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Después del 8M, mujeres vacían la ciudad; comerciantes no se suman

Después del #8M, el paro de mujeres se hizo presente en instituciones, escuelas y centros comerciales; en el sector informal decidieron no participar

Escrito en NACIÓN el

Un día después de que miles de mujeres se movilizaran en la Ciudad de México en contra de la violencia de género y los feminicidios, el paro de labores y actividades se hizo presente en instituciones de gobierno, comercios, escuelas y algunos centros comerciales.

Sin embargo, el #9M, el #UnDíaSinNosotras o #El9NingunaSeMueve, no incluyó a personas que trabajan en el sector informal o con estudios mínimos, quienes decidieron no participar porque un día sin laborar impacta en sus ingresos.

El #9M originó que algunos puntos de la capital, como avenida paseo de la Reforma, Polanco y Roma, Eje 8, avenida Universidad o Tlalpan las calles y avenidas lucieran semivacías por la ausencia de mujeres quienes que se unieron a la protesta.

Las protestas también alcanzaron a la Cámara de Diputados, a la Policía Federal –sólo trabajadoras de base-, así como a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de México.

En planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), las alumnas también se sumaron al paro de labores. Incluso, algunos planteles como la Preparatoria 7 y el Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyt) 10. En primarias y secundarias, también se suspendieron actividades. En otros casos, los planteles donde imparten clases hombres, los alumnos si asistieron a los planteles.

SE FORMAN FILAS ANTE AUSENCIA DE TAQUILLERAS

LA SILLA ROTA recorrió estaciones del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) donde se observó una disminución de hasta el 40 por ciento en las usuarias que habitualmente lo abordan cada día. Personal del servicio en las estaciones Pantitlán de las líneas 1, 5, 9 y A comentaron que la disminución fue notoria, porque habitualmente los “vagones salen llenos” a primera hora de la mañana, e incluso, tienen que esperar el arribo de un tren más para poder abordar.

El paro de labores contra la violencia de género y los feminicidios incluyó la ausencia de trabajadoras del Metro, entre ellas quienes atienden en las taquillas expendedoras, así como conductoras de trenes.

“El servicio no reflejó afectaciones en la operación y flujo de trenes ni se requirió hacer maniobras adicionales. Asimismo, las usuarias y usuarios no se vieron perjudicados al encontrar cerradas las taquillas, ya que, aunado a las 370 taquillas, existen 312 máquinas recargadoras y expendedoras de Tarjetas de Movilidad Integrada en las 195 estaciones de las 12 Líneas del Metro”, informó el Sistema de Transporte Colectivo Metro.

El cierre de las taquillas causó filas de hasta 20 minutos para poder comprar un boleto para ingresar a los andenes, ya que las máquinas expendedoras estaban abarrotadas por las personas que arribaban a la terminal a primera hora.

En estaciones como Pantitlán las taquilleras fueron de las mujeres más extrañadas, ya que las nuevas máquinas expendedoras no son tan fáciles de usar para quienes no están al día de la tecnología o para aquellos que no llevaban cambio, ya que las sustitutas de las taquilleras solo aceptan billetes y no dan vuelto.

“Sí es grave –violencia contra mujeres-, son cosas que ya se deben de tomar en cuenta y se deben de tomar decisiones. Suponía que no iba a haber servicio. No podemos estar un día sin mujeres, es momento de hacer cosas. Las apoyo”, comentó por su parte Aarón, usuario del Metro, quien a las 6:30am se vio sorprendido por el cierre de taquillas en la estación Ermita de la línea 2.

MOÑITO INSTITUCIONAL

Aunque en el Metro los vagones exclusivos para mujeres –establecidos así hace años no por privilegio, sino para protegerlas de acosadores– este lunes estaban transitables e incluso algunos con lugares vacíos, no era necesario salir de las instalaciones del Sistema de Transporte Colectivo para observar las contradicciones que las mujeres que ahí trabajan enfrentaron para mostrar su adhesión al movimiento.

