí me lo quisiera decir a mí, al secretario de Salud o al presidente, quizá habría mandado un comunicado diplomático, si fuera ese el caso”, destacó López-Gatell.

LA CURVA QUE NO SE APLANÓ

La semana pasada, Mike Ryan respondió a pregunta expresa de SuMédico que algunos países, como el nuestro, “nunca salieron en realidad de la primera oleada con cierto control” y ahora se enfrentarán a un “periodo intenso en el que tienen que poner en práctica todas las medidas preventivas necesarias”.

Esto derriba la teoría del “aplanamiento de la curva” que tanto señaló el subsecretario López-Gatell, así como la frase del presidente López Obrador en abril pasado: “Se ha podido domar la pandemia”.

Las cifras muestran que hubo un descenso de casos y fallecimientos durante septiembre, pero poco duró el gusto, ya que a partir de octubre comenzó un repunte que primero afectó a estados como Chihuahua y Durango y que ahora tienen colapsada a la Ciudad de México.

The New York Times publicó el 21 de diciembre el texto titulado “México tergiversó los datos sobre la gravedad del coronavirus en la capital”, en el que señaló que a inicios de este mes el gobierno federal ya contaba con datos alarmantes sobre la situación de covid-19 en la Ciudad de México que ameritaban el cierre de las actividades no esenciales, pero decidió hacer caso omiso y mantener la actividad económica abierta durante dos semanas más.

“Al hacer el cálculo para Ciudad de México a principios de diciembre, el gobierno utilizó cifras más bajas en dos áreas críticas, el porcentaje de camas de hospital con ventiladores que estaban ocupadas y el porcentaje de resultados positivos de pruebas de coronavirus, de las que se indicaban públicamente en sus bases de datos oficiales”, indicó el Times.