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Deportaciones masivas no son nuevas y México sigue sin estar preparado: expertos

José Luis Pérez Canchola, de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, consideró que se necesitan políticas integrales transexenales en materia migratoria

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CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- México no está preparado para recibir las oleadas de migrantes que están siendo deportados por el gobierno de Estados Unidos, ni para atender a los migrantes que se quedan o transitan por el territorio nacional, reconocieron especialistas, académicos y promotores de los derechos humanos.

En el foro “Alternativas democráticas ante las deportaciones masivas”, realizado en la Cámara de Diputados, José Luis Pérez Canchola, de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, consideró que México necesita de políticas integrales transexenales en materia migratoria, que funcione sin importar los colores partidistas.

Explicó que las deportaciones masivas se han dado desde siempre en la historia bilateral de México y Estados Unidos, por lo que es un problema arraigado y no necesariamente tiene que ver con las nuevas políticas migratorias del gobierno estadunidense, las cuales también importan.

Sin embargo, advirtió que México tiene una “historia negra” en migración y refugio, y a raíz de la “estridencia” del presidente Donald Trump se entiende este tema como “emergencia” en derechos humanos que debe ser atendida con puntualidad.

“No somos un país, un Estado, una sociedad o un gobierno preparados para atender este tema, a pesar que el problema tiene décadas y décadas”, afirmó.

Para el especialista ya no es el momento para hacer estadísticas, por lo es necesario concentrarse y trabajar en los puntos más sensibles de este tema: los niños, las mujeres y las familias.

Relató que en las escuelas de las ciudades fronterizas se están llenando de niños de distintas nacionalidades, con una contabilización de 53 mil menores registrados en el sistema educativo, de al menos 27 distintos países.

“Es decir, hay familias que se están quedando atorados ahí, como el caso de los haitianos que siguen en Tijuana… este país tiene una historia negra en materia de migración y de refugio, y ahora reclamamos a Estados Unidos derechos humanos, justicia y libertad; debemos ser parejos con todas las nacionalidades”, expuso.

En ese sentido, pidió al Congreso mexicano enfocarse en el derecho de la educación de estos niños que ya están la frontera y en atender a la población deportada.

En este caso, reconoció que si vienen criminales de alto impacto entre los deportados, por lo que es un foco rojo que también deber atenderse con urgencia y al menos un 5 por ciento de esos retornados fuero acusados de ser violadores seriales, homicidas, traficantes, pederastas, polleros, entre otros.

“Necesitamos que el Congreso orden al Instituto Nacional de Migración hacer na radiografía de quién es quién, pensando en el interés superior de las comunidades fronterizas”, expuso.

 

Estrategias

Por su parte, Gloria Soto Montes de Oca, académica de la UAM Cuajimalpa, propuso al gobierno y las organizaciones civiles trabajar en estrategias que claramente den luces sobre las cualidades y aptitudes de los posibles retornados.

“Queremos promover una propuesta para reintegrar al desarrollo económico a los migrantes deportados (…) hay oportunidades para trabajar en temas de desarrollo local y regional”, dijo.

La académica universitaria explicó que México debe preparase para recibir a los retornados, pues todos los que decidan quedarse pueden ofrecer sus servicios adquiridos en aquella nación, por lo que es necesario contar con diagnósticos certeros.

Se debe contar, continuó la especialista, con un perfil de las personas y con el tipo de experiencia laboral adquirida, pero hasta el momento han sido insuficientes todos los esfuerzos en la materia.

En ese sentido, se pronunció por crear estadísticas que permitan identificar los lugares a donde están llegando los deportados, con cada uno de sus perfiles para una posible reintegración.

Edgar Corzo, quinto Visitador General de la CNDH, también consideró que en país no hay buenas prácticas, ni buenas políticas públicas, que permitan la reintegración de los migrantes.

Reconoció que no existen los apoyos necesarios para los albergues, ni para recibir a los deportados que literalmente las autoridades migratorias dejan en la línea entre México y Estados Unidos.

Carlos Armando Arango, director de Casa Aztlán, en Chicago, los migrantes no son mártires y deben verse como personas que pretenden trabajar y vivir como toda la gente vive, por lo que están haciendo una ardua labor para atender las necesidades de los migrantes.

 

lrc