En los andenes había mujeres policías. Algunas lucían agobiadas porque no todas sus compañeras se presentaron a trabajar y quienes lo hicieron ya estaban avisadas de que doblarían turno para cubrir a las que, pese a las amenazas de descuento del día, no se presentaron.

Las policías portaban un moñito violeta feminista, que era visible y transmitía un mensaje de feminismo. Sin embargo, una de ellas fue consultada si en su caso apoyaba al movimiento y dijo que el moño era para todas, que las autoridades lo distribuyeron y les pidieron portarlo. A ella solo le dio risa.

A unos pasos de los torniquetes la ausencia más visible era la de las taquilleras que no se presentaron a trabajar este 9 de marzo. Sus cabinas lucían oscuras, abandonadas. La misma policía del moñito aclaró que para quienes no tuvieran cargada su tarjeta y tampoco tuvieran a la mano una maquina vendedora de crédito, la instrucción era que se les dejara pasar gratis.

AICM Y PLAZAS NO SE SUMAN A PARO

LA SILLA ROTA también recorrió la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde las actividades fueron normales para mujeres que trabajan en mostradores de Aeroméxico, en cadenas de tiendas comerciales, de renta de vehículos, limpieza, así como vigilancia.

En algunos restaurantes, como Sanborns y Vips, las trabajadoras asistieron con normalidad. La misma situación se presentó en tiendas departamentales como Walmart y Suburbia, o Telcel, donde la asistencia fue normal a pesar de que se convocó al paro de labores y actividades.

SI NO TRABAJO, NO COMO: TORTERA

Luz Santiago Hernández, quien cada mañana vende tortas y bebidas a las afueras del metro Pantitlán, aseguró que apoya las movilizaciones en contra de la violencia de género, sin embargo, reconoció que no se sumó a la convocatoria porque un día sin laborar representa no comer.

“Primera razón y más poderosa es que si no trabajo no como. Tengo tres hijos que mantener y tengo 60 años. De algún modo estoy a favor y de otro en contra, porque ya vimos que hicieron vandalismos. Ya vimos lo que hicieron"

“Sí estaba enterada. Yo vivo sola y tengo que pagar renta. Bien enterada no estoy –del motivo del paro-, pero sí apoyo y no. No apoyo porque nos afecta este tipo de movilizaciones en las ventas y sí apoyo en contra de la violencia de género”, explicó por su parte Leticia, trabajadora de un expendio de gasolina en Circuito Interior.

“No me sumé porque debo de mantener una familia, tengo dos hijos, ahora sí que con o sin movimiento ellos tienen que comer. Sí apoyo para que se acabe la violencia intrafamiliar, pero debemos reconocer que las mujeres nos quedamos calladas. Si yo viviera una violencia así, yo no me quedaría callada”, comentó María Elena, vendedora de frutas en un mercado ubicado en la colonia Ignacio Zaragoza, alcaldía Venustiano Carranza

PARAN ELLAS O PARAN SUS GANANCIAS

LA SILLA ROTA habló con distintas vendedoras que este lunes de #El9NingunaSeMueve no pararon, sino que salieron a las calles a hacer la labor cotidiana que es vender alimentos y con ello obtener el sustento de su familia.

Mostraron su acuerdo con el movimiento feminista pero al mismo tiempo explicaron que ellas no podían parar actividades. A ellas no se les envió una circular donde los jefes le decían que podían tomarse el día o que entendían su lucha y les aseguraban que no habría repercusiones si decidían sumarse al paro.

Para ellas haber parado actividades significaba dejar de tener dinero. No importaba si el negocio de la comida era suyo o eran dependientas. En sus testimonios ninguna negó su solidaridad con el movimiento, pero opinaban que ellas tenían otras formas de apoyar, como la que planteó Laura López, vendedora de tamales en la colonia Portales, quien dijo que ella está al pendiente de su hija.

Aunque el paro era mostrar la aportación de las mujeres en la economía, López sintetizó el papel de la economía en su vida.

“Si no vengo, no gano”, dijo arriba de la caja de su camioneta, mientras bajaba los botes de los tamales para vender y al lado tenía el anafre listo para calentar los litros de atole que cada mañana son la delicia de sus clientes.

Otra señora que no podía darse el lujo de faltar fue Maricruz Domínguez Santos. Aunque su patrón no fue ajeno al movimiento e incluso no vio con malos ojos que faltara, tampoco la engañó. Si lo hacía, no recibiría su sueldo del día, su único ingreso para mantener a su hijo y a sí misma, por lo que su decisión fue trabajar.

“Soy trabajadora, soy madre soltera y ese es mi único ingreso”.

NADA FUNCIONA SIN ELLAS

En los centros comerciales la presencia femenina fue dispareja. Hubo bancos que decidieron no abrir sus puertas, como Bancomer o Santander, quienes presumieron que para apoyar a la mujer habían decidido no tener actividades en las sucursales.

“Estimados clientes, El apoyo a #UnDíaSinMujeres les informamos que esta sucursal permanecerá cerrada el 9 de marzo. Agradecemos su comprensión. En BBVA nada funciona sin ellas”, se leía en un papel pegado en las puertas, la última frase destacada en letras blancas con fondo negro.

Pero otros bancos sí abrieron, como HSBC, que atendió con puros hombres cajeros. En los restaurantes Sanborns –pertenecientes a Grupo Carso- las mujeres vestidas de china poblana con picos intergalácticos sí acudieron, pues ellas también viven de lo que perciben en las propinas.

En las islas donde se instalan representantes de las franquicias más económicas la presencia femenina no varió, ni en tiendas de ropa como Suburbia, en Plaza Universidad.

En otros casos la presencia femenina se dividió. En un puesto de comida del llamado Paseo de la Salmonela, a orillas de Ciudad Universitaria, una dependienta explicó que este 9 de marzo sí habían bajado las ventas, ya que una gran parte de la clientela está compuesta por mujeres estudiantes.

Al cuestionarle si ella pensó en faltar, contestó que no, pero que a otra compañera sí le habían dado el día. Al preguntarle sobre cuál fue el criterio para que a la otra sí le dieran el día y a ella no, sólo atinó a decir que la que se ausentó era más cercana a la patrona.

UN DÍA SIN MUJERES EN CU

Precisamente Ciudad Universitaria y otras escuelas de la UNAM también tuvo un grado de ausentismo notorio en los salones que lucían vacíos de mujeres. En CU en los paraderos se veía a menos estudiantes que esperaban al Pumabús y la mayoría compuesta por hombres. También se notaba en los espacios verdes que en lugar de florecer con risas femeninas solo albergaban silencio, pues generalmente se ven llenos de grupos compuestos de hombres y mujeres, pero este 9 de marzo no tenía a nadie ahí sentado.

Los estacionamientos también tenían espacio para autos, cuando lo usual es verlos con vehículos que esperan un lugar.

Pero la ausencia de ellas debía ser motivo de reflexión y no debía ser una excusa para faltar, se leía en papeles colocados en postes de la propia UNAM.

“El paro de mujeres es una oportunidad para reflexionar, escuchar y cambiar. Este #9M aprovecha con tus compañeros para realizar una mesa de diálogo”, se leía en un cartel.

En otro el mensaje era contundente. “El paro del día #9M es únicamente para mujeres. Tu cómo hombre tienes la responsabilidad de acudir a tus actividades cotidianas y tomar conciencia de la violencia de género. No desvirtúes nuestra causa”.

Ambos mensajes estaban pegados en distintos postes que a su vez funcionan como botones de pánico.

En la Facultad de Economía una enorme manta morada puesta sobre las puertas cerradas muestra la lucha feminista que no es solo por el #8M, sino desde hace meses se sostiene en la UNAM y que en el caso de esta escuela se tradujo en un paro que inicio desde el 28 de febrero pasado.

Ahí tampoco había estudiantes, pero sí una manta colgada con una fórmula para hacer una revolución.

“Lo único que necesitas para iniciar una revolución feminista es una amiga y otra, y otra y otra…”. Aunque algunas mujeres también necesitan fórmula para tener una mejor economía que les permita sumarse a un paro donde ellas sean las protagonistas.

(Rodrigo Gutiérrez)